Los ataques cerebrales son una de las principales causas de muerte e invalidez prolongada de adultos en Estados Unidos. Conocer los factores de riesgo es vital para tomar acciones que permitan evitar este tipo de episodios. Según estudios, con atención continua, usando las terapias disponibles y desarrollando nuevas para reducir los riesgos de tener un ataque cerebral, los estadounidenses podrían ser capaces de prevenir cerca del 80% de todos los accidentes cerebrovasculares.
En el caso puntual de Puerto Rico, el derrame cerebral representa un 49% de mortalidad en 70% de los pacientes entre las edades de 55 a 84 años, según el doctor Rafael Rodríguez Mercado, ex rector del Recinto de Ciencias Médicas y actual secretario del Departamento de Salud del país.
De los 5 mil casos de pacientes con derrames cerebrales registrados en el país, solo el 9.2% recibe tratamiento anticoagulante, lo que quiere decir es que el resto podría no estar recibiendo el manejo clínico apropiado en medio de un accidente cerebrovascular. Los cual puede incidir en alta la mortalidad y morbilidad de los ataques cerebrales en Puerto Rico.
Entre las condiciones que más presentan estos pacientes se encuentran la diabetes, hipertensión, hiperlipidemia, historial familiar de diabetes, uso del alcohol y el cigarrillo, en general una serie de factores de riesgo que podrían tratarse con antelación.
Factores de riesgo que se pueden tratar
Esta es una de las principales causas de los ataques cerebrales, en caso de que se detecte que la persona tiene este indicador elevado lo mejor es asistir al especialista con el fin de que se receten medicamentos necesarios para regularla.
Fumar provoca la obstrucción de los vasos sanguíneos lo que puede desencadenar un ataque cerebral.
Los altos niveles de colesterol aumentan las posibilidades de que se produzca un ataque cerebral.
El consumo de alcohol eleva la presión arterial, lo cual está directamente relacionado con lo ataque cerebrovasculares.
El tratamiento adecuado y a tiempo de enfermedades cardíacas como las enfermedades arteriales o de las carótidas, los ataques isquémicos transitorios (AIT), la fibrilación auricular y otros trastornos sanguíneos, ayuda a disminuir las probabilidades de un ataque cerebral.
De manera general es importante vigilar su salud y más si está incluido entre alguno de los grupos de personas con mayor riesgo a padecer un ataque cerebral, el control médico le permitirá identificar problemas a tiempo con el fin de tratarlos por medio de medicamentos, la práctica de ejercicio y una dieta sana.
Fuente: American Stroke Association