Especialistas hablan en exclusiva sobre los avances y actuales retos de la práctica médica en Puerto Rico
Puerto Rico ha sido pionero en avances clínicos y científicos relacionados con enfermedades emergentes como el Virus de Inmunodeficiencia Humana (HIV), y el Cáncer, así como en investigaciones de alto calibre en el campo de las enfermedades gastrointestinales.
Especialistas del calibre de la Dra. Marcia Cruz, la Dra. Esther Torres, Dr. Leonardo Hormaza y el Dr. Iván Antúnez, han formado parte de trascendentales avances en el tratamiento y detención para enfermedades como la Hepatitis C, Crohn’s y el cáncer de colon.
La Revista Puertorriqueña de Medicina y Salud Pública (MSP), organizó una Mesa Redonda con los gastroenterólogos para que describieran el panorama clínico y científico que predominaba en la isla hace una década y destacaran los avances médicos que ha logrado la subespecialidad en la isla.
Puerto Rico no contaba con laboratorios de anticuerpos necesarios para la detención temprana de condiciones como el Crohn’s y la colitis ulcerativa, el fallo hepático, al tiempo que era pobre el acceso a medicamentos por falta de aprobación para su uso en Puerto Rico.
El Dr. Hormaza, vicepresidente de la Asociación de Gastroenterología y Hepatología Pediátrica de Puerto Rico, explicó que “con la falta de estas pruebas se atrasaban los diagnósticos como por ejemplo, enfermedades como el Crohn’s y la colitis ulcerativa. Estas pruebas son fundamentales para conocer qué medicamentos son necesarios y qué tratamiento es el ideal para la población pediátrica”.
Hormaza explicó que ya no hay tanto falso positivo por lo que pueden determinar cómo podría reaccionar el paciente a un posible tratamiento.
Otro reto clínico y científico que recayó sobre especialistas en gastroenterología fue el resurgimiento de la enfermedad de Crohn’s. Precisamente, fue la Dra. Torres, directora del Centro de Enfermedades del Intestino de la Universidad de Puerto Rico (UPR), una de las especialistas que trabajó con esa enfermedad.
La Dra. Torres precisó que hace 10 años el Crohn’s, era una enfermedad extremadamente rara.
“Vemos jóvenes y niños con estas condiciones y con un fuerte grado de severidad y vemos casos nuevos semanalmente con el grado de severidad que no veíamos antes. El reto es manejar a esta población que va creciendo. Ya el manejo clínico de esta enfermedad no se quedó en el libro de texto de medicina. Son de la práctica diaria de la gastroenterología”, explicó.
Torres destacó que el crecimiento del número de pacientes con esta enfermedad se debe que el país cambió su cultura y alimentación agrícola por un estilo de vida similar al de ciudades industrializadas.
Torres expuso que ahora en Puerto Rico reina la dieta de los fast foods”, y que no se expone al sistema inmunológico a la tolerancia de muchos organismos e infecciones intestinales. “Parecería contradictorio, pero los países industrializados tienen mayor incidencia de enfermedades inflamatorias del intestino”.
Del mismo modo, la doctora resaltó la importancia del parasitismo, ya que estos microorganismos tienen un rol importante dentro del microbioma intestinal y la prevención de enfermedades.
“Somos rehenes de nuestro propio progreso como país”, puntualizó Torres, con relación a la industrialización.
“Muchos parásitos se utilizan para tratar estas condiciones. La función de algunos parásitos es cambiar el sistema inmune que está activo que facilita el desarrollo de enfermedades como Crohn’s y colitis ulcerosa por otras células del sistema inmune que previenen este tipo de condiciones”, detalló.
Hace 10 años, Puerto Rico se enfrentaba a una lucha médica por mantener vivos a los pacientes cirróticos y a los que portaban el virus de la Hepatitis C, quienes eran candidatos a trasplantes de hígado. Mantener la calidad de vida de ese paciente inmunocomprometido, se convirtió en un desafío, mientras se esperaba por trasladarlos a los Estados Unidos para ser sometidos a una intervención quirúrgica.
El Dr. Iván Antúnez, presidente de la Asociación Puertorriqueña de Gastroenterología estaba inmerso en ese proceso.
Antúnez sostuvo que los especialistas en la isla daban la milla extra por emitir un diagnóstico rápido a esos pacientes, aplicaban el tratamiento médico ideal y se apuntaban en la carrera de salvarle la vida hasta poder recibir un nuevo órgano.
Recordó que la mayoría de esos pacientes que desarrollaban fallo hepático, fallecían.
“A veces teníamos solo de 24 a 48 horas para emitirle un diagnóstico al paciente, tratarlo y trasplantarlo, que para aquella época no se hacía en Puerto Rico. A veces el paciente también tenía que esperar hasta 12 meses una vez llegaba a los Estados Unidos para recibir un nuevo órgano”, precisó.
Uno de los mayores avances de la ciencia es al mismo tiempo una de sus mayores tragedias.
Otro avance comentado por este diestro equipo de gastroenterólogos es que por primera vez hay una cura para una enfermedad que afecta a más de 170 millones de personas en el planeta según la Organización Mundial de la Salud.
Laboratorios en EE.UU. lograron en los últimos tres años lo que pocos creían posible, medicamentos que hacen desaparecer el virus que causa la Hepatitis C.
Pero para Antúnez es frustrante que el precio de estos remedios impida tenerlo accesible para sus pacientes.
“Es muy frustrante haber participado en muchos tratamiento de hepatitis virales y cuando el desarrollo científico nos permite curar la enfermedad en más del 90% de los pacientes, muchos de ellos no pueden tener acceso a ellas”, le dijo a este medio el médico.
“Los médicos estamos para hacer ciencia, para curar y salvar vidas”, agrega Antúnez.
Otra de las enfermedades que afectaba cada día a más jóvenes era el cáncer de colon, hecho que levantó una sospecha clínica entre los investigadores y gastro-oncólogos de la isla como la Dra. Cruz-Correa.
Ante esa situación, Cruz Correa llevó la voz de alerta hacia el Departamento de Salud y la comunidad médica sobre la urgencia en el cambio de política pública para que los pacientes se realizaran la prueba TIF (prueba de sangre en heces fecales).
“Notamos que en Puerto Rico la media para el diagnóstico de cáncer de colon era a los 65 años, pero esa incidencia se fue moviendo para antes de los 50 años, subía el número de casos en personas más jóvenes. Volvemos a pensar en la dieta como el detonante”, explicó Cruz Correa.
“Ahora se logró que a través de la orden administrativa 334, todos los pacientes con cubierta de salud del gobierno tenga una prueba deprevención de cáncer de colon antes de los 40 años, que es la prueba TIF. Eso fue un cambio histórico que tomó más de 7 años de presentación de datos y somos la única jurisdicción en los Estados Unidos que comienza esta prueba a esta edad”, narró, quien también celebró el rol importante de la Coalición de Cáncer Colorrectal sobre esta gesta.
No obstantes, la científica aclaró que el TIF no es la mejor prueba de detención del cáncer colorrectar al no tener la sensitividad que tiene la colonoscopia como prueba diagnóstica, al afirmar que “la colonoscopia es lo mejor”.
Además de los retos científicos y médicos, los gastroenterólogos del País asumieron un rol protagónico en la investigación y avance clínico de las principales enfermedades que afectaban a los pacientes puertorriqueños, así como en la práctica de las técnicas intraoperatorias y clínicas de la subespecialidad.
La doctora Cruz Correa ha dado paso a una nueva vía científica en la isla, al demostrar el rol de los genes germinales y sus mutaciones en el desarrollo de varios tipos de cáncer, como el colorrectal, que sigue siendo el tumor hereditario que más afecta a la comunidad de pacientes de la isla.
“En Puerto Rico los pacientes de cáncer tienen mutaciones germinales. Hicimos un estudio en el 2007, y el 4 por ciento de los pacientes de cáncer de colon tenían mutación en el gen del Síndrome de Lynch. Ya en el 2014 se aprobó la prueba standard para detectar los tumores de este tipo de cáncer. Ahora hay que educar qué pasará con ese paciente positivo a la mutación y la importancia de la consejería genética. La ciencia se va moviendo a la medicina personalizada”, precisó.
Cruz Correa enfatizó que los proveedores de salud deben tener en cuenta que los pacientes de cáncer en Puerto Rico tienen mutaciones germinales en el DNA.
“Ahora mismo en Puerto Rico se está haciendo pruebas de cernimiento genético para detectar el Síndrome de Lynch, y esto aún no está disponible en muchos estados”, aseveró.
Ese descubrimiento provocó que en Puerto Rico se estableciera la Clínica de Genética, dirigida por la gastroenteróloga del Centro Comprensivo de Cáncer de la Universidad de Puerto Rico (CCCUPR), que busca aumentar a los consejeros genéticos en la isla.
Las pruebas genéticas llegaron a Puerto Rico para iniciar una nueva era en la clase médica, pues han permitido que los especialistas puedan identificar quiénes están a mayor riesgo de desarrollar la enfermedad dentro del núcleo familiar de un paciente con cáncer y aplicar un tratamiento preventivo.
“Hemos avanzado mucho en la medicina personalizada de cáncer hereditario. Un paciente en riesgo de padecer un segundo cáncer lo desarrollaba y punto. El costo de un examen de un gen era excesivo, llegando a los miles de dólares. En estos días un panel de 80 genes cuesta $480, menos que un televisor que da paso a la práctica de la medicina preventiva. Ya existen planes médicos que las cubren”, declaró.
Cruz-Correa enfatizó que todos los avances científicos en la isla deben ir acompañados de un cambio de política pública, para que la información llegue tanto a los proveedores de salud, así como a los médicos primarios y los pacientes.
“Uno de nuestros mayores logros también es el que tengamos un edificio para la investigación. La infraestructura de investigación que tenemos ahora (el Centro Comprensivo de Cáncer de la Universidad de Puerto Rico) nos ha permitido establecer cuáles han sido los factores de riesgo y entonces movernos hacia los tratamientos adecuados para la población y establecer política pública”, puntualizó.
Por su parte, la doctora Torres señaló que según la patofisiología de la condición, cuenta con pruebas de resonancia magnética de avanzada para la enfermedad de Crohn’s que ayudan a determinar el tratamiento adecuado para esta población.
“Tenemos una serie de tratamientos según la patofisiología de estos pacientes. Más todavía, hemos ampliado el área de investigación. Una de las áreas que estamos mirando es la responsabilidad del microbioma sobre el desarrollo de estas enfermedades inflamatorias del intestino, en cáncer, en depresión y eso hace 10 años no lo sabíamos”, reveló Torres.
Agregó que “las pruebas se han ido refinando, los CT’s están diseñados para ver mejor tal o cual cosa; usamos cada vez más la resonancia magnética que no necesita radiación, pero cuesta más”.
“Hay que buscar el balance y evaluar bien cada uno de los pacientes para hacer una decisión sabia y utilizar las pruebas que son necesarias. Es una práctica mucho más retante”, concluyó.