"La violencia se ha normalizado en Puerto Rico", Dr. José Pons Madera

La violencia extrema se ha incrementado y comienza a normalizarse en la vida diaria de Puerto Rico y Estados Unidos, manifestándose en crímenes planificados y agresiones impulsivas que generan miedo e incertidumbre social.

Katherine Ardila

    "La violencia se ha normalizado en Puerto Rico", Dr. José Pons Madera

    Una serie de crímenes brutales ha conmocionado a Puerto Rico y Estados Unidos durante las últimas dos semanas, culminando con un ataque a plena luz del día en un concurrido centro comercial de Bayamón. 

    En este hecho, un hombre de 42 años y con historial de violencia doméstica, fue acusado de saltar el mostrador de un local de comida para apuñalar a su pareja, siendo detenido únicamente por la intervención ciudadana.

    No obstante, este incidente es solo uno más en una lista que incluye el hallazgo de una mujer sin signos vitales junto con su bebé en Ocean Park, un apuñalamiento fatal en Patillas y varios casos de agresiones violentas entre menores de edad en escuelas de Carolina, hechos que luego se viralizan en redes sociales, dejando a su vez incertidumbre, miedo y en algunas ocasiones, revictimización.

    Expertos alertan sobre la normalización de la agresividad social

    Ante todos estos hechos violentos, el doctor José Pons, especialista en psicología clínica y forense, señala que "estamos viviendo algo que especialmente para los que tenemos un par de añitos no estábamos acostumbrados a ver". 

    Su diagnóstico apunta a una peligrosa normalización de la agresividad, explicando que el problema radica en que "la violencia se ha normalizado y en la medida en que las personas entienden que el modo de resolver un problema es utilizando la fuerza, la violencia, o intimidando y en la medida en que el pueblo comienza a ver esto casi a diario...  se llega a normalizar un poco"

    Profundizando, el doctor identifica la impulsividad como el detonante principal de estos actos, un problema que, según él, se atribuye directamente a un fracaso colectivo en la formación de la personalidad:

    "En Puerto Rico ... se dejó de educar la persona, se dejó de educar la personalidad, se dejó de educar y enseñarle a los niños a dialogar, a contener las emociones, a no ser impulsivo, a tener respeto y amor por el otro". 

    Este deterioro educativo, según su perspectiva, es sistémico, ya que "se quitó el deporte, que es el mejor modo para aprender a contener los impulsos. Aquí se quitaron las artes, que es el mejor modo para aprender a calmarse (...) Se quitó todo lo que propende el desarrollo de la personalidad". 

    En consecuencia, se ha perdido el sentido de comunidad y el apoyo vecinal, lo que él define como "uno de los efectos secundarios (...) de la democracia (...), del individualismo", aclarando que, si bien valora la libertad individual, extraña el valor de "la vida en comunidad, respeto y valoro al otro".

    De la impulsividad al desquicie: analizando la mente del agresor

    Al examinar casos específicos, como el del hombre que saltó el mostrador en Bayamón, el doctor Pons, bajo su perspectiva, descarta que una enfermedad mental sea la causa principal y, por el contrario, apunta a una planificación fría impulsada por el rencor. 

    "Es un tema bastante amplio. Pero cuando tú tienes una persona que va específicamente a un sitio, brinca el mostrador, lleva un cuchillo, vas viendo toda la planificación que hay detrás, no se puede decir que la persona estaba imposibilitada por una enfermedad mental", menciona el psicólogo. 

    Para el experto, la clave está en que "lo predominante, lo que dirige todo su mundo interno y mental es algún tipo de desquite". La posesión de un arma blanca y la acción de saltar una barrera física evidencian, en su opinión, una clara intencionalidad, pues "ahí tienes la planificación, la mente clara, la intención de desquite". 

    No obstante, también habla de un factor que es importante en la formación de estos agresores y es su propio historial de trauma. Al respecto, señala que "este tipo de personas, cuando tú buscas los historiales, casi siempre - enfatiza -, vienen de un historial de abuso físico ellos mismos", lo que sugiere un ciclo de violencia aprendido y repetido.

    Por otro lado, al abordar el tiroteo masivo en una escuela católica de Nashville, Tennessee, perpetrado por un joven en proceso de transición de género, que presuntamente no estaba conforme con su transformación, el experto desvincula el acto violento únicamente de la disforia. 

    Basándose en estudios de perfiles criminales, explica que estos hechos son el resultado de una combinación de factores, donde "estos atacantes suelen tener múltiples motivos. Especialmente agravios contra compañeros de clase, agravios contra los maestros, agravios contra la escuela". 

    Frecuentemente, estos agresores tienen historiales de haber sido hostigados, lo que, sumado a otros elementos como el acceso a armas y posibles deficiencias en la cognición social, crea una mezcla explosiva. 

    Prevención, educación y comunidad

    Para finalizar, resulta importante plantear que como bien mencionó en sus declaraciones el doctor Pons, la violencia extrema no surge de un único factor, sino de una interacción entre experiencias personales, carencias en la formación socioemocional y condiciones del entorno. 

    Abordar este problema requiere fortalecer la educación en valores, promover espacios de convivencia saludable, garantizar el acceso a apoyo psicológico oportuno y fomentar la colaboración entre comunidades, instituciones y autoridades. 



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