El abordaje de las enfermedades reumatológicas debe ser integral e interdisciplinario, incluyendo no solo el tratamiento médico, sino también el acompañamiento psicológico, social y emocional del paciente.
En el marco del conversatorio "Vida activa con enfermedades reumáticas: Aprendiendo a cuidarnos mejor", organizado por la Revista Medicina y Salud Pública, se abordaron temas clave sobre las enfermedades reumatológicas, entre ellos el impacto psicológico que estas pueden generar en quienes las padecen.
Más allá de los aspectos clínicos, los expertos resaltaron la necesidad de reconocer las implicaciones emocionales del diagnóstico. En ese sentido, la psicóloga del Hospital Damas de Ponce, Dra. Tamara Molina, enfatizó el valor de la autocompasión en el proceso de adaptación.
"Hay que reconocer que somos seres humanos. Tenemos que ser autocompasivos. Seguramente, en muchas ocasiones, somos muy compasivos con amigos, familiares o conocidos que tienen diferentes condiciones o nos comparten sus situaciones, pero se nos olvida que nosotros somos los primeros que tenemos que ser compasivos con nosotros mismos".
La especialista también destacó la importancia de mantener una comunicación abierta entre el paciente y su equipo de atención médica, ya que esto contribuye a reducir la incertidumbre y favorece el proceso de aceptación del diagnóstico. Además la necesidad de identificar y modificar patrones de pensamiento negativos que interfieren con el bienestar emocional.
"Dentro de los modelos que utilizamos, trabajamos con pensamientos irracionales o patrones maladaptativos para que el paciente pueda transformarlos en algo más funcional. Pero también es importante entender que no siempre hay que ser positivo; es válido todo lo que sentimos", afirmó.
Asimismo, también hizo énfasis en el valor de mantener rutinas básicas como la alimentación, el sueño y la actividad física, en la medida en que la condición lo permita, así como en la práctica cotidiana de la gratitud como herramienta para el bienestar emocional.
Explicó que enfocarse en lo que sí se tiene puede marcar una diferencia significativa en la forma como se asume la enfermedad. "No hay que irse a cosas grandes. Yo tengo agua, tengo un cepillo de dientes, tengo una sábana. Si todos los días me enfoco un poquito en las cositas que sí tengo, definitivamente eso también me va a hacer sentir mucho mejor y aceptar las cosas quizás un poquito mejor", señaló.
También mencionó otras herramientas útiles como la meditación y el mindfulness, técnicas que ayudan a anclarse al presente y evitar patrones de pensamiento rumiantes asociados a la incertidumbre sobre el futuro, y respaldó su efectividad con base en la evidencia científica disponible.
A su vez, la psicóloga subrayó la necesidad de conformar equipos interdisciplinarios que acompañen al paciente en todos los aspectos que puedan verse afectados por la enfermedad.
"No es solamente el equipo de nutrición, psicología o psiquiatría cuando es necesario, sino también trabajo social, terapia ocupacional y física, que ciertamente va a atacar todas las áreas o aspectos de la vida que se ven afectados. Esto ayuda a que la calidad de vida del paciente sea mucho mejor", explicó.
Por otra parte, advirtió que las enfermedades reumatológicas pueden estar acompañadas de ansiedad y depresión, especialmente cuando el paciente comienza a aislarse y siente que ya no puede funcionar con normalidad. Esta situación representa un reto adicional en el abordaje psicológico y afecta directamente la adherencia al tratamiento.
"Imagínense, si uno tiene un paciente con una condición reumatológica que tiene dolor, pero a la misma vez está preocupado, tiene fatiga extrema, seguramente también está desesperanzado, no tiene ayuda... entonces va a disminuir la motivación incluso para seguir las prescripciones del médico. Y así, sucesivamente, se aumenta el dolor, la ansiedad, la tristeza, y la calidad de vida se deteriora mucho más, incluso físicamente", señaló.
Para la Dra. Molina, comprender la noción integral de salud es clave para valorar el papel de cada especialidad en el tratamiento de enfermedades crónicas. La definición propuesta por la Organización Mundial de la Salud contempla el bienestar físico, emocional, social y psicológico, lo que exige un abordaje amplio y coordinado.
"Para tener salud necesitamos un equipo multidisciplinario que trabaje las diferentes condiciones. Muchos pacientes son mayores y, a veces, son los que menos buscan servicios psicológicos, pero ahora tenemos esta oportunidad de ofrecer servicios virtuales, de telemedicina, y así darles acceso, enseñarles cómo acercarse a los profesionales y qué alternativas tienen", concluye.