Óvulos humanos creados a partir de células de la piel: El 9% alcanzó fase de blastocisto

Un equipo de investigación ha desarrollado una técnica experimental que podría revolucionar los tratamientos de infertilidad, aunque todavía faltan años para su aplicación clínica.

Laura Guio

    Óvulos humanos creados a partir de células de la piel: El 9% alcanzó fase de blastocisto

    La infertilidad es un desafío que afecta a millones de personas en el mundo, especialmente cuando no existen gametos viables para la reproducción. 

    La prevalencia mundial de la infertilidad es aproximadamente de 1 de cada 6 personas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

    Esto se traduce en que alrededor del 17.8% de la población mundial se ve afectada por la infertilidad, una condición que se define por la incapacidad de conseguir un embarazo tras 12 meses o más de relaciones sexuales regulares y sin protección. 

    Ahora bien, un equipo de la Universidad de Salud y Ciencia de Oregón (OHSU) ha dado un paso prometedor hacia una posible solución: la creación de óvulos funcionales a partir de células comunes de la piel.

    Una técnica revolucionaria llamada mitomeiosis

    El procedimiento, denominado mitomeiosis, consiste en transferir el núcleo de una célula somática —como las de la piel— a un óvulo donado previamente vaciado de su núcleo. 

    Posteriormente, se induce a que esta célula divida su carga genética, imitando el proceso natural de la meiosis que ocurre en la formación de óvulos.

    La investigación está liderada por Shoukhrat Mitalipov, y su primera firmante es la bióloga española Nuria Martí Gutiérrez, especialista en transferencia nuclear y edición genética en la línea germinal.

    Resultados preliminares alentadores

    El equipo consiguió obtener 82 óvulos funcionales que fueron fecundados con esperma humano. De ellos, un 9% alcanzó la fase de blastocisto, correspondiente a los primeros seis días de desarrollo embrionario. Aunque ningún embrión se cultivó más allá de ese punto, los investigadores consideran que se trata de una prueba de concepto válida.

    "Este trabajo representa un primer paso en nuestro objetivo de ayudar a mujeres que no pueden producir sus propios ovocitos a tener descendencia relacionada genéticamente con ellas", explica Martí Gutiérrez.

    La principal ventaja respecto a técnicas anteriores es que ya no se requiere que la mujer produzca al menos un óvulo maduro. "Solo se necesita una célula somática, por ejemplo de la piel", destaca la investigadora.

    Obstáculos por superar

    A pesar del avance, existen importantes limitaciones. La mayoría de los embriones no progresaron y se detectaron anomalías genéticas significativas. El problema principal radica en que los 23 cromosomas no se eliminan correctamente al formar el corpúsculo polar.

    "Al introducir el núcleo de una célula somática en el óvulo, los cromosomas homólogos no se alinean correctamente en el nuevo huso acromático", explica Martí. Esta falta de alineamiento genera aneuploidías —alteraciones en el número de cromosomas— que impiden el desarrollo normal del embrión.

    Además, los investigadores deben resolver el desafío del imprinting, el mecanismo epigenético que determina qué genes se expresan según procedan del padre o de la madre, esencial para el desarrollo embrionario.

    Aplicaciones futuras

    Las aplicaciones clínicas potenciales son amplias. "El objetivo final es que mujeres que no pueden producir ovocitos puedan tener descendencia", señala Martí. "También podrían beneficiarse parejas del mismo sexo que deseen hijos con vínculo genético con ambos miembros".

    Sin embargo, la investigadora es cautelosa sobre los plazos: "Yo creo que como mínimo faltan diez años para que pueda haber aplicaciones terapéuticas en humanos".

    Valoración de la comunidad científica

    Roger Sturmey, experto en salud reproductiva de la Universidad de Hull, considera que el estudio "aporta un nuevo conocimiento sobre los procesos moleculares que regulan la segregación cromosómica en el óvulo", aunque reconoce que la tasa de éxito es aún baja.

    Por su parte, Ying Cheong, catedrática de medicina reproductiva en la Universidad de Southampton, califica la mitomeiosis como "una prueba de concepto emocionante" que en el futuro "podría transformar nuestra comprensión de la infertilidad y quizá abrir la puerta a la creación de células similares a óvulos o espermatozoides para quienes no tienen otra opción".


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