La hiperglucemia sostenida genera inflamación sistémica que daña directamente los tejidos articulares.
Cuando una persona con diabetes menciona dolor persistente en las rodillas, podría estar revelando una conexión que va más allá del desgaste articular habitual. Este síntoma normalmente suele ser subestimado, pero en realidad debería tratarse como una oportunidad clave para intervenciones tempranas y un manejo más completo de la diabetes.
El dolor de rodilla en personas con diabetes rara vez es una coincidencia. Existe un vínculo fisiopatológico claro: la hiperglucemia sostenida genera un estado de inflamación sistémica que afecta directamente los tejidos articulares.
Scott Isaacs, MD presidente de la Asociación Estadounidense de Endocrinología Clínica y profesor adjunto en la Universidad Emory en Atlanta, lo explica en Medscape: "Muchos pacientes, e incluso médicos, tienden a centrarse en complicaciones más clásicas, como la neuropatía dolorosa o el entumecimiento en los pies, pero la diabetes puede afectar las articulaciones, incluidas las rodillas".
Este mecanismo inflamatorio crónico opera paralelamente al daño microvascular que caracteriza a la neuropatía diabética. Mientras la neuropatía afecta principalmente los nervios periféricos, la inflamación articular ataca directamente cartílagos, membranas sinoviales y tejidos de soporte.
El resultado es un dolor de características mecánicas e inflamatorias que con frecuencia se confunde con artrosis común.
Aunque la obesidad frecuentemente aparece como explicación única, la evidencia muestra que la diabetes independientemente contribuye al daño articular. La glucotoxicidad (el efecto dañino del exceso de glucosa), altera la estructura del colágeno y promueve el estrés oxidativo dentro de las articulaciones.
Isaacs añade: "Me resulta útil explicarles a los pacientes que el dolor de rodillas puede deberse a la diabetes en sí, no solo al sobrepeso. Así como la diabetes puede afectar los nervios y vasos sanguíneos de los pies, también puede afectar las rodillas".
La evaluación del dolor de rodilla en diabetes requiere una anamnesis dirigida. Scott J. Pilla, MD, señala que "Los médicos no suelen evaluar los síntomas de dolor (es decir, no suelen preguntarles a los pacientes si tienen dolor a menos que el paciente se lo indique), por lo que es importante que los pacientes informen al médico cuando presenten un nuevo síntoma de dolor".
La evaluación debe considerar:
El manejo exige un enfoque dual: control metabólico estricto y terapia articular específica. La reducción de la hiperglucemia no es solo un objetivo metabólico sino antiinflamatorio. Cada punto de hemoglobina glicosilada reducido representa menos inflamación sistémica y menor daño articular progresivo.
Las intervenciones deben incluir:
La derivación a especialistas se justifica cuando:
El manejo multidisciplinario que incluye endocrinología, reumatología, ortopedia y rehabilitación ofrece los mejores resultados a largo plazo.
El dolor de rodilla no tratado inicia un ciclo peligroso: limita la movilidad, favorece el sedentarismo, dificulta el control glucémico y acelera el daño articular. Romper este ciclo requiere reconocimiento temprano, educación profunda y intervenciones coordinadas.
El manejo exitoso reconoce que la diabetes es una condición sistémica cuyo control trasciende las cifras glucémicas. Como concluye Isaacs, adoptar un enfoque centrado en las complicaciones que incluya el reconocimiento temprano, la educación del paciente y la atención multidisciplinaria, permite abordar integralmente el dolor de rodilla en diabetes.