Mezclar dos ciencias fue todo un reto para el Dr. Gabriel Martínez, quien ha logrado posicionarse como uno de los más importantes infectólogos de Puerto Rico, gracias a lo que él califica como disciplina y orden.
Sensible ante sus pacientes y fuerte para trabajar por su profesión, así se siente el Dr. Gabriel Martínez, infectólogo puertorriqueño, quien unió su pasión por la medicina a través de una de las carreras con mayor demanda hoy día, la infectología, y su admiración a ejercer leyes en la isla.
Define su éxito como una mezcla de disciplina y orden, sumado a otras como la responsabilidad y el compromiso. “El saber que tienes un norte y un deseo para cumplir tus deseos. Eso me ha ayudado a mí a alcanzar las dos cosas, el compromiso con lo que hago”.
En entrevista exclusiva con Medicina y Salud Pública (MSP), el Dr. Martínez relató que su carrera de medicina inició a los 19 de edad, porque sentía un llamado al servicio público, que se vio reforzado aún más cuando por poco pierde la visión a causa de un accidente.
El hoy especialista con práctica en el Hospital San Cristóbal de Ponce inició sus estudios en ingeniería, pero sufrió un accidente que lo llevó a confiar su destino en manos de la medicina.
“Yo inicié estudiando ingeniería, pero tuve un accidente y fueron años difíciles. A causa de ese suceso perdí un semestre y de ahí entré a la escuela de medicina. Yo no tuve mucho tiempo de gozar mi juventud, pero entré al mundo de muchos conocimientos que me fascinaban y me retaban y estaba seguro de que es lo mío”, relató.
“Vi cuán frágil es el cuerpo humano, y muchas veces necesitamos de alguien para vivir nuestra vida. La vida de otras personas está en tus manos, y claro que te sientes privilegiado porque puedes sacar a las personas de su sufrimiento, pero a la vez da miedo, es una mezcla de sentimientos; porque hay una vida de otra persona que confía en tus manos. Es bonito, pero asusta, asusta mucho”, estableció.
Hoy en día es exigente y comprometido con su labor como infectólogo y abogado, por ello confesó lo que siente día a día cuando atiende a sus pacientes, luego de atravesar todo un proceso de recuperación, el conocer la importancia del apoyo de otras personas, el que la vida dependa del ojo clínico de un especialista, el conocer de primera mano los derechos como pacientes y a la vez, lograr superar estas etapas, no detenerse y continuar el camino para el cual fue llamado.
Renacer de la vista
El Dr. Martínez narró el momento más duro que vivió durante su carrera, ya que su sueño era ser cirujano, pero estando en el segundo año notó que enfrentaba problemas con su visión.
Estando en el cuarto año de estudios en medicina tuvo que volver a enfrentar un equipo médico cirujano, quienes en esa ocasión, intervinieron su córnea para poder continuar con sus estudios y nuevamente recuperar la normalidad sobre su vida.
“En ese momento me quedo sin recursos tuve que eliminar la inscripción de los programas que tenía previsto, y el Dr. Félix Cortés, me dio la oportunidad de realizarme la cirugía, para poder retomar mis estudios en cirugía, pero en el camino apareció la infectología y me di cuenta de lo mucho que podía ayudar”, recordó no nostalgia.
El galeno ha disfrutado cada proceso de aprendizaje.
Testigo de la epidemia del VIH
Precisamente Martínez supo que su llamado era el correcto, cuando tuvo que vivir como médico el resurgir y catástrofe ocasionado por el virus del VIH mundialmente y en Puerto Rico, donde todo paciente que lo adquiría, sucumbía a tan corto tiempo
Yo empecé a formarme en el momento en que se dio la pandemia de VIH (junio de 1981) y tuve la experiencia de aprender de algo muy triste, de ahí sentí el llamado a aliviar el sufrimiento,
en ese tiempo vi morir muchas personas, porque no había tratamiento y por eso me conecté con la idea de ayudar.
“La forma en que llegaron las cosas fue como si todo hubiera estado hecho para mí, yo adquirí un caudal de conocimientos enormes, y esto fue parte de tomar la decisión de especializarme en infectología”, dijo.
Estudiar leyes siendo médico
El Dr. Gabriel Martínez no solo eligió la medicina, sino que además encontró en el derecho la manera de aportar como profesional de la salud para aportar como especialista su pericia en casos legales.
Para finalizar exhortó a los jóvenes que están iniciando su vocación en los primeros años de estudio a no desfallecer y luchar por sus sueños porque al final del camino los resultados y la recompensa es muy agradable y reconfortante.