España es uno de los países del mundo con mayor esperanza de vida ya que, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), se estima que una mujer que nazca en la actualidad vivirá hasta los 89 años
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España es uno de los países del mundo con mayor esperanza de vida ya que, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), se estima que una mujer que nazca en la actualidad vivirá hasta los 89 años mientras que un hombre lo hará hasta los 84 años. Lo que a priori parece una ventaja puede no serlo tanto siempre que la salud empiece a fallar, dado que son muchas las enfermedades directamente vinculadas con el envejecimiento. Una de ellas en el caso de los hombres es la hiperplasia benigna de próstata, un trastorno con una alta prevalencia que afecta hasta al 50 por ciento de los hombres de 50 a 60 años. Y en aquellos de más de 80 años, el problema es ya generalizado dado que afecta a nueve de cada diez.
«No se trata de una enfermedad que ponga en riesgo la vida de los pacientes, pero sí que incide de forma significativa en su calidad de vida, dado que el agrandamiento de la glándula prostática ocasiona que la uretra se comprima, reduciendo e incluso llegando a bloquear el flujo de la orina», explica el Dr. Enrique Rijo, responsable de la unidad de próstata del Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Barcelona. Existe la posibilidad de un tratamiento farmacológico con alfabloqueantes. Pero estos tienen efectos secundarios, como la eyaculación retrógrada, y además su eficacia disminuye a lo largo del tiempo.
Hasta hace poco la alternativa era un tratamiento con las técnicas clásicas como la cirugía abierta o la resección transuretral (RTU) de la próstata, en las que pueden existir complicaciones como la incontinencia urinaria, sangrado que requiera transfusión o la disfunción eréctil y la eyaculación retrógrada. Técnicas más recientes y menos invasivas como la vaporización o la enucleación prostática con láser evitan muchas de esas complicaciones. Sin embargo, también pueden afectar a la eyaculación. Pero en los últimos años se ha avanzado en el desarrollo de nuevas técnicas que evitan este problema y, en ese sentido, el Dr. Rijo ha sido recientemente pionero en la incorporación de un novedoso procedimiento mínimamente invasivo que usa vapor de agua para corregir este problema.
La hiperplasia beniga de prostata es un trastorno con una alta prevalencia que afecta hasta al 50 por ciento de los hombres de 50 a 60 años
La técnica, conocida como ‘Rezum’, consiste en la inyección de vapor de agua en la próstata, lo que provoca la necrosis del tejido (muerte celular) que es después eliminado por el propio cuerpo, «solventando los problemas ocasionados por el crecimiento de la próstata en el paciente», señala este urólogo.
En Estados Unidos cuenta con la aprobación de la Agencia Americana del Medicamento (FDA, en sus siglas en inglés) desde hace cuatro años pero en España no se utilizó por primera vez hasta el pasado mes de enero, cuando la aplicó por primera vez el Dr. Rijo en este hospital barcelonés. Entre las ventajas de este nuevo procedimiento está que consigue preservar la eyaculación anterógrada en hasta un 96% de los casos, y su rapidez, puesto que tan solo son necesarios entre tres y siete minutos para realizarse. "Es una técnica que sin embargo también tiene sus limitaciones. Solo puede aplicarse en pacientes con próstatas que no superen los 100 gramos, es decir, medianas o pequeñas. Y aquellos que toman anticoagulantes tampoco podrían ser tratados con ella sin la suspensión previa del tratamiento", explica el Dr. Enrique Rijo.
Una vez que el procedimiento se lleva a cabo, el paciente puede regresar a su casa a las pocas horas y lo único que necesita es llevar una sonda durante tres a cuatro días, que le será retirada también en el centro hospitalario donde se le practica la intervención. Según explica el especialista, «esto es debido a que se produce una inflamación que puede obstruir el flujo de la orina. Pero es un pequeño peaje que hay que pagar por esta técnica, que no supone tampoco un inconveniente mayor».
La técnica, conocida como ‘Rezum’, consiste en la inyección de vapor de agua en la próstata, lo que provoca la necrosis del tejido (muerte celular) que es después eliminado por el propio cuerpo
El último estudio de la técnica Rezum publicado recientemente en la revista científica ‘Urology’ comunicó una tasa de retratamiento de solo el 4,4% de los casos durante los cuatro años de seguimiento. Al tratarse de una intervención mínimamente invasiva, se reducen también los riesgos asociados y los efectos secundarios. Molestias al orinar, escozor o una pequeña presencia de sangre en la orina es lo máximo que puede llegar a producirse. En todo caso se trata de efectos temporales y transitorios. «A partir de las dos semanas el paciente empezará a notar que mejora en su sintomatología, aunque no será hasta los tres meses que se consigan los beneficios máximos», incide el Dr. Rijo.
Con este procedimiento además se preserva la próstata y todas sus funciones, al ser mucho menos radical que otras técnicas. «En ningún caso produce impotencia sexual ni incontinencia urinaria. El Rezum se trata de una técnica mínimamente invasiva, rápida, segura, con pocos efectos secundarios, que no requiere ingreso hospitalario y que en muchos casos puede sustituir a la cirugía clásica o al tratamiento farmacológico», explica el Dr. Enrique Rijo.