El doctor Miguel ‘Mickey’ Pérez Arzola falleció ayer en Ponce al filo de los 83 años de edad y a tan solo varios meses de su retiro total de las salas médicas del país. Su aportación médica trasciende y permanece.
Era el 1961 cuando llegó de los Estados Unidos luego de haber finalizado sus estudios en Medicina en la Universidad de Temple en Filadelfia. Su primer trabajo fue en la Sala de Emergencias del antiguo hospital Santo Asilo de Damas ubicado en una de las calles del casco de la ciudad.
“Yo lo conocí en el 1961, el era Internista y yo un joven cirujano que había llegado al hospital un año antes que él. Y antes de contarte otra cosa, tengo que decirte sus dos cualidades más grandes. Era un hombre de una inteligencia excepcional y poseía unos valores inquebrantables. No toleraba el error”, contó su homólogo, Dr. Raúl Amstrong, pasado Decano y Presidente de la Escuela de Medicina de Ponce.
El Dr. Pérez Arzola falleció en su casa ubicada en la urbanización La Rambla en Ponce rodeado de su inseparable y amada esposa, hijos y nietos. No hubo reclamos, solo respeto a su valentía de enfrentar la vida con entereza y apasionamiento.
“Hace diez años cerró su oficina como especialista pero se quedó, hasta un año atrás, ofreciendo clases en la Escuela de Medicina de Ponce, además de conferencias científicas y dirigiendo el programa de Residencia de Medicina Interna en el Hospital Damas de Ponce, donde se retiró hace tan solo tres meses”, comentó el Dr. Amstrong.
“Fuimos grandes amigos, él fue mi médico y nuestros hijos crecieron juntos”, agregó.
La medicina ponceña fue pionera en los trasplante de riñón en Puerto Rico para la década de los 70. Y fue el mismo Dr. Pérez Arzola uno de los trasplantados del país en aquella época.
“La segunda de sus tres hijas padecía una condición médica que requería diálisis y cuando comenzaron las operaciones en Ponce, le donó uno de sus riñones a su hija ofreciéndole calidad y años de vida”, manifestó el Dr. Amstrong.
El Dr. Pérez Arzola, en unión a otros especialistas, creó la Sociedad Médica de Distrito Sur de la Asociación Médica de Puerto Rico al tiempo en que establecían la Casa del Médico en Ponce. Esfuerzo que los entusiasmó en desarrollar una escuela y su programa de educación médica en el sur.
“Trajimos muchas conferencias científicas, formamos la convención anual y nos dimos a la tarea de revivir aquella idea de establecer una escuela de Medicina en Ponce”, expresó Amstrong en referencia al proyecto de ley 193 derrotado en la legislatura de Puerto Rico para el 1945 con el planteamiento de que la primera Escuela de Medicina de Puerto Rico debía estar en San Juan y no en Ponce.
A finales de la década del 60, principios del 70 fundaron la Academia Médica del Sur con la intención de promover la educación científica como antesala al 1977 cuando abrió la Escuela de Medicina de Ponce.
“Entonces él combinó la Academia con su oficina privada y la Residencia en el Hospital de Damas. En un inicio compartimos oficina pero cuando los dos despuntamos, nos independizamos pero siendo siempre grandes amigos”, asintió el Dr. Amstrong aún triste por la noticia.
"La historia de la Escuela de Medicina de Ponce, sería inexplicable sin su protagonismo. No me cabe duda de la invalorable trayectoria al servicio de la medicina, de la academia, de la formación de nuevos médicos del doctor Pérez Arzola”, manifestó el Dr. Víctor Ramos, Presidente del Colegio de Médicos y Cirujanos de Puerto Rico.
“Con su fallecimiento los médicos y la academia pierden a uno de los grandes maestros. Y con seguridad que Puerto Rico se queda sin un ciudadano ilustre, un buen amigo, y un mejor padre y abuelo”, declaró el líder de médicos colegiados.
“La partida de Mickey es una perdida enorme para su familia, para mí, para Ponce y para la medicina puertorriqueña”, interpuso Amstrong.
Finalmente, el Dr. Ramos destacó la valía de la generación de médicos que acompañaron a Pérez Arzola en su esfuerzo por la educación médica y las nuevas generaciones de médicos que se beneficiaron de sus conocimientos.
"La huella del Dr. Pérez Arzola será imborrable para todas las generaciones de médicos puertorriqueños por su alto sentido de compromiso y entrega”, concluyó.