La hormona eritropoyetina (EPO) es una sustancia dopante que tiene una larga historia de abuso en los deportes de resistencia, como el ciclismo. Además de promover la producción de glóbulos rojos (eritropoyesis), que mejora el suministro de oxígeno en el organismo, la EPO también protege a las células nerviosas de la muerte celular.
Agencia Latina de Noticias Medicina y Salud Pública
La hormona eritropoyetina (EPO) es una sustancia dopante que tiene una larga historia de abuso en los deportes de resistencia, como el ciclismo. Además de promover la producción y ser receptor de glóbulos rojos (eritropoyesis), que mejora el suministro de oxígeno en el organismo, la EPO también protege a las células nerviosas de la muerte celular.
Sin embargo, para utilizar este efecto para curar enfermedades neurodegenerativas, es necesario prevenir los efectos negativos causados por la Eritropoyetina a través de la formación estimulada de glóbulos rojos.
Investigadores de la Universidad de Göttingen han descubierto un receptor EPO alternativo que también podría potencialmente desencadenar efectos protectores en humanos sin los efectos secundarios de la eritropoyesis. Los resultados fueron publicados en la revista Frontiers in Molecular Neuroscience, según Science Daily.
La eritropoyetina podría utilizarse para tratar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson o para reducir el daño después de los accidentes cerebrovasculares.
Sin embargo, los estudios clínicos han mostrado efectos secundarios graves que, según los conocimientos actuales, se deben probablemente a la capacidad de la EPO para estimular la producción de glóbulos rojos.
Investigadores del Departamento de Neurociencia Celular de la Universidad de Göttingen han identificado un receptor Epo alternativo. Encontraron que el tratamiento con EPO humana también previene la muerte celular en algunos insectos, aunque estos animales no poseen EPO en sí mismos y no tienen el receptor clásico de EPO implicado en la eritropoyesis humana.
Su conclusión: estos animales tienen un receptor diferente que permite a la EPO activar los mecanismos de protección celular similares a los de las células nerviosas humanas.
En el caso de las langostas migratorias, el equipo del profesor Ralf Heinrich ha podido demostrar que el CRLF3 (factor 3 similar a los receptores de citocinas) es precisamente un receptor EPO alternativo de este tipo. Los cultivos de células nerviosas, tomados de cerebros de langostas, mueren en ausencia de oxígeno, similar a las células cerebrales de los pacientes con accidente cerebrovascular.
Mediante la adición de eritropoyetina humana, las células cerebrales de la langosta pueden ser salvadas, pero sólo mientras no se suprima artificialmente la presencia del receptor CRLF3 en las células. El equipo de investigación pudo identificar este receptor en un total de 293 especies animales diferentes. Entre ellos hay 259 vertebrados, incluyendo humanos.
En la historia evolutiva, el CRLF3 surgió al mismo tiempo que el desarrollo del sistema nervioso, lo que sugiere que este receptor juega un papel importante en las células nerviosas.
La similitud de las secuencias de proteínas es sorprendente: El CRLF3 se mantuvo notablemente similar entre los cnidarios (por ejemplo, medusas) y los humanos. "La pregunta importante ahora es si la activación del CRLF3 también previene la muerte celular en nuestro cerebro", señaló Nina Hahn, primera autora del estudio. "Estructuralmente, los receptores CRLF3 de langostas y humanos son muy similares. Esto nos lleva a esperar que su función protectora en el cerebro sea la misma".