Inflamación crónica por obesidad y diabetes aceleraría el cáncer de tiroides

Más allá de la mutación genética inicial, el microambiente inflamatorio sostenido activa cascadas moleculares que favorecen la proliferación maligna y la resistencia a tratamientos.

Katherine Ardila

    Inflamación crónica por obesidad y diabetes aceleraría el cáncer de tiroides

    En el marco del XXI Congreso de la Sociedad Jalisciense de Endocrinología y Nutrición, la Dra. Gloria González Villaseñor, jefa del Departamento de Endocrinología del Centro Médico Nacional de Occidente, presentó evidencias sobre el papel determinante de la inflamación crónica en el desarrollo y agresividad del cáncer de tiroides

    La especialista subrayó que "el control de enfermedades que causan inflamación crónica (síndrome metabólico, diabetes, enfermedad por adiposidad) debe ser parte importante del tratamiento y prevención del cáncer de tiroides". 

    Mientras la mutación genética inicial es el primer golpe carcinogénico, es la inflamación crónica la que crea el microambiente ideal para la progresión tumoral. "La inflamación crónica se asocia a enfermedades de tejido adiposo o a diabetes. Al ser crónicas estamos constantemente con estas citocinas altas y no solo eso: no hacen picos, se mantienen en un nivel". 

    Este estado de alerta inmune permanente activa cascadas moleculares como el factor nuclear kappa beta y STAT3, que no solo perpetúan el círculo vicioso inflamatorio sino que reprograman el metabolismo celular hacia la supervivencia y proliferación maligna.

    Cuando la inflamación sabotea las opciones terapéuticas

    Uno de los hallazgos más preocupantes es sobre el impacto de la inflamación en la eficacia de los tratamientos convencionales. 

    El factor de crecimiento transformante beta, liberado de manera sostenida en contextos de inflamación crónica, "provoca disminución de la cantidad del transportador del simportador de sodio-yodo, lo que genera que esta célula tiroidea ya no pueda 'meter' yodo", anulando así una de las armas terapéuticas más efectivas contra este cáncer

    Pero el daño no se detiene ahí: los radicales libres generados por el estrés oxidativo asociado a la inflamación lesionan el material genético y alteran reguladores tumorales clave como PTEN, mientras la vía FoxP3 puede desencadenar mutaciones en p53, asociadas a pronósticos ominosos.

    El metabolismo tumoral: cuando la glucosa alimenta la malignidad

    La relación entre metabolismo energético y progresión cancerosa fue otro pilar fundamental de la exposición. La experta detalló cómo en los cánceres tiroideos con componente inflamatorio aumentan la expresión de GLUT-1 y la producción de lactato. 

    "El problema del lactato es que acidifica el medio, donde es más probable que haya progresión porque secreta metaloproteinasa y destruye lo que hay alrededor de la célula, que puede moverse a un vaso sanguíneo, infiltrarlo y hacer metástasis. Todo esto por inflamación y mal manejo de algo tan sencillo como la glucosa y la cantidad alta de ácido láctico", argumentó la especialista. 

    Este hallazgo explica por qué pacientes con desregulaciones metabólicas subyacentes desarrollan tumores más agresivos.

    Evidencia clínica

    El análisis de 76 pacientes del Centro Médico Nacional de Occidente reveló datos epidemiológicos contundentes: el 70% presentaba obesidad, el 40% diabetes o prediabetes, y la mayoría cursaba con hipertensión arterial. 

    Estos pacientes no solo fueron diagnosticados en estadios más avanzados, sino que "en el seguimiento vimos que llegaban y respondían peor al tratamiento". La obesidad y el diámetro de la cintura abdominal emergieron como los factores pronósticos más significativos para evolución desfavorable. 

    La evidencia presentada sugiere que sin un abordaje integral del microambiente tumoral, incluso las terapias más avanzadas como los inhibidores de tirosina cinasa ven comprometida su efectividad.



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