La amígdala cerebral, conocida por su papel en las emociones, es también responsable de activar la producción de glucosa durante el estrés. Un estudio explica este mecanismo.
Un hallazgo científico del Hospital Monte Sinaí de Nueva York compartió los hallazgos de un estudio sobre la diabetes y su relación con el estrés.
Resulta que la misma región del cerebro que procesa nuestras emociones también controla directamente los niveles de glucosa en la sangre, creando un vínculo directo entre el estrés emocional y la diabetes tipo 2.
La investigación reveló que la amígdala medial, tradicionalmente conocida por su papel en las respuestas emocionales, funciona como un interruptor maestro para la producción hepática de glucosa.
Los científicos descubrieron un circuito preciso que conecta esta región cerebral con el hígado a través del hipotálamo, estableciendo un canal directo entre las experiencias estresantes y el metabolismo glucémico.
En condiciones normales, este circuito cerebral es una ventaja evolutiva: proporciona energía inmediata para enfrentar situaciones de peligro. El problema surge cuando el estrés se vuelve persistente y se combina con factores dietéticos modernos.
La doctora Sarah Stanley, líder de la investigación, explica: "Los resultados de este estudio no solo cambian nuestra perspectiva sobre el papel del estrés en la diabetes, sino también sobre el papel de la amígdala. Antes, pensábamos que la amígdala solo controlaba nuestra respuesta conductual al estrés; ahora sabemos que también controla las respuestas corporales".
Los investigadores monitorizaron la actividad neuronal en la amígdala medial de ratones sometidos a diversos estresores, desde desafíos sociales hasta estímulos visuales intensos. Los resultados mostraron un incremento simultáneo en la actividad cerebral y los niveles glucémicos.
Posteriormente, al activar artificialmente la amígdala en ratones no estresados, replicaron exactamente la misma respuesta hiperglucémica, demostrando la causalidad directa del circuito neural identificado.
El escenario más preocupante emergió al exponer a los animales a estrés repetido combinado con dieta alta en grasas. El circuito neural mostró desensibilización progresiva: las respuestas se atenuaban pero la producción basal de glucosa se mantenía elevada, creando un estado metabólico prediabético sostenido.
El estudio trasciende el laboratorio y apunta a factores sociales críticos. La investigadora principal enfatiza: "El impacto del estrés en la diabetes es enorme. Pero no se trata solo de la diabetes: el estrés tiene un impacto más amplio en muchas otras afecciones. Esto significa que abordar los determinantes sociales que contribuyen al estrés puede mejorar la salud, incluida la diabetes".
Estrés laboral, presión económica y trauma psicológico emergen así como factores modificables directamente relacionados con el riesgo metabólico.
La identificación temprana de personas con hiperactivación de este circuito podría permitir estrategias personalizadas antes del desarrollo de diabetes manifiesta.
Intervenciones de manejo del estrés como mindfulness, terapia cognitivo-conductual y ejercicio regulado podrían adquirir nueva relevancia como herramientas de prevención metabólica.
Los hallazgos sugieren que el manejo de la diabetes debería incorporar evaluaciones de salud mental y estrategias de reducción del estrés. Hospitalizados con alteraciones glucémicas podrían beneficiarse de intervenciones que modulen este circuito cerebral recién descubierto.
La investigación, apoyada por la Asociación Estadounidense de Diabetes y los Institutos Nacionales de Salud, representa cómo la ciencia básica puede generar aplicaciones clínicas transformadoras. El sistema de salud Monte Sinaí demostró una vez más el valor de integrar investigación neurocientífica con problemas de salud global.
Al comprender mejor estos mecanismos cerebrales, podemos desarrollar estrategias más efectivas para prevenir y manejar una enfermedad que afecta a más de 500 millones de personas worldwide.