Después de 42 años de entrega a la ciencia puertorriqueña, la Dra. Canino cierra su ciclo académico

La doctora Glorisa Canino ha acumulado cerca de 600 publicaciones científicas con revisión por pares, lo que refleja no solo su constancia, sino también su reconocimiento dentro de la comunidad científica internacional.

Mariana Mestizo Hernández

    Después de 42 años de entrega a la ciencia puertorriqueña, la Dra. Canino cierra su ciclo académico

    Después de más de cuatro décadas de servicio a la comunidad estudiantil del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, la doctora Glorisa Canino culmina una trayectoria marcada por el compromiso con la investigación y la salud pública. Su carrera se ha desarrollado entre Puerto Rico y Estados Unidos, sumando cerca de 60 años dedicados a la producción de conocimiento.

    Reconocida como una de las investigadoras puertorriqueñas más influyentes, Canino ha abordado temas de la medicina desde enfoques tanto físicos como fisiológicos, pero su mayor legado se vincula al estudio de la salud mental. A lo largo de su vida profesional, ha logrado entrelazar estas dimensiones —la biológica y la psicológica— en investigaciones que han contribuido significativamente a comprender el contexto puertorriqueño.

    “La ventaja de los investigadores es que nos gusta leer. Para poder investigar hay que leer mucho, porque uno tiene que saber qué es lo que otras personas han publicado en esa área y en qué forma lo que uno está haciendo es original y aporta a la ciencia”, expresó, con la convicción de quien ha dedicado su vida a estudiar, pensar y aportar.

    El impacto de la producción científica

    Asimismo, manifestó que, si bien posee alrededor de 200 libros, su enfoque ha estado en otro tipo de producción académica. Para ella, el verdadero impacto se mide por las publicaciones en revistas científicas con revisión por pares, aquellas en las que otros especialistas del mismo nivel evalúan rigurosamente el trabajo antes de su difusión.

    “Lo más importante son las publicaciones en las revistas competitivas, más que los libros, porque los libros no pasan por lo que se llama peer review, o sea, que otras personas con la capacidad que uno tiene y la misma especialidad revisen lo que uno escribe. Entonces, hay revistas científicas más competitivas que otras. Y lo importante es uno publicar en revistas científicas competitivas, obviamente”, explicó con énfasis.

    Hasta la fecha, acumula cerca de 600 publicaciones de ese tipo, una cifra que evidencia no solo constancia, sino también un reconocimiento sostenido dentro de la comunidad científica internacional.

    Investigación y vivencia del asma

    Por otra parte, resaltó que uno de sus aportes más significativos ha sido en el estudio del asma, una condición de alta prevalencia en Puerto Rico. La doctora Canino explicó que esta enfermedad tiene un componente genético, pero también está fuertemente influida por factores ambientales y sociales como los alérgenos y el estrés. 

    “El ácaro es un insecto altamente alergénico para los asmáticos. En Estados Unidos, por ejemplo, el ácaro se muere en el invierno. Aquí no hay invierno, pues nunca se muere. Entonces vive en las alfombras, vive en los tapizados, y es muy difícil salir del ácaro”, comentó, enfatizando el desafío que representa esta condición en un clima tropical como el puertorriqueño.

    En su caso, no solo ha investigado el tema, sino que lo ha vivido en carne propia. Canino padece asma severa, lo que la ha llevado a experimentar de primera mano la dificultad de controlar esta enfermedad. Gracias a un régimen estricto de medicamentos preventivos —que incluye inyecciones y otros tratamientos— ha logrado evitar episodios por casi cuatro años consecutivos, lo que refuerza su mirada integral y empática hacia esta condición crónica.

    Factores protectores en la salud mental infantil

    En su análisis sobre salud mental infantil, la doctora Canino fue enfática en señalar que la situación en Puerto Rico no es peor que en otros países; por el contrario, considera que existen factores protectores sólidos, como el apoyo familiar y comunitario, que mitigan las consecuencias de entornos familiares adversos. 

    “Cuando un niño viene de una familia con abuso o discordia, muchas veces la familia extendida o los vecinos lo acogen, lo cuidan, le dan apoyo a la madre. Eso ayuda muchísimo”, afirmó.

    Este respaldo social, según explicó, contrasta con lo que ocurre en comunidades puertorriqueñas en Estados Unidos, donde ese tejido de apoyo suele ser más débil. Aunque no ha realizado investigaciones recientes en esta área, aclaró que sus estudios previos mostraban diferencias sustanciales: las prevalencias de enfermedades mentales eran notablemente menores en la isla que en contextos como Nueva York.

    Limitaciones para los estudios longitudinales

    Respecto a los cambios en salud mental a lo largo del tiempo, explicó que los estudios longitudinales necesarios para evidenciar un deterioro sostenido son difíciles de financiar. “Uno tiene que seguir la misma población por al menos una década, pero los fondos federales para estos estudios solo duran cinco años”, señaló. 

    Además, explicó que la línea de investigación en epidemiología psiquiátrica perdió prioridad dentro de las agencias federales, que comenzaron a enfocarse más en aspectos biológicos y genéticos.

    Participación en estudios genéticos

    Aunque ese cambio limitó su campo principal, Canino participó como coinvestigadora en estudios genéticos, especialmente relacionados con el asma. A partir de ellos, concluyó que existe una alta carga genética asociada a esta condición en Puerto Rico y sospecha que algo similar ocurre con la diabetes, aunque no ha profundizado aún en esa línea.

    Finalmente, la doctora Canino advirtió sobre la limitada disponibilidad de profesionales en salud mental, producto de la migración constante y la falta de incentivos adecuados. “En Puerto Rico no hay suficientes especialistas. Psicólogos y trabajadores sociales son los que más hay, pero psiquiatras, muy pocos”, señaló.

    Aunque el gobierno ha intentado retener médicos mediante incentivos, estas medidas no se extienden, según ella, a otros profesionales clave. Esta escasez, sumada a una situación económica precaria y creciente pobreza, agrava el panorama. 

    “La pobreza es un estresor persistente y sabemos que estos factores están asociados con problemas de salud mental, aun sin considerar la genética”, concluyó.



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