Un PSA elevado no equivale automáticamente a cáncer, ya que puede aumentar por inflamación, infecciones u otros procedimientos recientes. Por eso, la evaluación correcta requiere siempre la combinación del PSA con el tacto rectal.

"El cáncer de próstata es uno de los más comunes en hombres porque a medida que los hombres avanzan en edad, la próstata continúa creciendo y ese crecimiento anormal del tejido de la próstata, en algunos pacientes puede llevar a cambios a nivel celular que causan que algunas de esas células se conviertan en células cancerosas", así lo asegura la Dra. Mariela Martinez, uróloga en una entrevista con la Revista Medicina y Salud Pública.
Sin embargo, en Puerto Rico este patrón conocido se ve alterado. La Dra. Martínez enfatiza una tendencia que obliga a modificar las recomendaciones preventivas. "La probabilidad de cáncer de próstata aumenta con la edad, es mucho más frecuente en hombres mayores de 50, aunque en Puerto Rico se ha encontrado que hay pacientes de 40 a 45 años que también han sido diagnosticados con cáncer de próstata".
La uróloga, explica que "en la población boricua tenemos muchos pacientes con cáncer de próstata más jóvenes y con cánceres más agresivos, por lo cual muchos de los urólogos recomendamos que comencemos las pruebas a los 45 en lugar de, como dicen las guías, que es a los 50". Esto exige anticipar la detección una década antes.
A estos factores se suman otros de alto impacto, como la herencia genética. La uróloga advierte que "Es importante entender que si tiene un familiar cercano, dígase un padre, hermano, algún tío que haya tenido cáncer de próstata ... sus pruebas de cernimiento tienen que comenzar más temprano ya que las condiciones genéticas también pueden predisponer al cáncer de próstata".
Aunque la guía general marca los 50 años cómo época clave para realizar los primeros exámenes, ella establece un criterio más personalizado.
"Usualmente la recomendación es que empecemos a los 50 años. Pero, lo que yo digo a mis pacientes es entre los 45 y los 50, dado que en la población puertorriqueña hay una predisposición a encontrar cáncer de próstata en pacientes más jóvenes y con cáncer más agresivo", afirma.
Para los hombres con antecedentes familiares directos, la regla es aún más estricta. "Debe comenzar su prueba 10 años antes al menos y esos pacientes son un poquito más agresivos en cuanto a los cáncer de próstata", explica.
Lo mismo aplica para hombres con ascendencia afrodescendiente o portadores de ciertas mutaciones genéticas, como el BRCA, a quienes se les sugiere iniciar las pruebas entre los 40 y 45 años.
El diagnóstico no se basa en una sola prueba, sino en la combinación de dos: el análisis de sangre para el Antígeno Prostático Específico (PSA) y el tacto rectal.
La Dra. Martínez aclara primero el papel del PSA. "El PSA es una parte sumamente importante del diagnóstico de cáncer de próstata y el PSA no es otra cosa que el antígeno prostático específico, mide la salud de la próstata".
Luego precisa un punto clave: "Hay otras cosas que pueden elevar el PSA, ya sea inflamación de la próstata, infecciones recientes, pacientes que han tenido sondas puestas en su uretra y la próstata o exámenes rectales recientemente, todas esas cosas pueden elevar el PSA".
Por esta razón, el PSA por sí solo no es diagnóstico y debe ser interpretado junto con el examen físico. "En el examen físico hacemos el examen rectal y tocamos la próstata, a través del tacto podemos sentir nódulos. La cantidad de veces que se encuentra un nódulo en examen, en algunos casos con pacientes que el PSA no está significativamente elevado, es bastante importante saberlo, por eso complementamos las dos cosas".
Este dúo es el punto de partida que determina si se necesitan más estudios, como una resonancia magnética o una biopsia.
Un avance fundamental en la urología moderna es entender que no todos los cánceres de próstata son iguales, y que por tanto, no todos requieren el mismo tratamiento.
"No todos los cánceres de próstata requieren tratamiento inmediato, va a depender de cuán agresivo es el cáncer que tiene el paciente, cuán extensiva es la enfermedad dentro de la próstata, si está localizada o no, y también de la edad del paciente y su expectativa de vida".
Para cánceres de muy bajo riesgo, especialmente en hombres mayores, la opción puede ser la "vigilancia activa", un seguimiento riguroso sin intervención inmediata.
"¿Qué es la vigilancia activa? Es un seguimiento que se hace con el paciente en donde hacemos PSA a través del tiempo, hacemos el tacto rectal y hacemos biopsia repetida y vemos si el cáncer empezó poco agresivo".
Cuando el cáncer es más agresivo pero está localizado, las opciones principales son la cirugía (prostatectomía) o la radioterapia.
No obstante, y a modo de cierre, advierte que un cáncer de bajo riesgo no es una licencia para abandonar el control médico. Ante el miedo, el estigma o la postergación, la mejor estrategia es la información combinada con la acción preventiva.
Su recomendación es que los hombres en Puerto Rico, especialmente aquellos con antecedentes familiares o que ya superan los 45 años, deben conversar con su médico y comprometerse con la evaluación periódica.
La combinación anual del PSA y el tacto rectal, dos procedimientos sencillos, puede marcar la diferencia entre detectar un cáncer curable y enfrentar una enfermedad avanzada. La detección temprana, concluye, no solo salva vidas, sino que asegura una mejor calidad de vida, permitiendo a los hombres enfrentar este diagnóstico con más opciones y menos secuelas.