Puerto Rico entre los países más envejecientes: Cuidadores como red principal para mayores y pacientes

Los cuidadores familiares sostienen gran parte del sistema de salud de manera invisible, brindando apoyo a adultos mayores, personas con cáncer, impedimentos o enfermedades crónicas.

Katherine Ardila

    Puerto Rico entre los países más envejecientes: Cuidadores como red principal para mayores y pacientes

    En los hogares puertorriqueños se desarrolla diariamente una labor que sostiene a miles de personas dependientes, una realidad poco visible. Hablamos de los cuidadores familiares, esas personas que entregan su tiempo y energía para atender a seres queridos que requieren apoyo constante en su vida cotidiana.

     "Ya en Puerto Rico el 33% de la población tiene 60 años o más. Estamos hablando que es el cuarto país más envejecido mundialmente", explica José Acarón, presidente de AARP Puerto Rico. 

    Pero contrario a lo que muchos creen, el cuidado no se limita a personas mayores. "Ahí podemos incluir la gente que cuida a alguien que es paciente de cáncer, de un accidente, personas con impedimentos, etcétera. Va mucho más allá y es más amplio lo que es un cuidador o una persona que apoya a un ser querido", aclara Acarón.

    Curiosamente, la crisis de vivienda ha influido en esta transformación. "Como la población más joven no tiene accesibilidad y asequibilidad de comprar casa y se quedan viviendo con los padres, ahí crea entonces el ambiente de la vivienda multigeneracional, que le está tocando también el apoyo y el cuido a un ser querido mayor", analiza Acarón.

    La otra cara: el abandono silencioso

    Mientras algunas familias se reorganizan para brindar cuidado, otra realidad paralela también es visibilizada: el aislamiento de aquellos adultos mayores que se quedaron completamente solos. "Ese es el gran problema que tenemos en Puerto Rico en este momento. Hay una red de apoyo que se ha minimizado", advierte el presidente de AARP.

    Este abandono rara vez es evidente. Ocurre de manera progresiva, casi imperceptible. "El abandono no ocurre en el hospital. El abandono ocurre en su casa, pero se le reconoce y se identifica cuando llegó al hospital, que no tiene a nadie", precisa Acarón.

    Frente a esto, el experto menciona:"jamás va a haber suficientes instituciones de cuidado en Puerto Rico para cuidar a toda la población que estamos teniendo, creciente población de adultos mayores", afirma.

    El valor económico invisible

    Si el gobierno tuviera que pagar por los servicios que estos cuidadores brindan gratuitamente, las cifras serían astronómicas. "El apoyo y el cuidado que dan los familiares a un ser querido, si se fueran a pagar, el gobierno fuera a pagar eso, estamos hablando que sería sobre tres billones de dólares anuales. En Puerto Rico", revela Acarón.

    Pero este aporte tiene un costo humano devastador. Cuidar a alguien con condiciones como alzhéimer o párkinson es una tarea que no conoce de horarios. "24-7", describe Acarón. El desgaste es inevitable. "Y la persona se quema", afirma.

    La mayoría aprende sobre la marcha, sin preparación alguna. "Las cosas importantes en la vida no nos dieron un librito para aprenderlas. Así que tú estás aprendiendo a cuidar a una persona, muchas veces es sin ninguna capacitación", reflexiona.

    Un sistema de apoyo fragmentado

    No obstante, existen esfuerzos de capacitación en instituciones como la Pontificia Universidad Católica de Ponce y la Universidad Central del Caribe, pero el acceso es complicado. "El problema es que no está centralizado y no es fácil de navegar", señala Acarón.

    La reciente Ley 82 del 2023, conocida como la Carta de Derechos de los Cuidadores, es un avance, pero su implementación sigue siendo lenta. "Todavía está muy vago en este momento la implementación de esa ley. Quisiéramos que hubiera sido mucho más agresiva", concluye el experto.

    Mientras tanto, esos 500,000 cuidadores continúan con su labor, sosteniendo un sistema que sin ellos no podría funcionar.

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