La presidenta de la Asociación Americana de Psiquiatría alertó que "una de cada cinco personas" podría sufrir de un trastorno mental y advirtió que factores como la pobreza extrema, las armas y las drogas son caldo de cultivo para la violencia.
Puerto Rico celebró este viernes 5 de septiembre una de las cumbres más importantes del año en materia de salud mental. Organizada por la Asociación de Hospitales de Puerto Rico (AHPR), el evento reunió a expertos de la psiquiatría, psicología y trabajo social, con el objetivo de trazar una ruta de acción concreta para enfrentar una crisis que no da tregua.
Bajo el título "Transformando a través de la Colaboración y Acción Intersectorial", la jornada transcurrió bajo un ambiente de cooperación e intercambio de ideas. Se discutieron algunos temas y desafíos pendientes, como el deterioro de la salud mental, la violencia y el acceso a profesionales de salud mental.
Además, se trabajó sobre propuestas para integrar servicios, capacitar equipos multidisciplinarios y crear redes de contención efectivas para los jóvenes.
En este sentido, una figura influyente fue identificada como una puertorriqueña de carácter internacional: la doctora Teresa Miskimen, presidenta de la Asociación Americana de Psiquiatría, quien conversó con la revista Medicina y Salud Pública:
"Es un honor y un placer regresar a la isla, principalmente para ser partícipe de esta cumbre de salud mental", añadiendo posteriormente que realizó sus estudios en el recinto de ciencias médicas de Puerto Rico antes de completar su residencia en Estados Unidos.
En la entrevista, fueron abordados temas de actualidad como los recurrentes incidentes de violencia y tiroteos en escuelas de EE.UU., para esto explicó que existe un daño generalizado, señalando que "hay un deterioro. No solamente en Estados Unidos, sino a través del mundo. La salud mental, si la vemos como un problema global, sabemos que los comportamientos y la violencia ha ido en aumento".
Asimismo, aseguró que la demanda de servicios también se ha incrementado, citando una estadística alarmante: "Una de cada cinco personas en algún momento van a sufrir de algún trastorno". No obstante, aclaró que esta necesidad de ayuda profesional, que incluye condiciones como la depresión y la ansiedad —las más frecuentes—, no siempre implica condiciones severas que requieran hospitalización, sino que forma parte de un espectro de atención amplio y necesario.
Hablando específicamente de violencia, – que también fue tema de relevancia en la cumbre –, la experta afirma que se trata de un problema de gran complejidad que demanda una intervención integral y temprana.
"Cualquier tipo de violencia se debe tomar en serio, incluyendo cuando son niños", advirtió, haciendo hincapié en que "si como padre o como maestro uno tiene una preocupación del comportamiento de un niño, lo primero es buscar ayuda competente de un profesional de la salud para hacer una evaluación".
Respecto a las diferencias en las manifestaciones de violencia entre Estados Unidos y Puerto Rico, la psiquiatra evitó generalizar y, en cambio, mencionó que es necesario considerar diversos factores de riesgo, como el acceso a armas, el consumo de drogas, un historial de abuso o la pobreza extrema.
Sobre este último punto, afirmó que: "principalmente extrema pobreza, tiende a ser un riesgo alto para la violencia. El estrés que crea la pobreza, digamos la desigualdad, crea violencia".
Finalmente, se discutieron los grandes desafíos, como el acceso limitado a profesionales de la salud mental, una problemática que la doctora Miskimen confirmó que es global. "La fuerza laboral no solamente psiquiátrica, sino la fuerza laboral de salud mental a través del mundo sabemos que no da abasto a la demanda que tenemos hoy en día", afirmó.
Para enfrentar esta brecha, propuso como solución la integración de los servicios, promoviendo el "collaborative care model". Explicó que este modelo es eficiente pues "si uno hace un cuidado integrado donde tú tienes la salud mental y la física a la vez, tenemos no solamente que el paciente está recibiendo servicios a tiempo sino que también uno está aumentando inmediatamente la fuerza laboral".
Para concluir, reiteró el compromiso de colaboración continua de la asociación que preside, afirmando: "de verdad que estoy buscando muchas más opciones aquí en Puerto Rico y estamos dispuestos y con la esperanza de que el American Psychiatric Association siga colaborando entonces con la salud mental no solamente en Puerto Rico sino a través del mundo".
Puerto Rico tiene los conocimientos y la voluntad para transformar su sistema de salud mental. Ahora, lo que sigue es actuar.