Paciente con VIH sin tratamiento sufre dolor dental y destrucción del tabique por delirio de parasitosis

La evaluación odontológica reveló múltiples caries, ausencia de piezas dentales y hallazgos faciales críticos como la pérdida completa de la columela y destrucción casi total del tabique nasal.

Katherine Ardila

    Paciente con VIH sin tratamiento sufre dolor dental y destrucción del tabique por delirio de parasitosis

    Un hombre de 35 años acudió a urgencias dentales con dolor bucal generalizado de tres semanas de evolución, que describió como insoportable y que afectaba su descanso nocturno. 

    En una escala del 0 al 10, calificó su dolor como 9 en el maxilar derecho y 8 en el mandibular izquierdo. Sus signos vitales mostraron presión arterial elevada (144/90 mmHg), taquipnea (26 respiraciones/minuto) y fiebre de 101.0 °F. 

    El paciente tenía antecedentes de VIH diagnosticado hacía 10 años, con incumplimiento terapéutico durante los últimos 5 años, y posible hepatitis B no confirmada. Refería automedicarse con más de 10 comprimidos diarios de Tylenol extrafuerte y Advil, además de medicamentos no identificados obtenidos de amigos. 

    Desconocía sus valores de linfocitos T CD4 y no recordaba su última consulta médica.

    Hallazgos clínicos y examen físico

    El examen intraoral reveló múltiples caries de diversa severidad y ausencia de piezas dentales, aunque el dolor generalizado impedía localizar un origen específico. La piel presentaba sequedad y decoloración. 

    Destacaban hallazgos extraorales críticos: una desviación marcada del tabique nasal y lesiones costrosas en brazos, cara y nariz. La imagen documentaba la pérdida completa de la columela y la destrucción casi total del tabique nasal. Al ser interrogado, el paciente atribuyó estas lesiones al rascado constante por prurito nasal intenso.

    Manejo clínico y derivación

    El equipo dental consideró inseguro proceder con el tratamiento debido a la falta de historial médico actualizado, la incertidumbre sobre su estado inmunológico (valores de CD4 desconocidos), la posible hepatitis B no controlada y la automedicación agresiva. 

    La ausencia de radiografías dentales o CBCT, imprescindibles para un diagnóstico morfológico preciso, junto con la falta de recursos económicos del paciente, llevaron a la decisión de derivarlo a un hospital de condado para atención dental con soporte médico integral. Se perdió el seguimiento del paciente, por lo que no se confirmaron diagnósticos definitivos ni se conoció su evolución.

    Discusión

    Este caso (White M, Evans D, Frey G, Johnson CC, Warner BF.) ilustra un cuadro complejo donde convergen dolor dental severo, destrucción facial autoinfligida y comorbilidades sistémicas no controladas. 

    La destrucción nasal observada sugiere un cuadro de delirio de parasitosis (o formicación), común en el abuso de sustancias como metanfetamina o cocaína, aunque no confirmado en este caso. 

    Estos estimulantes provocan vasoconstricción, xerostomía extrema, bruxismo y comportamientos compulsivos como el rascado repetitivo, daños tisulares devastadores.

    La presencia de VIH no tratado y posible hepatitis B agrava el panorama, ya que la inmunosupresión y la inflamación crónica potencian el daño tisular y dificultan la cicatrización. 

    El diagnóstico diferencial debería incluir enfermedades autoinmunes como la granulomatosis con poliangeítis, aunque la negativa del paciente a admitir consumo de drogas y la falta de estudios complementarios impidieron confirmar etiologías.

    Los profesionales dentales deben extremar la precaución ante la posible presencia de adulterantes en drogas y los efectos sistémicos de estas, priorizando la estabilización médica antes de intervenciones dentales. La educación en higiene oral, el manejo de la xerostomía y la derivación a especialistas son pilares del manejo posterior, aunque en este caso la pérdida de seguimiento impidió implementarlos.



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