Investigadores crean una molécula que combina dos estrategias inmunológicas para atacar tumores de forma selectiva, superando las limitaciones de terapias anteriores.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Basilea y el Hospital Universitario de Basilea ha logrado un avance significativo en la lucha contra el cáncer al desarrollar una proteína de fusión que combina dos potentes estrategias de inmunoterapia en un solo tratamiento.
Esta innovadora molécula puede bloquear las señales de "no atacar" que utilizan las células cancerosas mientras activa selectivamente las células inmunitarias encargadas de combatir los tumores.
Los resultados del estudio, publicados en la revista Science Translational Medicine, representan un paso crucial hacia terapias contra el cáncer más eficaces y con menos efectos secundarios, ofreciendo nueva esperanza a millones de pacientes en todo el mundo.
En la década de 1980, Linda Taylor, diagnosticada con cáncer de piel avanzado a los 33 años, protagonizó un hito médico al curarse mediante un tratamiento experimental desarrollado por el doctor Stephen Rosenberg en el Instituto Nacional del Cáncer (EE. UU.).
La estrategia utilizaba interleucina-2 (IL-2), una molécula que estimula el sistema inmunitario para atacar tumores. Este caso marcó el inicio de la inmunoterapia moderna y convirtió a la IL-2 en la primera de estas terapias aprobada por la FDA.
Sin embargo, el uso clínico de la IL-2 no estuvo exento de limitaciones: además de provocar efectos adversos severos, también podía activar células T reguladoras, que en lugar de combatir al tumor lo protegían, debilitando la eficacia del tratamiento.
Con el objetivo de superar estas limitaciones, el equipo liderado por el profesor Alfred Zippelius, del Departamento de Biomedicina de Basilea, trabajó junto a Roche en el diseño de una proteína de fusión que combina dos mecanismos clave:
IL-2 variante (IL-2v): Optimizada para activar únicamente las células inmunitarias que destruyen tumores, evitando la activación de las células supresoras.
Anticuerpo anti-PD-1: Que bloquea la señal de "freno" que los tumores envían al sistema inmunitario, permitiendo que las células defensivas actúen con mayor eficacia.
La integración de ambas estrategias en una sola molécula permite dirigir de forma precisa la activación inmunitaria hacia el entorno tumoral y, al mismo tiempo, liberar los frenos que bloquean la respuesta del organismo frente al cáncer.
Los investigadores probaron la nueva proteína en células inmunitarias obtenidas de pacientes con cáncer de pulmón. Los resultados mostraron que:
La molécula activó selectivamente linfocitos T citotóxicos responsables de destruir células cancerosas.
No estimuló a los linfocitos T reguladores, responsables de frenar la respuesta inmunitaria.
Logró reactivar células inmunitarias agotadas, que permanecían inactivas tras la exposición crónica al microambiente tumoral.
"Normalmente, el tumor restringe al sistema inmunitario, pero esta molécula de fusión logra superar esa inhibición y reactiva las células de defensa", explican los autores del estudio.
El avance representa un paso decisivo en la evolución de las terapias biológicas contra el cáncer. Según los investigadores, esta doble acción podría reducir la toxicidad observada en terapias previas con IL-2, a la vez que aumenta la potencia antitumoral.
Actualmente, la proteína de fusión se encuentra en un ensayo clínico de fase I en curso dirigido por Roche, cuyos resultados serán fundamentales para evaluar su seguridad, eficacia y potencial aplicación en distintos tipos de tumores sólidos.