Según estudio, el cáncer cervical afecta principalmente a mujeres de bajos ingresos en EE. UU., entre las mujeres con menos recursos se encuentran las latinas, lo que resalta las desigualdades socioeconómicas en acceso a prevención y tratamiento.
Un nuevo estudio del Centro Anderson de Cáncer de la Universidad de Texas pone de manifiesto las graves disparidades en la incidencia del cáncer cervical en Estados Unidos, revelando que las mujeres que viven en condados con bajos ingresos son las más afectadas.
En la revista International Journal of Cancer se publica la investigación, en la cual indica que, en 2019, la tasa de incidencia de este tipo de cáncer fue casi el doble en mujeres de zonas más pobres en comparación con aquellas que residen en áreas de mayores recursos.
El estudio, liderado por la investigadora Trisha Amboree, destaca que las latinas son el grupo con la mayor incidencia absoluta de cáncer cervical.
En 2019, la tasa de este cáncer entre las latinas que viven en condados de bajos ingresos fue de 17,3 por cada 100.000 mujeres, una cifra significativamente superior a la de las mujeres blancas en las mismas condiciones, cuya tasa fue de 13,6 por cada 100.000.
Esta cifra es 2,4 veces mayor que la de las mujeres blancas residentes en condados de altos ingresos, donde la tasa de incidencia es de 7,2 por 100.000.
El estudio pone de relieve que, a pesar de los avances en programas de prevención del cáncer a nivel nacional, las mujeres en situaciones socioeconómicas más desfavorecidas enfrentan barreras significativas para acceder a exámenes de detección y tratamientos.
Estas dificultades resultan en diagnósticos más tardíos, cuando el cáncer ya ha avanzado a etapas más graves, lo que aumenta el riesgo de mortalidad.
"Estas conclusiones son muy preocupantes", indicó Trisha Amboree, autora principal del estudio. "A pesar de décadas de progreso en la prevención del cáncer, las mujeres en comunidades de bajos ingresos aún enfrentan obstáculos que las llevan a ser diagnosticadas en etapas avanzadas, lo que puede resultar en más muertes", agregó.
El cáncer cervical es una de las formas más prevenibles de cáncer, gracias a la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) y a los exámenes de detección temprana, como la citología y la prueba de VPH.
Sin embargo, el estudio resalta que las desigualdades en el acceso a estos servicios preventivos siguen siendo una preocupación importante. Según Jane Montealegre, otra de las autoras del estudio, "estos datos agregan más evidencia sobre cómo el estatus socioeconómico está impulsando un aumento de las desigualdades en salud".
El cáncer cervical se clasifica en cuatro etapas, y la más avanzada es cuando la enfermedad se propaga más allá de la pelvis, afectando otros órganos como la vejiga o el recto.
Según el estudio, la tasa de incidencia de cáncer cervical en 2019 en mujeres de bajos ingresos fue de 14 por cada 100.000 mujeres en condados pobres, frente a 8,4 por cada 100.000 en condados más ricos.
Entre las mujeres afroamericanas, la incidencia fue relativamente similar en ambos tipos de condados, con una tasa de 13,3 por 100.000 en áreas de bajos ingresos y de 13,1 por 100.000 en zonas de altos ingresos.
Los expertos coinciden en que estas acciones podrían reducir drásticamente la incidencia y la mortalidad de cáncer cervical, al mismo tiempo que ayudarían a cerrar la brecha en salud que existe entre las mujeres de diferentes clases socioeconómicas.
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