Licenciada en nutrición, destaca la importancia del control de porciones.
El hábito de merendar hace referencia a consumir una pequeña cantidad de alimentos entre comidas, bien puede ser a media mañana o durante la tarde, o bien, puede ser en ambos casos; depende del proceso que esté llevando a cabo el paciente.
Lo cierto, es que las meriendas deben consumirse sí o sí transcurridas dos horas y media o máximo tres horas después de la última comida, sea el desayuno o el almuerzo. Así lo hizo saber la Licenciada Wanda González, quien es nutricionista, dietista y fisióloga del ejercicio, en un espacio exclusivo de la Revista de Artritis y Reumatología, fuente aliada de la Revista de Medicina y Salud Pública.
Explicó que estos alimentos deben tener un aporte de 150 a 200 calorías. "Hay productos comerciales que se mercadean como meriendas, pero que aportan entre 300 a 400 calorías, lo que contaría como una comida principal. Si (el paciente) se encuentra en proceso de perder o mantener peso, estos productos no son una opción".
Además, también se debe evaluar diferentes factores para determinar si son necesarias dos o incluso tres meriendas al día: todo esto depende de nuestra rutina diaria, nuestros horarios y los hábitos alimenticios que estemos llevando a cabo.
Es necesario merendar todos los días
Debemos partir del hecho de que las meriendas aportan energía al organismo, por ello son tan recomendadas para los niños en etapa escolar. "Les permite mejorar la concentración, tienen un mayor enfoque y están más alertas, es decir, que la merienda puede influir, de alguna manera, en el rendimiento académico", explicó la licenciada.
Y es que, recordemos que, el cerebro es el órgano que más energía utiliza a lo largo del día. Los alimentos se convierten en ese impulso que lo recarga, como si fuera gasolina.
"Cuando no comemos, podemos sentirnos aturdidos, confundidos, podemos experimentar dificultad para enfocarnos y todo esto puede afectar nuestro diario y la ejecución de nuestros quehaceres", mencionó la experta.
Adicionalmente, se ha comprobado que estas pequeñas comidas contribuyen a la saciedad y permiten que sea más fácil controlar las porciones. Como resultado de este proceso, podemos mantener un peso adecuado y estable.
"También, nos ayudan a cumplir con los requisitos nutricionales, ya que al tomar meriendas variadas y balanceadas, estaremos aportando los minerales y las vitaminas ideales para los procesos antiinflamatorios, al tiempo que nos aportan fibra, que contribuye a la sensación de saciedad, evita el estreñimiento y regula los niveles de colesterol".
Las meriendas y el ejercicio físico
A pesar de que se ha popularizado la técnica del ayuno combinado con el ejercicio, la experta resalta que se debe tratar de tomar una merienda pequeña antes de hacer ejercicio, de esta manera, la persona va a tener más fuerza y más energía para poder realizar las actividades propuestas sin ningún tipo de debilidad o incluso lesión por sobreesfuerzo.
"Si no tenemos la energía suficiente para hacer esa actividad, tendemos a hacer esfuerzos adicionales: nos obligamos a hacer un poquito más de fuerza porque pensamos que no podemos, y la realidad es que no tenemos la energía suficiente para hacerlo. Ese sobreesfuerzo puede hacer que nos lastimemos", sugirió.
¿Qué alimentos se deben excluir de las meriendas?
La experta recalca que de las meriendas debemos excluir los siguientes alimentos:
*Azucarados: galletas, bizcochos, donuts, dulces y productos de repostería
*Altos en sodio: galletas de soda, papas de bolsa, nueces saladas
*Bebidas carbonatadas o con azúcares añadidos
"El exceso de azúcar causa inflamación y dolor, por lo que debemos fijarnos en la etiqueta nutricional y que ese producto no nos aporte más de 6?g de azúcar", explicó. "El sodio nos lleva a una retención de líquidos, descontrol en los niveles de la presión arterial y nos compromete a nivel cardiovascular", concluyó.
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