El dolor fue identificado como uno de los síntomas más frecuentes en esclerosis múltiple, con una prevalencia del 63,2% entre los pacientes.
Este sábado se llevó a cabo en el hotel Four Points by Sheraton de Caguas el seminario educativo sobre Esclerosis Múltiple (EM) y trastornos del espectro de la neuromielitis óptica (NMOSD) organizado por la Fundación de Esclerosis Múltiple de Puerto Rico. El evento contó con la participación de tres especialistas en estas condiciones, así como con la asistencia de pacientes y cuidadores interesados en conocer más sobre estas enfermedades del sistema nervioso central.
Durante la jornada, se abordaron aspectos clínicos, avances en tratamientos y la importancia del enfoque interdisciplinario para el manejo integral de los pacientes.
"Esta condición afecta el sistema nervioso central y requiere un tratamiento diseñado para modular o suprimir parcialmente el sistema inmunológico sin comprometer la defensa frente a infecciones. Es fundamental un abordaje conjunto que incluya inmunólogos clínicos, reumatólogos, internistas, psiquiatras, psicólogos y especialistas en manejo del dolor", explicó el Dr. Nicolás Pérez, neurólogo especialista en Esclerosis Múltiple.
Asimismo, el especialista hizo énfasis en la necesidad de un abordaje colaborativo, señalando que el trabajo conjunto entre disciplinas médicas puede marcar la diferencia en los resultados clínicos. Profundizó también en aspectos anatómicos del sistema nervioso central, destacando que está compuesto por el cerebro, la médula espinal y el cordón espinal, siendo esta la región más afectada en la esclerosis múltiple.
Particularmente, explicó que el cuerpo calloso puede contener entre 300.000 y 400.000 axones por milímetro cuadrado, lo que se traduce en hasta 400 millones por cada milímetro cúbico de materia blanca, dependiendo de la región analizada. Esta zona se convierte en la primera víctima de los procesos inflamatorios que caracterizan a la enfermedad.
"Estamos hablando de un proceso inflamatorio que se origina en la periferia del sistema nervioso central y que penetra causando una reacción inadecuada del sistema inmunológico. Este deja de reconocer el tejido propio y activa células que destruyen la mielina, la cual es la cubierta que protege los axones. Aunque el daño afecta una pequeña proporción del tejido total, sus consecuencias pueden ser irreversibles", explicó.
A partir de este mecanismo, el experto expuso cómo surgen los síntomas clínicos, enfatizando que no todos los procesos inflamatorios son iguales. En el caso de la neuromielitis óptica, por ejemplo, existe un marcador inmunológico específico, lo que permite diferenciarla de la esclerosis múltiple. Esta distinción es crucial, ya que algunos tratamientos eficaces para una de estas condiciones pueden ser perjudiciales para la otra, lo que hace indispensable un diagnóstico oportuno y preciso.
La inflamación en el nervio óptico, a menudo bilateral, y la afectación del cordón espinal son manifestaciones típicas de la neuromielitis óptica. También se abordó el periodo prodrómico de la esclerosis múltiple, el cual puede extenderse hasta diez años antes de que se presenten síntomas definitorios.
Durante esta etapa, los pacientes pueden experimentar fatiga, trastornos del sueño, alteraciones emocionales y disfunciones urinarias, intestinales o sexuales, síntomas que pueden confundirse fácilmente con otras condiciones clínicas.
"Muchos pacientes que luego desarrollan esclerosis múltiple presentaron años antes una combinación de síntomas inespecíficos como dolor, trastornos del sueño y problemas emocionales. Estudios longitudinales han confirmado esta tendencia, lo que indica que el sistema inmunológico ya estaba alterado mucho antes del diagnóstico definitivo", señaló el neurólogo.
En el caso particular de la neuromielitis óptica, se describieron síntomas neurológicos atípicos que pueden preceder el diagnóstico. Entre ellos, se encuentran la ataxia (una pérdida de coordinación al caminar o mover los brazos), alteraciones en el ritmo cardíaco y respiratorio, y fenómenos de hipo persistente que pueden durar semanas. Estas señales, aunque poco comunes, pueden ser claves para anticipar el diagnóstico en etapas tempranas.
Asimismo, se abordaron presentaciones infrecuentes como la neuralgia del trigémino, asociada tanto a esclerosis múltiple como a neuromielitis óptica, y cuadros como la encefalomielitis aguda diseminada (ADEM), más frecuentes en niños. Aunque no todos los casos progresan a esclerosis múltiple, su seguimiento es fundamental.
Por su parte, el Dr. Eduardo Ibarra, especialista en anestesiología y manejo del dolor, destacó la importancia de identificar con precisión el tipo de dolor y su impacto en la funcionalidad del paciente.
Señaló que no todos los dolores son iguales ni requieren el mismo abordaje terapéutico, ya que "cada tipo de dolor responde a tecnologías distintas". Explicó además que, en el caso de la esclerosis múltiple y la neuromielitis óptica, el dolor puede adoptar múltiples formas, siendo el dolor neuropático uno de los más prevalentes.
Este tipo de dolor, asociado al sistema nervioso, puede manifestarse como disestesias (sensaciones anormales al tacto) o neuralgia trigeminal, una de las formas más severas y características dentro de esta población. El especialista recordó que esta última ha sido históricamente descrita como un dolor incapacitante, llegando a asociarse incluso con el suicidio por su intensidad extrema.
"Cuando aparece, no es frecuente, pero sí es muy significativa. El paciente puede describirla como un golpe eléctrico en la cara que aparece y desaparece de forma intermitente. Muchos de estos pacientes llegan a consulta luego de años de tratamientos ineficaces con Neurontin o carbamazepina. He tenido pacientes que han vivido más de una década con dolor continuo porque no fueron remitidos a tiempo", relató el Dr. Ibarra.
Agregando que, en su práctica, realiza bloqueos del ganglio de Gasser mediante radiofrecuencia, con una tasa de éxito entre el 95% y el 98% de los casos.
El experto también se refirió a la espasticidad muscular, otro síntoma frecuente en personas con esclerosis múltiple. Esta condición, que no todos desarrollan de forma severa, puede tratarse inicialmente con relajantes musculares como el baclofeno. No obstante, en casos avanzados, se recurre a la implantación de bombas intratecales que administran dosis precisas del fármaco directamente al cordón espinal, logrando una relajación profunda y sostenida.
En relación con otros tipos de dolor, como el músculo-esquelético, mencionó que suelen responder bien a medicamentos convencionales y ejercicios de rehabilitación, sin necesidad de analgésicos mayores. Asimismo, explicó que muchos de estos cuadros están mediados por procesos de sensibilización central, donde la inflamación crónica altera los mecanismos descendentes del sistema nervioso encargados de modular el dolor.
"El dolor crónico en estos pacientes se mantiene en parte porque el cerebro pierde la capacidad de enviar señales que calmen esa percepción. Es una disfunción que ocurre por el mismo proceso inflamatorio que caracteriza a estas enfermedades", explicó el especialista.
En el cierre del evento, el Dr. Ángel Chinea, neurólogo especialista en esclerosis múltiple, abordó uno de los temas más relevantes para el seguimiento clínico de los pacientes: las recaídas. Subrayó la necesidad de comprender no solo su definición, sino también su impacto funcional. Una recaída, explicó, se considera un episodio de disfunción neurológica nueva o recurrente, con una duración mínima de 24 horas y sin una causa externa identificable, como una infección o fiebre, que pudiera simular síntomas similares.
"Muchas veces, confundimos una pseudo-recaída con una recaída verdadera. Por ejemplo, si el paciente presenta fiebre o una infección urinaria y muestra síntomas neurológicos, no debemos apresurarnos a administrar corticoides sin antes descartar una causa infecciosa, ya que esto podría agravar el cuadro", advirtió el especialista.
Las recaídas pueden clasificarse según su extensión: desde aquellas que afectan un único sistema, como la neuritis óptica, hasta las polisintomáticas, que involucran múltiples funciones neurológicas como la visión, la coordinación o la fuerza muscular. La gravedad también varía ampliamente, desde episodios leves, que no interfieren significativamente con la vida diaria, hasta cuadros severos que requieren hospitalización. En algunos casos, puede haber recuperación completa; en otros, secuelas permanentes.
Un fenómeno clínico de especial atención son las recaídas subclínicas, en las que no hay síntomas evidentes, pero sí lesiones visibles en la resonancia magnética. Según el neurólogo, estas lesiones pueden anticiparse incluso antes de que aparezcan manifestaciones clínicas, especialmente cuando se localizan en regiones como el cuerpo calloso, una zona comúnmente afectada en esclerosis múltiple.
"El sistema nervioso central tiene una capacidad de compensación que denominamos reserva funcional. Esa reserva permite que el paciente, aunque tenga lesiones activas, no presente síntomas evidentes. Pero con el tiempo, si no se controla la inflamación, esa reserva se agota", explicó el Dr. Chinea, quien también enfatizó que factores como el tabaquismo pueden deteriorar significativamente esa reserva y agravar el curso de la enfermedad.
Durante su intervención, también se mencionaron síntomas frecuentes que podrían asociarse a una recaída, como la fatiga extrema, el deterioro cognitivo, alteraciones del equilibrio o un aumento súbito de la espasticidad. En algunos casos, este último síntoma puede estar relacionado con infecciones urinarias subyacentes, por lo que se recomienda su evaluación cuidadosa antes de atribuirlo a una recaída neurológica.
En cuanto a las alteraciones cognitivas, el especialista indicó que algunos pacientes experimentan dificultades en la concentración o en la velocidad del procesamiento mental. Estos cambios, aunque sutiles, pueden reflejar lesiones en áreas específicas del cerebro, como la región frontal, y deben tomarse en serio como posibles indicadores de actividad inflamatoria.
Al finalizar la jornada, se dispuso un espacio tipo mesa abierta para resolver dudas de los asistentes. En este segmento, pacientes, familiares y profesionales de la salud pudieron intercambiar preguntas y experiencias directamente con los especialistas, enriqueciendo el cierre de un evento centrado en el conocimiento, la atención integral y el acompañamiento en el manejo de enfermedades del sistema nervioso central.