El tricloroetileno, presente en el aire, agua y suelo, está vinculado con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad neurodegenerativa.
Un producto químico ampliamente utilizado en la industria estadounidense ha sido asociado con un incremento en el riesgo de desarrollar la enfermedad de párkinson, según una investigación reciente publicada en la revista Neurology.
El tricloroetileno (TCE), un disolvente clorado empleado para desengrasar metales y en procesos de limpieza industrial, se encuentra diseminado en el ambiente de todo el país, representando una potencial amenaza para la salud neurológica de millones de personas.
El tricloroetileno no es un desconocido para las autoridades sanitarias. La Agencia de Protección Ambiental (EPA) lo regula bajo la Ley de Control de Sustancias Tóxicas debido a sus vínculos con diversos tipos de cáncer, incluyendo el hepático, renal y el linfoma no Hodgkin.
Se ha documentado que causa daños en múltiples sistemas del organismo: hígado, riñones, sistema nervioso central, sistema inmunológico y órganos reproductivos, así como defectos cardíacos en fetos.
Lo que hace particularmente preocupante al TCE es su capacidad para cruzar la barrera hematoencefálica cuando se inhala o ingiere, permitiéndole acceder directamente al cerebro y causar daño a las neuronas. Esta característica explica su potencial impacto en enfermedades neurodegenerativas como el párkinson.
Investigadores del Instituto Neurológico Barrow en Phoenix, Arizona, analizaron datos de casi 222,000 adultos mayores recientemente diagnosticados con párkinson, comparándolos con más de 1.1 millones de personas sin la enfermedad. El equipo también evaluó la proximidad de los pacientes a instalaciones que emiten TCE.
"Encontramos una relación nacional entre el TCE ambiental y el riesgo de la enfermedad de Parkinson y algunos patrones convincentes de alto riesgo en personas que viven cerca de ciertas instalaciones que emiten TCE en comparación con aquellos cuyos hogares están más lejos", explicó la Dra. Brittany Krzyzanowski, profesora asistente de neurología en Barrow y líder del estudio.
Las concentraciones más elevadas de TCE al aire libre se detectaron en la región del Cinturón de Rust (zona industrial del noreste y medio oeste estadounidense) y en diversas áreas más pequeñas distribuidas por todo el país.
El primer caso de párkinson asociado con la exposición al tricloroetileno fue documentado en 1969. Sin embargo, este estudio marca un hito al ser el primero en vincular la contaminación ambiental por TCE en el aire a nivel de vecindario con el riesgo de Parkinson en todo el territorio nacional.
El tricloroetileno se utiliza en múltiples aplicaciones cotidianas e industriales: limpieza en seco, disolventes industriales, pegamentos, tintas, y en la fabricación de jabón, papel y plásticos. Según el Dr. Guy Schwartz, codirector del Centro de Trastornos de Parkinson y Movimiento en Stony Brook Medicine, el TCE es "ubicuo" en Estados Unidos, presente en materiales comunes como toallitas de limpieza.
Schwartz agregó que la exposición a cantidades diminutas durante años, incluso décadas, podría ser necesaria para desencadenar la cascada bioquímica que conduce a la muerte prematura de las neuronas.
Sumado a eso, planteó la posibilidad de que la exposición a múltiples neurotoxinas resulte en una "tormenta perfecta" que inicie la enfermedad.
Esta perspectiva ayudaría a explicar por qué el Parkinson típicamente se desarrolla en etapas avanzadas de la vida: los efectos acumulativos de la exposición prolongada a neurotoxinas ambientales se manifiestan después de décadas.
Aunque evitar completamente la exposición al TCE puede ser difícil dada su presencia generalizada, los expertos sugieren algunas medidas preventivas.
El Dr. Ellenbogen recomienda usar purificadores de aire de grado médico, filtrar el agua y evitar las botellas de agua de plástico como estrategias que podrían contribuir a reducir el riesgo.
La Dra. Krzyzanowski insta a la población a informarse sobre los estudios que vinculan el TCE con el párkinson y a verificar si este químico ha contaminado su comunidad. "Si es así, hay formas de ser voluntario e involucrarse con grupos comunitarios relacionados con la defensa y la remediación ambiental", señaló.