La nefrología en Puerto Rico vive una transformación gracias a pruebas genéticas, patólogos especializados y nuevos fármacos como anticuerpos monoclonales, SGLT2, GLP1 y finerenona.
Con un llamado a mirar más allá del tratamiento tradicional y a adentrarse en la medicina de precisión, se llevó a cabo en Isla Verde la 39ª Convención Anual de la Sociedad Puertorriqueña de Nefrología este sábado desde las horas de la mañana.
La Revista Medicina y Salud Pública, presente en el evento, conversó con el presidente de la asociación, el doctor Josué Castrezana, quien explicó los drásticos cambios que vive la especialidad, mencionando que este evento científico está dedicado a darle "un vistazo a todos los temas importantes de la nefrología".
Añadió que "la práctica de la medicina y la nefrología ha cambiado 180 grados a como era hace unos años atrás", un giro impulsado por una ola de innovación que redefine el diagnóstico y el manejo de las enfermedades renales.
Uno de los pilares de este avance es, sin duda, los nuevos métodos para el diagnóstico. El doctor Castrezana detalló que el enfoque contemporáneo se dirige hacia los orígenes genéticos de las patologías renales, lo cual es un cambio fundamental.
Como evidencia de este progreso, indicó que "hoy en día las pruebas genéticas sirven para detectar un montón de enfermedades renales, existen y ya están presente", lo que, sumado a la labor de patólogos sub-especializados en riñón, permite obtener diagnósticos mucho más certeros. Asimismo, y quizás de manera más significativa si hablamos específicamente de los pacientes, el panorama terapéutico también ha pasado por varios cambios positivos.
Frente a los antiguos regímenes de alto perfil toxicológico, el nefrólogo celebró el advenimiento de nuevas opciones, explicando que "hoy tenemos un grupo de medicamentos, anticuerpos monoclonales, diferentes drogas que hacen binding a diferentes receptores y hemos eliminado mucha toxicidad", disponiendo ahora de un tratamiento más seguro y efectivo.
Lo que podríamos llegar a traducir en una "disminución de complicaciones, disminución de hospitalizaciones" y una mejor calidad de vida.
Al abordar la problemática de salud más apremiante, la conversación deriva inevitablemente hacia la diabetes, pues, en palabras del nefrólogo "la diabetes es lo más que aqueja a los pacientes con enfermedad renal y es la razón principal de que los pacientes lleguen a etapa terminal, requieran diálisis y luego, ser muchos de ellos trasplantados".
No obstante, el doctor aclaró que la comprensión moderna de esta condición es mucho más holística; por consiguiente, el abordaje del paciente diabético ya no se limita solo a controlar la glucemia, sino que debe ampliarse para englobar lo que es el "síndrome endocrino metabólico y cardiovascular".
Este enfoque que busca abordar todos los puntos posibles, evalúa todos los factores de riesgo y se ve potenciado por nuevas clases de medicamentos que han permitido un manejo "mucho más certero", logrando ya una disminución de complicaciones, como los " SGLT2, los GLP1, la finirinona y algunos otros que funcionan excelente para estos pacientes diabéticos".
Pese a estos avances, el objetivo último sigue siendo la prevención para "disminuir ese riesgo acelerado que tienen estos pacientes de llegar a diálisis".
Sin embargo, este camino hacia la prevención se topa con un problema: la falta de registros nacionales confiables. Al hablar sobre estadísticas, el presidente de la sociedad explicó:
"Aquí en Puerto Rico hay una particularidad y es que nosotros no tenemos un registro nacional de diabetes, no hay un registro nacional de diálisis per se, no hay un registro de enfermedades cardiovasculares, no hay registro de enfermedad poliquística, no hay registro de enfermedades genéticas".
Esta carencia crítica de información epidemiológica impide diseñar políticas públicas efectivas y dirigir recursos de manera inteligente. El doctor Castrezana argumentó que esta situación ha perpetuado un modelo reactivo, enfocado en la enfermedad terminal, en detrimento de uno preventivo, pues "el concepto de la medicina no debería ser tratar enfermedad, sino prevenir enfermedad".
Lamentablemente, reconoció que para lograr esto se necesitan "estadísticas claras de qué es lo que tenemos, dónde está y qué es y quiénes lo tienen", algo que hoy por hoy no existe. La solución a este vacío de información, según el experto, requiere una acción coordinada y un liderazgo claro desde el gobierno.
Frente a esto, propone una solución pragmática que aproveche la capacidad de fundaciones ya establecidas, pero para ello se necesita el marco legal que les conceda la autoridad formal para recopilar datos, un paso que aún no se ha dado.
Finalmente, y mientras la especialidad avanza, el experto menciona que hay solo 156 nefrólogos en la isla, pero una mirada a la demografía revela que: "el 50% o más de nuestra matrícula son personas que están pasados los 55 años".
Aunque ha aumentado la formación de nuevos especialistas, muchos emigran, lo que plantea un próximo reto para la continuidad de la atención en el futuro cercano.