Su mayor incidencia está entre los 15 y 40 años y debe sospecharse ante síntomas persistentes como diarrea crónica, sangrado rectal, pérdida de peso o anemia.
Con el propósito de fomentar la educación médica continua y una mejor orientación para el público, la Asociación Puertorriqueña de Gastroenterología llevó a cabo un evento especial transmitido en directo por la Revista Medicina y Salud Pública.
Durante el mismo, el Dr. Juan Marqués-Lespier, gastroenterólogo, conversó sobre la importancia de que los médicos primarios reconozcan las señales de alerta que pueden apuntar hacia una Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII).
En este sentido, el experto comenzó a desmitificar un concepto sobre la población afectada, ya que es crucial comprender que esta condición no discrimina por edad. "Las enfermedades inflamatorias del intestino son algo que puede ocurrir a cualquier edad y eso es importante saberlo, no porque un paciente sea mayor, está exento de tener ese tipo de condición", aclaró.
Por consiguiente, se trata de un diagnóstico que todo médico de cabecera debe considerar ante la presencia de ciertos síntomas persistentes.
En cuanto a los signos de alarma específicos, el Dr. Marqués aseguró que el síntoma principal que debe generar sospecha es la diarrea crónica, cuya duración es un factor clave para distinguirla de otras condiciones menos graves.
"Primero, diarrea. Las diarreas cuando son prolongadas, significa que son más de tres meses, nunca es un diagnóstico normal. No es una respuesta a algo que uno se comió, no es algo infeccioso, no es algo que va a resolver por sí solo", explicó.
De igual manera, existen otros indicadores que son aún más preocupantes. "Cositas que son sumamente preocupantes es la pérdida de peso, además, el sangrado rectal nunca es normal y requiere una evaluación", recalcó.
Asimismo, la presencia de anemia o alteraciones en marcadores inflamatorios en los laboratorios rutinarios podrían ser la razón principal de un referido a especialidad.
Ahora bien, la complejidad de la EII radica en que sus manifestaciones pueden extenderse más allá del sistema digestivo, dado que se engloba dentro de los desórdenes sistémicos de la inflamación.
"Las enfermedades inflamatorias además de tener la parte gastrointestinal que es lo que estamos hablando, también van a presentar con artritis, artritis no tan solo de las coyunturas sino a nivel de la columna central y una sacroilitis, espondilitis anquilosante que es otro diagnóstico que se podría ver", detalló el gastroenterólogo.
Además, los pacientes pueden presentar afecciones dermatológicas y oculares, por lo que es esencial una revisión integral del paciente. "El paciente va a presentar sarpullido, inclusive ulceraciones en la piel que se llama pioderma gangrenosa. También pueden presentar problemas en la vista, uveítis, por ejemplo, que es una inflamación en el ojo que es sumamente preocupante en adición a que tienen síntomas constitucionales de fiebre, calofríos, pérdida de peso, entre otros".
Respecto a la edad de inicio, el gastroenterólogo insistió en la universalidad de la enfermedad, aunque existen picos de incidencia. "Pues la manifestación puede ocurrir a cualquier edad. Si usted busca en la literatura, desgraciadamente, hasta niños pequeños están siendo diagnosticados con una incidencia cada vez mayor", señaló.
No obstante, el grupo etario donde se concentra la mayor cantidad de diagnósticos es en los adultos jóvenes. "Quiere decir de los 15 a los 40 años cuando presentan esta sintomatología, pues entonces ese es donde el pico de la enfermedad es diagnosticado".
"En el caso particular de la población pediátrica, una señal de alerta única y crucial es la afectación del crecimiento, un indicador que no debe pasarse por alto".
Posteriormente, el especialista se refirió al proceso que debe seguir el médico primario una vez se sospecha de una EII. Las pruebas iniciales son fundamentales para orientar el camino.
"Las pruebas son las pruebas constitucionales que hace todo médico, por ejemplo, hemoglobina, si tiene hemoglobina baja, work up de anemia, marcadores inflamatorios", indicó. Sin embargo, hay un paso previo indispensable para descartar otras causas comunes.
"Lo más importante es una prueba discreta, saber que no haya nada infeccioso. Eso es bien importante descartarlo y si todos esos laboratorios salen alterados, tiene que referirlo a un gastroenterólogo para hacer una colonoscopía".
Ahora bien, una de las distinciones más importantes en gastroenterología es entre la EII y el Síndrome de Intestino Irritable (SII), ya que comparten síntomas pero su naturaleza y tratamiento son radicalmente distintos.
Al respecto, el doctor nombró algunas diferencias. "El IBS y la enfermedad inflamatoria intestinal van a presentar diarrea, eso es básicamente lo que tienen en común. Pero el IBS, que es la enfermedad, el colon irritable o el intestino irritable nunca va a presentar con sangrado, nunca va a presentar baja de peso o un cambio significativo en su peso. Tampoco el paciente con IBS va a presentar síntomas nocturnos", explicó.
En esencia, mientras el EII presenta objetivos de inflamación, el SII es un trastorno funcional.
Finalmente, el mensaje del experto giró en torno al diagnóstico temprano que más allá de permitir controlar los síntomas, también altera positivamente la historia natural de la enfermedad:
"Es mucha diferencia. Nosotros sabemos que pacientes que son referidos a tiempo, si se empieza la terapia, podemos garantizarle que los síntomas se controlen, que aunque no haya cura, los podemos controlar", aseguró.
De esta manera, se pueden prevenir complicaciones devastadoras. "Yo creo que lo más importante, es que el médico primario, cuando identifique estos cambios súbitos en el paciente, que están por un tiempo prolongado y que todos los laboratorios que él hace salen con algo alterado, deben referirlo", puntualizó.