Puede aliviar infecciones comunes, pero también provocar malestares digestivos, confusión o incluso reacciones graves si no se usa correctamente.
La cefalexina es un antibiótico perteneciente a la familia de las cefalosporinas, indicado para el tratamiento de infecciones bacterianas como neumonía, algunas enfermedades del tracto respiratorio, infecciones en piel, huesos, oídos, órganos genitales y vías urinarias. Su mecanismo de acción consiste en eliminar las bacterias responsables de la infección.
Es importante tener en cuenta que los antibióticos como la cefalexina no son efectivos contra infecciones virales, como el resfriado común o la influenza. El uso inadecuado de este tipo de medicamentos puede contribuir al desarrollo de resistencia bacteriana, dificultando futuros tratamientos.
Según señala el portal MedlinePlus, la cefalexina está disponible en cápsulas, tabletas y suspensión oral. La dosis habitual se administra cada 6 o 12 horas, con o sin alimentos, durante un periodo que puede variar entre 7 y 14 días, según la indicación médica. Se recomienda tomarla a la misma hora todos los días para mantener niveles constantes del fármaco en el organismo.
Antes de cada dosis en suspensión, el frasco debe agitarse bien para asegurar la distribución homogénea del medicamento.
Es probable que los síntomas comiencen a mejorar en los primeros días de tratamiento. Sin embargo, si no se observa mejoría o si los síntomas empeoran, es fundamental consultar al médico.
Para asegurar la eficacia del tratamiento y evitar recaídas o resistencia bacteriana, se debe completar el esquema prescrito, incluso si el paciente se siente mejor antes de finalizarlo. Interrumpir el tratamiento de forma prematura o saltar dosis puede comprometer su efectividad.
Además de su uso habitual en el tratamiento de infecciones bacterianas, la cefalexina puede ser administrada en pacientes alérgicos a la penicilina que presentan una condición cardíaca específica y que deben someterse a procedimientos dentales o del tracto respiratorio superior (nariz, boca, garganta o laringe).
En estos casos, el medicamento puede ser utilizado de manera preventiva para reducir el riesgo de endocarditis infecciosa, una infección en las válvulas del corazón. En algunas circunstancias, la cefalexina también puede ser recetada para otros fines. Para más información sobre estos usos, se recomienda consultar directamente con el médico o farmacéutico.
Antes de iniciar el tratamiento con cefalexina, es importante informar al médico o al farmacéutico si se tiene alergia a este medicamento o a otros antibióticos del grupo de las cefalosporinas, como cefaclor, cefadroxil, cefazolina, cefdinir, entre otros. También se debe mencionar cualquier antecedente de alergia a antibióticos de penicilina o a los componentes presentes en las diferentes presentaciones de la cefalexina.
Asimismo, es fundamental informar al profesional de salud sobre todos los medicamentos —de venta libre o con receta—, suplementos nutricionales, vitaminas o productos herbales que se estén tomando, ya que podrían interactuar con este antibiótico.
Se debe tener en cuenta que la cefalexina puede reducir la eficacia de algunos anticonceptivos hormonales (como píldoras, parches, aros o inyecciones). Por ello, es recomendable emplear métodos anticonceptivos adicionales durante el tratamiento y discutir con el médico las opciones disponibles.
También se debe notificar si se ha padecido alguna enfermedad gastrointestinal, en especial colitis, así como cualquier enfermedad hepática o renal. Del mismo modo, se debe informar si la persona está embarazada, planea estarlo o se encuentra en período de lactancia.
No es necesario realizar cambios en la dieta durante el tratamiento con cefalexina, salvo indicación médica específica.
En caso de olvidar una dosis, esta debe tomarse tan pronto como se recuerde. No obstante, si ya casi es hora de la siguiente toma, se debe omitir la dosis olvidada y continuar con el horario habitual. No se recomienda duplicar la dosis para compensar la omisión.
Al igual que otros antibióticos, la cefalexina puede causar efectos secundarios. Algunos de los más frecuentes incluyen:
Náuseas
Diarrea
Vómito
Acidez estomacal
Dolor abdominal
Picazón genital o anal
Mareos
Fatiga
Agitación
Confusión
Dolor de cabeza
Dolor en las articulaciones
Si estos síntomas persisten o se intensifican, debe consultarse al médico.
En casos menos comunes, pueden presentarse reacciones adversas graves. Se recomienda buscar atención médica inmediata si se experimentan:
Heces acuosas o con sangre, acompañadas de cólicos o fiebre, incluso semanas después de finalizado el tratamiento
Erupciones en la piel
Picazón o urticaria
Hinchazón en rostro, labios, lengua, garganta u ojos
Dificultad para respirar o tragar
Sibilancias
Fiebre recurrente, dolor de garganta, escalofríos u otros signos de infección
Alucinaciones (percepción de sonidos o imágenes inexistentes)