Antidepresivos también impactan el cuerpo: Algunos alterarían el peso corporal y la frecuencia cardíaca

Algunos medicamentos, como la agomelatina, se asociaron con pérdida de peso, mientras que otros, como la maprotilina y la amitriptilina, provocaron aumento de peso y variaciones de hasta 20 latidos por minuto en la frecuencia cardíaca.

Katherine Ardila

    Antidepresivos también impactan el cuerpo: Algunos alterarían el peso corporal y la frecuencia cardíaca

    Los antidepresivos son uno de los tratamientos más comunes para afecciones como la depresión y la ansiedad, pero sus efectos sobre el cuerpo físico varían significativamente de un fármaco a otro. 

    Un macroestudio internacional ha logrado cuantificar estas diferencias, demostrando que la elección del medicamento puede suponer una variación de varios kilos en el peso o de más de 20 latidos por minuto en la frecuencia cardíaca.

    La investigación, una de las revisiones más amplias realizadas hasta la fecha, deja en evidencia que es necesario personalizar la prescripción, teniendo en cuenta no solo la salud mental del paciente, sino también su estado físico y sus preferencias personales.

    Un análisis comparativo sin precedentes

    Este análisis, publicado en 'The Lancet', combinó los datos de 151 ensayos clínicos y 17 informes de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), abarcando a más de 58.000 participantes. El objetivo era evaluar el impacto de 30 antidepresivos diferentes en el cuerpo durante un periodo promedio de ocho semanas de tratamiento.

    En el trabajo colaboraron prestigiosas instituciones como el King's College de Londres, la Universidad de Oxford, la Universidad de Bari, la Universidad de Berna y la Universidad de Kyoto. Los autores son claros al afirmar que "estos hallazgos no deben disuadir a las personas de tomar antidepresivos, que siguen siendo tratamientos vitales y efectivos para las afecciones de salud mental". 

    En su lugar, los resultados destacan la importancia de adaptar la elección del fármaco a cada individuo.

    Diferencias notables en peso, presión arterial y ritmo cardíaco

    Las diferencias encontradas entre los fármacos son notables. En lo que respecta al peso, el estudio identificó una variación de aproximadamente 4 kilogramos entre los extremos. Mientras la agomelatina se asoció con una pérdida de peso de alrededor de 2,5 kg, la maprotilina se vinculó con una ganancia de unos 2 kg.

     Los investigadores estiman que algunos antidepresivos, como la maprotilina y la amitriptilina, provocaron aumento de peso en casi la mitad de los pacientes, mientras que otros, como la agomelatina, se relacionaron con pérdida de peso en el 55% de los casos.

    Los efectos cardiovasculares también mostraron un amplio rango. La frecuencia cardíaca presentó una diferencia de más de 20 latidos por minuto: la fluvoxamina se asoció con una disminución de unos 8 lpm, mientras que la nortriptilina se vinculó con un aumento de 14 lpm. En cuanto a la presión arterial, la variación superó los 10 mmHg. La nortriptilina mostró una disminución de aproximadamente 7 mmHg, un efecto contrario al de la doxepina, que se relacionó con un aumento de unos 5 mmHg.

    Preguntas abiertas para el futuro

    Por otro lado, el estudio aporta cierta tranquilidad en otros frentes. La mayoría de los antidepresivos analizados no mostraron efectos importantes sobre la función renal o hepática, los niveles de electrolitos o el ritmo cardíaco.

    No obstante, los autores reconocen las limitaciones de su trabajo. Aún no se sabe si estos efectos físicos persisten o se modifican con el tiempo, por lo que se necesita más investigación para comprender el impacto a largo plazo. 

    Tampoco se incluyeron en el análisis otros efectos secundarios comunes, como los cambios en la función sexual o el estado emocional, ni las diferencias en la eficacia de los fármacos.

    Los investigadores concluyen que estas variables también deben considerarse, junto con los hallazgos sobre el peso y la salud cardiovascular, a la hora de tomar una decisión compartida entre el médico y el paciente. Sus resultados sugieren, además, que las guías de tratamiento clínico deberían actualizarse para reflejar estos distintos perfiles de efectos secundarios físicos.

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