Rigidez arterial en paciente diabético: ¿Cómo manejar hipertensión cuando hay resistencia a la insulina?

La hipertensión en pacientes con diabetes se origina en una disfunción endotelial provocada por la resistencia a la insulina, y favorece un estado inflamatorio y de rigidez arterial.

Katherine Ardila

    Rigidez arterial en paciente diabético: ¿Cómo manejar hipertensión cuando hay resistencia a la insulina?

    En el marco de la conmemoración del Día Mundial de la Diabetes, este 14 de noviembre, la revista Medicina y Salud Pública, conversó en exclusiva con la Dra. Dilcia Rodríguez, una de las expositoras principales del evento “Diabetes, un reto común”, un encuentro entre sociedades científicas para la integración de estrategias basadas en evidencias.

    Durante la conversación, la experta aseguró qué el proceso que conduce a la hipertensión arterial en pacientes con diabetes tiene su origen en una lesión a nivel del endotelio vascular. Esta agresión inicial desencadena una disfunción endotelial, la cual es promovida fundamentalmente por la resistencia vascular a la insulina. 

    Como consecuencia de este fenómeno, se altera el equilibrio en la producción de sustancias clave; por un lado, disminuye la síntesis de óxido nítrico, un vasodilatador esencial, y por otro, se incrementan los niveles de potentes vasoconstrictores como la endotelina-1. 

    Asimismo, se favorece un estado proinflamatorio con un aumento en la expresión de moléculas de adhesión, tales como la ICAM-1 y la VCAM-1, que facilitan la fijación de los monocitos circulantes a la pared del vaso. 

    La Dra. advirtió que, "además esas células musculares lisas van a aumentar la producción de colágeno y van a disminuir lo que es la producción de elastina, llevando esto a que haya más rigidez arterial y a hipertensión". 

    Es precisamente debido a esta compleja cadena fisiopatológica que el control estricto de la presión arterial se erige como una piedra angular en el manejo del paciente diabético, dado que, como se subraya, "controlar la presión arterial va a disminuir esas complicaciones derivadas de la diabetes, como son la retinopatía, la nefropatía y la arteriosclerosis".

    Nuevos objetivos de presión arterial

    Recientemente, las principales guías de práctica clínica, como la del Colegio Americano de Cardiología del 2025 y su homóloga europea del 2024, han actualizado las categorías de presión arterial, estableciendo objetivos más estrictos. 

    Mientras que la guía americana define una presión normal como aquella que se mantiene por debajo de 120/80 mmHg, la europea adopta una terminología más cauta, denominando "presión no elevada" a estas mismas cifras. 

    De hecho, la guía europea introduce el concepto de "presión elevada" para niveles de 120-139 mmHg en la sistólica y 70-89 mmHg en la diastólica. Si bien estas metas pueden parecer ambiciosas, la evidencia científica que las respalda es sólida y contundente. 

    La experta fundamenta esta postura señalando que "todos los estudios que se han hecho, todos esos metanálisis, estudios randomizados y controlados, han demostrado que mientras más baja la presión, los eventos cardiovasculares disminuyen, o sea, presión más baja, menor eventos cardiovasculares". 

    Este principio fue confirmado de manera específica para la población diabética con la publicación en marzo de 2025 del estudio BP Road, el cual, tras evaluar a 12 mil pacientes diabéticos, demostró que un objetivo de presión arterial menor a 120 mmHg de sistólica reducía significativamente los desenlaces cardiovasculares, con un perfil de seguridad comparable entre el grupo de manejo intensivo y el tradicional. 

    En sintonía con estos hallazgos, la guía americana de 2025 establece una recomendación clara, indicando que para pacientes diabéticos tipo 2 se debe "iniciar el tratamiento con cifras de 130 o mayor de 130 milímetros de mercurio. Mi objetivo va a ser alcanzar menos de 130, pero podría yo pedir menos de 120 para reducir morbilidad y mortalidad cardiovascular".

    Estratificación del riesgo y el momento crítico para iniciar el tratamiento farmacológico

    Resulta crucial comprender que no todos los pacientes con cifras en el rango de "presión elevada" requieren medicación antihipertensiva de manera inmediata; por el contrario, la decisión debe individualizarse mediante una cuidadosa estratificación del riesgo cardiovascular global, así lo explica la doctora. 

    Para ello, la guía europea recomienda el uso de la calculadora SCORE-2 Diabetes, una herramienta que integra variables específicas como el tiempo de evolución de la diabetes, los niveles de hemoglobina glicosilada, el colesterol y la presión arterial. 

    El procedimiento se describe de la siguiente manera: "Si ese paciente que tiene diabetes mellitus, yo lo voy a calcular por esa calculadora y me da que el riesgo es menos de 5% de riesgo a los 10 años, yo lo que voy a recomendar es cambios en el estilo de vida, yo no lo voy a medicar". 

    Por el contrario, si el riesgo calculado supera el 10%, se insta a implementar cambios intensivos en el estilo de vida y, si tras un período de tres meses no se logran los objetivos, se procede a instaurar el tratamiento farmacológico. 

    Además, es necesario considerar factores de riesgo no tradicionales; en el caso particular de las mujeres, la experta aconsejó: "voy a ver si ese paciente tuvo parto prematuro, si esa paciente fue abortadora habitual, si esa paciente tuvo preeclamsia, si tuvo diabetes gestacional, si tuvo un niño pequeño para la edad gestacional, porque esos son factores inherentes al sexo que van a ayudarnos a estratificar la enfermedad cardiovascular en las mujeres".



    Más noticias de Endocrinología-Diabetes