Estos aspectos requieren atención urgente para implementar medidas efectivas de educación, prevención y el desarrollo de políticas públicas de salud que protejan a la población, especialmente a los más vulnerables.
En noviembre, mes dedicado a la concienciación sobre la diabetes, la Fundación Pediátrica de Diabetes recibió una proclama del gobernador reconociendo su labor durante 24 años.
Bernardo Maldonado, presidente de la fundación, bajo su perspectiva, comentó sobre un panorama alarmante sobre el estado de la diabetes infantil en Puerto Rico, señalando el notable aumento de casos tanto de diabetes tipo 1 como tipo 2 en niños y adolescentes.
Según Maldonado, la incidencia de diabetes tipo 1 en Puerto Rico “hace 20 años atrás era de 16 por 100.000 y ya estamos en 38 por 100.000”. Este año ya se han registrado 153 nuevos diagnósticos, igualando la cifra total del año pasado y con posibilidad de superarla.
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¿Vínculo entre el COVID-19 y la diabetes?
Para esto, el presidente de la fundación menciona que "nosotros hemos tenido, a partir de cuando vino el COVID, una explosión, o sea, nosotros tuvimos las cantidades de niños diagnosticados con diabetes tipo 1 posterior al COVID bastante altas"
Además, aclaró que aún no se comprende totalmente el vínculo entre el COVID-19 y el aumento de casos, pero mencionó que espera "que algún investigador se siente a ver en qué medida el COVID afecta el páncreas” que podría estar relacionado con el desarrollo de diabetes tipo 1 en niños, o incluso con casos de inflamación del hígado.
En relación a esto, un fenómeno que también es preocupante es el aumento de casos de diabetes tipo 2 en menores, tradicionalmente asociada a adultos.
Maldonado atribuye este crecimiento a la pobreza infantil y la falta de acceso a alimentos saludables: "Nosotros tenemos una pobreza infantil que según el último censo aumentó un 52%, en el anterior estaba como en un 47%, subió a un 52%, así que imagínate un niño pobre. Las implicaciones, la número uno, es el acceso a los alimentos, alimentos saludables".
“No puede ser que una familia pobre que tenga dos o tres niños, que reciben solamente el pan”, dijo. “Si tienen un ingreso bajo, es bien difícil que puedan llegar a adquirir esas alimentaciones que son nutricionales y que sean correctas”.
Además, por otro lado también está la obesidad y la desinformación sobre las comidas que no son tan buenas para nuestra salud, por ejemplo:"Nosotros en Puerto Rico no tenemos todavía ninguna alerta en los alimentos sobre las grandes cantidades que pueden tener de azúcar o de carbohidratos".
Estos aspectos requieren atención urgente para implementar medidas efectivas de educación, prevención y el desarrollo de políticas públicas de salud que protejan a la población, especialmente a los más vulnerables.
En materia de tratamientos, a pesar de los avances tecnológicos como las bombas de insulina y los sensores continuos de glucosa, Maldonado mencionó las barreras económicas y geográficas que enfrentan muchas familias: "El futuro es prometedor en estos términos, pero volvemos a la pobreza. ¿Quién tiene acceso?".
La Fundación trabaja para dejar atrás estas barreras mediante la entrega de "kits salvavidas" a pacientes recién diagnosticados, que incluyen insulina y suministros esenciales. "Ese kit tiene todos los elementos necesarios para que pueda ser dado de alta a la casa en tanto que sirven los servicios de su plan médico privado", explicó.
De igual forma,“también trasladamos a los niños de diabetes tipo 2 para poderles brindar todos los servicios”, dice. “Es que realmente estamos camino a una epidemia de diabetes tipo 2 en niños”.
Para tratar de abarcar más espacio y poder tratar a los pacientes, comenta que cuentan con oficinas en Aguadilla, Ponce y San Juan para atender a familias que no pueden trasladarse a la capital.
Con la mirada puesta en el futuro, Maldonado recalcó que "todo el mundo tiene que tener acceso", refiriéndose a los tratamientos y cuidados por especialistas.
Por eso, el compromiso de la Fundación Pediátrica de Diabetes es claro: garantizar que ningún niño quede desatendido, trabajando desde una perspectiva integral que incluye servicios psicológicos, nutricionales y educativos. "Nuestro objetivo es empoderar a esos pacientes, empoderar a esas familias para que ellos puedan manejar la situación tanto desde el punto de vista psicológico, nutricional, socioeconómico", concluyó.