Según el autor del caso, incluso pacientes vacunados con Jynneos (la vacuna contra MPOX) pueden contraer la infección, aunque presenten formas más leves de la enfermedad.
Un hombre de 23 años, estudiante universitario con antecedentes de depresión y ansiedad, acude por la aparición de dos lesiones genitales dolorosas de tres días de evolución. El paciente refiere haber presentado fiebre, escalofríos y mialgias durante este periodo, aunque no presenta otros síntomas sistémicos.
Destaca haber tenido varias parejas sexuales masculinas recientemente, ninguna con antecedentes conocidos de infecciones de transmisión sexual.
El paciente utiliza profilaxis preexposición para VIH y no toma otros medicamentos. Reside en Estados Unidos y no ha viajado recientemente al extranjero.
Durante la exploración, el paciente se muestra alerta y orientado, con cognición preservada. Las lesiones genitales se presentan como dos pequeñas vesículas (<1 cm) similares a granos, dolorosas a la palpación.
No se observa disuria, pero sí existe linfadenopatía inguinal (inflamación de los ganglios linfáticos en la zona de la ingle) notable. El resto de la exploración física no revela otras anomalías significativas.
Los estudios de laboratorio iniciales muestran leucocitosis leve y trombocitopenia. Como parte del protocolo de estudio, se realizan serologías para VIH y sífilis, así como pruebas de amplificación de ácidos nucleicos en orina e hisopados faríngeos y rectales para gonorrea y clamidia.
Adicionalmente, se toman muestras de las lesiones para PCR específica para virus del herpes simple (VHS) 1/2 y MPOX (viruela del mono).
El cuadro clínico presenta características altamente sugestivas de MPOX. Esta infección, causada por el virus de la viruela del simio, ha experimentado un brote global desde 2022, afectando predominantemente a hombres que tienen relaciones sexuales con hombres.
La transmisión ocurre principalmente mediante contacto directo con lesiones o fluidos corporales infectados, aunque también puede producirse a través de fómites o secreciones respiratorias.
El período de incubación típico oscila entre 3 y 17 días. La presentación clínica suele incluir un pródromo con síntomas constitucionales como fiebre, escalofríos y mialgias, seguido de la aparición de una erupción cutánea característica consistente en vesículas dolorosas.
El número de lesiones puede variar desde unas pocas hasta cientos, y los pacientes permanecen contagiosos hasta que todas las lesiones hayan formado costras.
El diagnóstico diferencial debe considerar otras infecciones de transmisión sexual que pueden presentarse con ulceraciones genitales. La sífilis primaria típicamente se manifiesta como una úlcera indolora (chancro), aunque puede presentar variaciones. El herpes simple (VHS-1/2) produce úlceras dolorosas similares a las descritas.
El linfogranuloma venéreo, causado por serotipos específicos de clamidia, puede presentar lesiones iniciales generalmente indoloras acompañadas de linfadenopatía significativa.
Otras consideraciones menos probables incluyen chancroide (Haemophilus ducreyi) o varicela, aunque la localización genital exclusiva hace menos probable este último diagnóstico. El abordaje diagnóstico completo debe incluir pruebas para todas estas entidades.
El tratamiento de MPOX es principalmente de soporte, enfocado en el control sintomático del dolor que representa la complicación más frecuente. Las localizaciones orales pueden causar dolor intenso que lleve a deshidratación, requiriendo en ocasiones hospitalización.
No existen tratamientos específicos aprobados por la FDA, aunque tecovirimat está disponible como agente de uso compasivo en casos graves o pacientes inmunocomprometidos.
Las medidas preventivas incluyen el uso de equipo de protección personal adecuado y vacunación con Jynneos para personas mayores de 18 años con mayor riesgo de exposición. La vacuna se administra en dos dosis con intervalo de 28 días.
En el presente caso (Dr. Philip A. Chan), el paciente recibió tratamiento conservador con antiinflamatorios no esteroideos y medidas de soporte, junto con recomendaciones de aislamiento hasta la resolución completa de las lesiones.
Los resultados para otras ITS resultaron negativos. Cabe destacar que el paciente había recibido previamente la vacuna Jynneos, lo que podría explicar la presentación clínica relativamente leve y el curso benigno de la infección.
Este caso ilustra la importancia de mantener un alto índice de sospecha para MPOX en pacientes con lesiones genitales dolorosas, especialmente en poblaciones de mayor riesgo, incluso en aquellos previamente vacunados que pueden presentar formas atenuadas de la enfermedad.