Sonda urinaria ocasiona fístula rectourinaria en paciente con intercambio anormal de fluidos

La causa fue un traumatismo por sonda urinaria colocado mientras estuvo en coma por drogas. El roce prolongado y silencioso de la sonda había creado lentamente esta peligrosa comunicación interna entre a próstata/uretra y el recto

Katherine Ardila

    Sonda urinaria ocasiona fístula rectourinaria en paciente con intercambio anormal de fluidos

    Un hombre de 33 años, con antecedentes de consumo de drogas, acudió al médico por un dolor testicular que llevaba cinco días de evolución. Sin embargo, lo que realmente hacía singular su caso era la presencia de otros síntomas mucho más inusuales que sufría desde hacía dos años. 

    El paciente explicaba que, de manera recurrente, expulsaba orina y semen a través del recto. Asimismo, notaba la presencia de heces en su orina y burbujas de aire al orinar, un fenómeno conocido como neumaturia. 

    Al momento de su examen, sus signos vitales eran normales, pero al ser evaluado se encontró una inflamación en el testículo izquierdo y, durante un tacto rectal, el médico pudo detectar un pequeño orificio o defecto en la pared frontal del recto. 

    Los análisis de sangre mostraron signos de infección, al igual que un examen de orina. Para obtener una imagen más clara, se le realizó una tomografía computarizada de la pelvis, la cual reveló una infección en los testículos y, lo que es más importante, la presencia de una conexión anormal entre la próstata y el recto, lo que se conoce como fístula rectouretral. 

    Este pasaje, que permitía el intercambio de orina, heces y semen entre ambos órganos, tenía apariencia de ser un problema crónico.

    Investigando la causa: Diagnóstico

    Ante este hallazgo, los médicos iniciaron una investigación para descartar las causas más comunes de este tipo de fístulas, como enfermedades infecciosas como la tuberculosis, patologías intestinales inflamatorias o incluso cáncer. 

    No se encontró evidencia de ninguna de estas condiciones. Igualmente, el paciente negó haber tenido cirugías previas, traumatismos o cualquier tipo de manipulación en la zona rectal. 

    Según su historial médico antiguo, dos años antes, el hombre había estado en coma durante tres semanas debido a una intoxicación grave por drogas. 

    Durante esa hospitalización previa, se le había colocado una sonda urinaria (sonda Foley) y los registros indicaban que había sufrido un traumatismo con sangrado asociado a este procedimiento. 

    Según los autores (Ventura FL, Nguyen CM, Dang A, et al. ), este evento pasado fue identificado como la causa más probable de la fístula. El traumatismo continuo y prolongado de la sonda sobre la pared uretral y prostática, probablemente agravado por la falta de sensibilidad del paciente durante su estado de coma, había creado lentamente esta conexión anormal entre la uretra/próstata y el recto.

    Manejo y tratamiento quirúrgico 

    El tratamiento del paciente se abordó en dos fases. En primer lugar, se trató la infección testicular con antibióticos intravenosos. Posteriormente, se planificó una cirugía reconstructiva para reparar la fístula

    El procedimiento fue realizado de manera conjunta por equipos de cirugía colorectal y urología. Los cirujanos utilizaron una porción de la pared rectal para crear un colgajo que permitiera cerrar de manera efectiva la abertura en la próstata. 

    Para favorecer la cicatrización y mantener la vejiga en reposo, se colocó una sonda suprapúbica (un tubo que drena la orina directamente desde la vejiga a través del abdomen). La intervención fue un éxito. 

    Tras la recuperación, la sonda fue retirada y un estudio de imagen posterior confirmó que la fístula había desaparecido por completo. El paciente se recuperó satisfactoriamente, con una única secuela menor: un volumen de eyaculación ligeramente reducido, pero sin otros impedimentos.

    Discusión

    Las fístulas rectouretrales son conexiones anormales muy poco frecuentes. Sus causas más comunes incluyen cirugías pélvicas, radioterapia, cánceres locales o enfermedades intestinales como la de Crohn. 

    Si bien es extremadamente inusual, este caso demuestra que un traumatismo prolongado por una sonda urinaria, especialmente en pacientes inconscientes o con sensibilidad reducida, también puede generarla. Los síntomas que presentó este paciente, como la eliminación de semen por el recto o la presencia de heces en la orina, son signos muy reveladores de este tipo de comunicación anormal. 

    Aunque existen diferentes métodos de imagen para diagnosticarla, la visualización directa mediante endoscopia suele ser clave. Respecto al tratamiento, si bien en contados casos seleccionados puede intentarse un manejo conservador, la gran mayoría de estas fístulas requieren una reparación quirúrgica para su solución definitiva, tal como se hizo en este caso. 

    Conclusión del caso

    Este caso clínico sirve para recordar un principio fundamental en medicina: ningún procedimiento está completamente exento de riesgos. 

    Las sondas urinarias son dispositivos de uso muy común y salvan vidas, pero su colocación y mantenimiento requieren sumo cuidado. Si bien las infecciones urinarias son la complicación más conocida, este ejemplo subraya la posibilidad, aunque rara, de complicaciones graves como lesiones uretrales y la formación de fístulas. 

    Por lo tanto, es crucial que el personal sanitario emplee la máxima atención al colocar y manejar estas sondas, minimizando así el riesgo de traumatismos, especialmente en pacientes vulnerables que no pueden expresar molestias o dolor. La vigilancia continua y la técnica adecuada son las mejores herramientas para prevenir eventos adversos severos.


    Más noticias de Casos-Clinicos