Reportan primer caso de coinfección por Mpox y VIH avanzado con lesiones pustulares y úlceras vulvares

El caso pone de relieve la necesidad de sospecha clínica temprana y tamizaje sistemático de VIH en pacientes con Mpox.

Laura Guio

    Reportan primer caso de coinfección por Mpox y VIH avanzado con lesiones pustulares y úlceras vulvares

    Una mujer de 50 años acudió al servicio de urgencias con fiebre persistente de una semana, fatiga generalizada y lesiones cutáneas dolorosas en manos y genitales

    Al ingreso, el examen físico mostró pápulas y pústulas umbilicadas en ambas manos y cara, acompañadas de úlceras vulvares con secreción purulenta y edema.

    El análisis inicial reveló leucocitosis con predominio de neutrófilos, y la prueba rápida de VIH fue positiva, confirmando infección en etapa avanzada (categoría 4). 

    A pesar de un diagnóstico erróneo inicial que retrasó la intervención, la sospecha de Mpox surgió con la progresión cutánea y fue confirmada por PCR de lesiones.

    ¿Qué es el Mpox?

    La Mpox, causada por un ortopoxvirus de la familia Poxviridae, se caracteriza por fiebre, malestar general, linfadenopatía y lesiones cutáneas progresivas que evolucionan desde pápulas hasta pústulas y úlceras.

     Aunque históricamente se limitaba a regiones de África Central y Occidental, el brote de 2022 evidenció su capacidad de expansión global, con un impacto notable en personas con VIH.

    En julio de 2024, el Ministerio de Salud de Burundi declaró el inicio oficial de un brote en el país. Este reporte presenta el primer caso confirmado, que involucró a una paciente con VIH avanzado, y cuya evolución clínica resalta los riesgos de coinfección.

    Evaluación dermatológica y hallazgos clínicos

    Ante la progresión de las lesiones cutáneas se solicitó valoración especializada por dermatología. El examen físico reveló un patrón lesional característico con pústulas bilaterales en manos, así como pápulas umbilicadas dolorosas y excoriadas sobre base eritematosa distribuidas en cara y extremidades superiores. 

    La exploración genital mostró edema vulvar significativo con úlceras superficiales en labios mayores, asociadas a dolor intenso y secreción purulenta. 

    Esta presentación clínica, sumada al contexto epidemiológico del brote declarado recientemente en el país, orientó hacia el diagnóstico presuntivo de viruela del mono, que posteriormente fue confirmado mediante reacción en cadena de la polimerasa realizada sobre muestra obtenida por hisopado de lesiones cutáneas en el laboratorio nacional de referencia.

    Evolución clínica y complicaciones

    Durante la hospitalización, la paciente presentó un agravamiento progresivo: fiebre persistente, candidiasis oral, anorexia, dolor intenso y septicemia secundaria a infección bacteriana de las lesiones. Las pústulas se fusionaron en grandes ampollas necróticas, especialmente en los pies, que generaban mal olor y atrajeron infestación por moscas.

    El manejo incluyó antibióticos intravenosos (ceftriaxona, metronidazol y posteriormente levofloxacina), antifúngicos, profilaxis con cotrimoxazol y cuidados locales con baños de permanganato de potasio, mupirocina y remojos de vinagre para las úlceras necróticas. El control del dolor se realizó con paracetamol y tramadol.

    Tras un curso complicado de dos meses, la paciente logró recuperación clínica, con reepitelización de las lesiones y cicatrización con hiperpigmentación residual. Fue dada de alta en condiciones estables e inició terapia antirretroviral. Un mes después, el seguimiento confirmó la resolución completa de las lesiones.

    Discusión

    Este caso ilustra, según los investigadores, Doriane Sabushimike, et al., la gravedad potencial de la Mpox en pacientes con VIH avanzado. A diferencia de los cuadros leves o autolimitados en personas inmunocompetentes, la inmunosupresión favoreció la evolución hacia úlceras necróticas extensas, coinfecciones bacterianas y hospitalización prolongada.

    La experiencia coincide con reportes de Nigeria y Estados Unidos, donde pacientes con VIH no controlado mostraron mayor mortalidad, lesiones confluentes y complicaciones sistémicas.

    La demora diagnóstica inicial destaca la necesidad de mantener alto índice de sospecha en contextos de brotes epidémicos y de realizar tamizaje universal para VIH en pacientes con diagnóstico de viruela del mono, dada la asociación epidemiológica documentada y las implicaciones pronósticas de esta coinfección. 

    El abordaje multidisciplinario, el manejo agresivo de complicaciones, los cuidados meticulosos de heridas y el inicio oportuno de terapia antirretroviral son elementos fundamentales para mejorar los desenlaces en esta población vulnerable.


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