Tras 48 horas sin mejoría, la reevaluación neumológica identificó un dato crucial: uso diario de cigarrillos electrónicos durante el último mes. Este hallazgo orientó el diagnóstico hacia lesión pulmonar asociada a vapeo (EVALI).
Una mujer de 19 años sin antecedentes médicos relevantes acudió al servicio de urgencias por fiebre alta (39 °C), tos no productiva y disnea en reposo de una semana de evolución.
La paciente trabajaba como recepcionista en un consultorio médico, lo que inicialmente sugirió una posible exposición a patógenos respiratorios. Sin embargo, negó viajes recientes, exposición a tóxicos o mascotas. Su historial farmacológico solo incluía anticonceptivos orales, y su familia reportaba diabetes controlada en los padres y asma en una hermana.
Al ingreso, presentaba taquicardia (120 lpm), taquipnea (26 rpm), saturación de oxígeno del 90% en aire ambiente y disminución de ruidos respiratorios bilaterales. La radiografía de tórax reveló neumonía bibasal, y la tomografía computarizada mostró consolidaciones bilaterales, engrosamiento del tabique interlobulillar y opacidades en vidrio deslustrado en bases pulmonares.
Estos hallazgos descartaron inicialmente embolia pulmonar, pero hicieron necesario el aislamiento respiratorio ante la sospecha de infección.
Se inició antibioticoterapia empírica con ceftriaxona y azitromicina intravenosas, junto con oxígeno suplementario. Los marcadores inflamatorios estaban elevados (PCR: 221 mg/L, dímero D: 1449 ng/ml), pero los paneles virales (SARS-CoV-2, influenza) resultaron negativos.
Tras 48 horas sin mejoría, la reevaluación neumológica identificó un dato crucial: uso diario de cigarrillos electrónicos durante el último mes. Este hallazgo orientó el diagnóstico hacia lesión pulmonar asociada a vapeo (EVALI).
Según la autora del caso (Dra. Neeladri Misra), la falta de respuesta a antibióticos, la ausencia de patógenos identificados y los hallazgos radiológicos típicos apoyaron el diagnóstico de EVALI, una neumonitis química inducida por toxinas inhaladas mediante vapeo.
Se descartó neumonía bacteriana atípica (incluyendo micoplasma, por falta de respuesta a azitromicina) y otras etiologías infecciosas.
Se inició prednisona 60 mg/día, observándose mejoría clínica significativa en 24-48 horas: saturación de oxígeno del 96% en aire ambiente, disminución de marcadores inflamatorios (PCR: 115 mg/L) y resolución progresiva de síntomas.
La paciente recibió alta con esteroides en pauta descendente durante 4 semanas y recomendaciones firmes de abstinencia total de vapeo.
Este caso subraya la importancia de investigar el consumo de dispositivos de vapeo en jóvenes con síntomas respiratorios atípicos, incluso sin antecedentes evidentes. EVALI debe considerarse en diagnósticos diferenciales de neumonías de difícil manejo, especialmente ante hallazgos radiológicos de vidrio deslustrado y falta de respuesta a terapias antibióticas convencionales.
La pronta instauración de corticoides y el cese del vapeo son determinantes para el pronóstico favorable.