Descubren larva en el hígado de una niña de 8 años: migró desde el intestino y provocó hepatomegalia

La ecografía y la tomografía abdominal detectaron lesiones hepáticas que imitaban otras enfermedades graves, pero la biopsia confirmó larva migratoria visceral hepática, una infección producida por la migración de larvas al hígado.

Katherine Ardila

    Descubren larva en el hígado de una niña de 8 años: migró desde el intestino y provocó hepatomegalia

    Una niña de 8 años llegó a consulta médica presentando un cuadro de dolor abdominal sordo acompañado de fiebre baja intermitente que se mantenía durante los últimos dos meses. 

    Durante la anamnesis, los padres negaron cualquier antecedente de tuberculosis tanto en la paciente como en su entorno familiar cercano. El historial dietético reveló que la menor seguía una alimentación convencional que incluía productos de origen animal. 

    Al examen físico, el hallazgo más relevante fue la presencia de hepatomegalia (agrandamiento del hígado), mientras que todos los demás parámetros evaluados se encontraban dentro de los rangos considerados normales para su edad.

    Hallazgos de laboratorio: eosinofilia como clave diagnóstica

    Los estudios de laboratorio iniciales mostraron alteraciones significativas en el hemograma completo, donde se registró un recuento leucocitario total elevado de 14,7 × 10³/µL, superando el rango normal establecido entre 5 × 10³ y 11 × 10³/µL. El análisis del recuento diferencial reveló un marcado aumento en los eosinófilos, que alcanzaban el 27%, muy por encima del valor normal que oscila entre 1% y 4%. 

    Las pruebas de función hepática demostraron elevación en las enzimas hepáticas, con SGOT de 53,8 U/L, SGPT de 52,3 U/L, fosfatasa alcalina de 625 U/L y GGT de 157 U/L, todos estos valores por encima de sus respectivos rangos de normalidad. La bilirrubina total y directa se mantenían dentro de parámetros normales, y la prueba de Mantoux resultó negativa.

    Evaluación por imágenes: características radiológicas de las lesiones hepáticas

    Como parte del protocolo diagnóstico, se realizó una ecografía abdominal completa que evidenció la presencia de lesiones hipoecoicas de características sólido-quísticas conglomeradas, localizadas específicamente en el lóbulo caudado y el lóbulo hepático izquierdo. La evaluación mediante Doppler color demostró que estas lesiones carecían de vascularidad significativa. 

    Para obtener una caracterización más detallada, se procedió con una tomografía computarizada con contraste del abdomen, la cual reveló una lesión hipodensa multiloculada conglomerada que presentaba realce del borde periférico, localizada en el lóbulo izquierdo y el lóbulo caudado, acompañada de una dilatación mínima de la radícula biliar adyacente, probablemente secundaria al efecto de masa. 

    Adicionalmente, se observó el agrandamiento de algunos ganglios linfáticos peripancreáticos y retroperitoneales.

    Confirmación diagnóstica: hallazgos histopatológicos definitivos

    Se planificó y ejecutó una biopsia guiada por ultrasonido bajo anestesia local, obteniéndose tres núcleos de tejido de la lesión hepática que fueron enviados para examen histopatológico.

    Las secciones de tejido, teñidas con hematoxilina y eosina, revelaron bajo microscopía núcleos fragmentados de parénquima hepático que mostraban un granuloma necrosante con numerosos cristales de Charcot-Leyden dentro de densos infiltrados inflamatorios compuestos por linfocitos, células plasmáticas y eosinófilos. 

    Estos hallazgos histopatológicos fueron compatibles con el diagnóstico de absceso eosinofílico, confirmando así el diagnóstico de larva migratoria visceral hepática.

    Manejo terapéutico y evolución clínica

    Una vez establecido el diagnóstico definitivo, se inició tratamiento antiparasitario con Albendazol 400 mg, administrado dos veces por semana durante tres semanas consecutivas. 

    La paciente mostró una mejoría sintomática significativa tras completar el esquema terapéutico establecido, con resolución progresiva del dolor abdominal y normalización de los parámetros febriles.

    Discusión 

    La larva migratoria visceral hepática es una infección parasitaria poco frecuente causada por la migración de larvas, comúnmente de la especie Toxocara, hacia el tejido hepático. Las modalidades de imagen empleadas en este caso, incluyendo la ecografía abdominal y la tomografía computarizada, desempeñaron un papel fundamental para establecer el diagnóstico correcto. 

    Los hallazgos radiológicos característicos observados, aunque sugerentes, pueden imitar otras patologías hepáticas, lo que hace necesario un abordaje diagnóstico integral y multidisciplinario. 

    El diagnóstico diferencial en este caso incluyó condiciones como absceso eosinofílico, equinococosis alveolar, hamartoma mesenquimal hepático y sarcoma embrionario indiferenciado, siendo descartadas estas últimas entidades mediante la correlación con los hallazgos clínicos, citológicos y serológicos.

    Conclusión

    Este caso (Aniket Kashyap, Pranjali Joshi, Gaurav Raj, Shamrendra Narayan, Piyush Upadhyay, Nuzhat Hussain), evidencia la importancia de considerar la larva migratoria visceral dentro del diagnóstico diferencial de lesiones hepáticas, especialmente en pacientes pediátricos con antecedentes epidemiológicos sugerentes. 

    La integración de los hallazgos de imagen con los datos clínicos y las pruebas de laboratorio específicas resulta crucial para alcanzar un diagnóstico preciso y establecer un tratamiento oportuno y adecuado. 

    La colaboración interdisciplinaria entre radiólogos, clínicos y especialistas en enfermedades infecciosas se revela como fundamental para el manejo óptimo de estos casos complejos.




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