Detectan bacterias activas en glioblastomas y metástasis que afectan la respuesta a la quimioterapia

Estudio revela que diversas bacterias pueden atravesar la barrera hematoencefálica y establecerse en glioblastomas y metástasis cerebrales, influyendo en la progresión del cáncer y en la resistencia a tratamientos como la temozolomida.

Laura Guio

    Detectan bacterias activas en glioblastomas y metástasis que afectan la respuesta a la quimioterapia

    La barrera hematoencefálica se ha considerado durante décadas como uno de los mecanismos de protección más estrictos del cuerpo humano, capaz de bloquear toxinas, patógenos e incluso la mayoría de los fármacos. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en Nature Cancer demuestra que esta "muralla" no es tan impermeable como se pensaba.

    Investigadores del Instituto Weizmann de Ciencias, junto a los centros médicos Rabin y Rambam, confirmaron que distintas especies bacterianas logran establecerse en glioblastomas y metástasis cerebrales, desafiando la creencia de que el cerebro es un entorno estéril.

    El equipo, liderado por la estudiante de doctorado Elinor Gigi y la científica Nancy Gavert, analizó 322 muestras de glioblastomas y metástasis provenientes principalmente de cánceres de pulmón y mama.

    Los científicos identificaron bacterias tanto dentro de células cancerosas como en células inmunitarias cercanas. Las metástasis mostraron una mayor riqueza bacteriana que los glioblastomas, con diferencias claras en las especies que preferían cada tipo tumoral.

    ¿Bacterias que viajan con el cáncer?

    Los investigadores observaron que entre el 36 % y el 48 % de las bacterias presentes en metástasis cerebrales coincidían con las detectadas en los tumores primarios de mama y pulmón, lo que sugiere dos posibles explicaciones:

    • La barrera hematoencefálica podría estar comprometida por el cáncer, permitiendo el paso de bacterias.

    • Las bacterias podrían viajar dentro de las células tumorales cuando estas migran hacia el cerebro.

    Sumado a eso, las especies bacterianas encontradas no solo estaban presentes: parecían activas.

    Algunas poseen características metabólicas que favorecen la migración celular, la invasión de tejidos y el crecimiento tumoral. En el caso de los glioblastomas, se hallaron bacterias capaces de producir fósforo, un mineral deficitario en estos tumores, lo que sugiere una posible relación de simbiosis.

    La ubicación del tumor influye en su microbioma

    El estudio también identificó diferencias según la localización de la metástasis en el cerebro:

    • Tumores en la región posterior tenían más bacterias y mayor diversidad.

    • Tumores en la región anterior mostraban poblaciones bacterianas menos numerosas.

    Los investigadores sospechan que factores como el suministro sanguíneo y el metabolismo local podrían explicar esta variabilidad.

    ¿Influyen las bacterias en la respuesta al tratamiento?

    Para determinar si estas bacterias afectan la eficacia de la quimioterapia, el equipo cultivó 30 especies bacterianas presentes en glioblastomas. Sus secreciones tuvieron efectos distintos en células tumorales tratadas con temozolomida:

    • Algunas potenciaron la acción del fármaco.

    • Otras, como las del género Bacillus, generaron resistencia.

    Adicionalmente, los pacientes cuya supervivencia fue inferior a un año presentaban tumores con comunidades bacterianas más ricas y especies específicas como Paracoccus, asociadas a peor pronóstico.

    Un nuevo horizonte para el diagnóstico y el tratamiento

    El hallazgo abre una nueva línea de preguntas: ¿Existen bacterias también en el cerebro sano? ¿Cómo influye cada especie en la progresión tumoral? ¿Podrían desarrollarse terapias dirigidas contra estas bacterias?

    "El descubrimiento de diversas poblaciones bacterianas en tumores cerebrales nos obliga a replantear muchas suposiciones", afirma el profesor Ravid Straussman. Para los especialistas, este es un paso clave hacia nuevas estrategias terapéuticas que integren el papel del microbioma en oncología.

    La profesora Shlomit Yust-Katz y la doctora Ayelet Shai, colaboradoras clínicas del estudio, coinciden en que comprender estas comunidades bacterianas podría mejorar el diagnóstico, la respuesta inmunitaria y la efectividad de tratamientos en tumores tan agresivos como el glioblastoma y las metástasis cerebrales.




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