La tecnología en radiología puede detectar localización, tamaño y estadio en el cáncer de próstata y facilitar el proceso de tratamiento.
A propósito del mes en el cual se celebra a los sobrevivientes del cáncer, dos destacados profesionales pertenecientes a un centro de imagen para ayudar a diagnosticar y tratar el cáncer, comparten sus conocimientos para la Revista Medicina y Salud Pública.
En el mundo, y en Puerto Rico, hay muchos sobrevivientes, así como también hay muchos hombres que están proclives a ser diagnosticados con cáncer de próstata.
El Dr. Juan Ramos, radiólogo, indica que el sonograma para diagnosticar si la próstata está grande o no, también efectúa estudios para verificar si hay metástasis o si esta se ha esparcido por el cuerpo, pero este se realiza cuando ya hay un diagnóstico de cáncer.
“El estudio que más se practica hoy día es el emaray prostático, el cual, por diferentes secuencias, permite detectar si hay un cáncer agresivo o no, de próstata”, dijo.
Agregó que este estudio es similar al de la mamografía y también se clasifica del 1 al 5. Para realizar este estudio, la máquina debe ser la adecuada, es decir, la que tenga mayor capacidad, ya que se requiere de una resolución bien específica y un alto detalle para ver la próstata y las glándulas por dentro. No todas las máquinas tienen la capacidad de reflejar estas imágenes, destaca Ramos.
La tecnología está basada en secuencias especializadas, pues, se pueden presentar pequeños nudos, pero malignos, por lo que lo más recomendable es diagnosticarlo temprano. El emaray permite detectar el tamaño, la localización (si está en área periferal, central, posterior, anterior), si el nódulo invadió la cápsula, salió fuera de la glándula, si invade los vasos sanguíneos adyacentes o si es un tumor agresivo. También, se observa si tiene metástasis o adenopatías. Este primer paso es importante porque influirá en el posterior tratamiento.
Respecto a los estadios del cáncer de próstata, es similar a la medición en la mamografía, en donde el estadio 1 significa que no tiene riesgo de cáncer; estadio 2, un mínimo riesgo de cáncer; estadio 3, intermedio; estadio 4, un alto riesgo de cáncer y el estadio 5 un riesgo extremo. Entre el estadio 5, un 75 % a 80 % de los pacientes tienen un cáncer agresivo y en el estadio 4, de 55 % a 65 %.
En el cáncer de próstata, hay un tipo de cáncer que es indolente, que se convierte en cáncer, pero tarda 10, 15 y hasta 20 años para convertirse, por lo que la edad en la cual se detecta es importante.
El PET scan mide el metabolismo, indica cuán activo o inactivo está el tumor; funciona para corroborar cómo se está respondiendo al tratamiento. No todos los tumores tienen afinidad al PET scan, para el cáncer de próstata se usa más el PET emaray, ya que el PET scan no es tan efectivo para este tipo de cáncer. Hoy día, el diagnóstico se hace con emaray, el cual determina si hay un nódulo peligroso o sospechoso, además, se les da un lugar específico a los urólogos. “Ya no se hacen las biopsias a ciegas como antes, sino que se hace algo más específico, con menos riesgo, menos dolor y menos sangrado”, aclara Ramos.
El tratamiento del cáncer de próstata
Junto a las terapias quirúrgicas y las médicas, la radioterapia ofrece una alternativa para tratar el cáncer de próstata, afirma el doctor Roberto Santiago, radio-oncólogo. Para trazar el tratamiento, se amerita contar con unas buenas imágenes de calidad y alta resolución porque la radioterapia moderna intenta enfocar los rayos X especiales, de forma precisa, para que la radiación pueda ir matando las células de cáncer.
En radioterapia, se evalúa el cáncer de próstata y se toman en cuenta los factores más importantes: la agresividad de las células del cáncer, si el tumor se encuentra en los confines de la glándula prostática, si está excediendo los bordes o si está más allá del área pélvica y es un cáncer con metástasis en una etapa avanzada.
Este cáncer se clasifica en agresividad, que puede ser baja intermedia o alta; también se usa un sistema moderno de cinco agresividades: baja, intermedia-favorable, intermedia-no favorable, alta y muy alta. Igualmente, se habla de las etapas del cáncer de próstata, que van desde la 1 hasta la 4b, pero hay posibilidad de curar desde la 1 hasta la 4a. Mientras más baja la etapa, mayor probabilidad de alcanzar una cura total.
Se puede dar radioterapia externa, con unas máquinas que pueden enfocar esos rayos X de una forma bien precisa, para las etapas 1, 2 y, en general, hasta la 3 y 4a. La cantidad de radioterapia a un sujeto con etapa 1 y 2 es menor que la que necesita otro individuo con una etapa más avanzada.
Con etapa 1 y 2, se puede dar una radioterapia bien circunscrita, pero en las etapas 3 y 4 se deben tratar las áreas adyacentes a la próstata y que están en riesgo de estar contaminadas.
Esta tecnología puede hacer que el paciente tenga una mejoría con menos efectos. Antes se creía que los pacientes que recibían radioterapia en la próstata podían sufrir daño en el recto porque es el área que está detrás de la próstata y se inflamaba, pero hoy día la máquina es tan exacta que solo la pared anterior al recto es la que se inflama un poco, además se cuenta con unas nuevas terapias que ayudan a la radioterapia, como gel biodegradable que se puede administrar en el espacio que queda entre la pared anterior del recto y la pared posterior de la próstata que permite tratar la próstata sin afectar el recto.
Hay pacientes jóvenes, menores de 60 años, que son candidatos para otras terapias, como una prostatectomía radical, la cual es una alternativa buena, pero otros pacientes, por condiciones –como cardíacas o respiratorias- no son candidatos para una cirugía. Los pacientes con más de 70 años no son candidatos para esta cirugía porque pueden quedar con una incontinencia urinaria posterior.
Las radioterapias deben ser diseñadas a la medida del paciente, luego viene el proceso de simulación y diseño, para realizar un estudio de imagen que permite diseñar en el mundo virtual computarizado cómo llevar esos rayos X de forma bien certera. Luego del diseño, se llama al paciente, él escoge la hora más conveniente para el tratamiento. Estos tratamientos duran 15 minutos al día, no deben estar en ayunas, no hay que anestesiar ni sedar porque el tratamiento es imperceptible; estos rayos X no causan dolor ni temperatura.
Tampoco dejan al paciente radioactivo, cuando se apaga la máquina todos los días, la radiación se disipa y la radiación que estuvo presente en esos minutos no se acumula. Cuando el paciente sale de la sala de radiación, puede tener a sus nietos en los brazos, destaca el doctor Santiago, porque la radioterapia es enfocada, por lo que el paciente no acumula radiación en el cuerpo. A diferencia de cuando se implantan semillas radioactivas, las cuales tienen una vida media de dos meses, en donde el paciente tiene cierta radiación, pues, se trata de un implante radioactivo. No es de tanta potencia, pero se les recomienda que nunca tengan bebés o niños en sus brazos durante los dos primeros meses.
Dependiendo de los resultados que se obtengan, el plan se continúa diseñando hasta que esté curado.
Cuando un paciente tiene etapas tempranas, se puede tratar al paciente con una cantidad menor de radioterapias, hasta con unas 28 radioterapias, pero otros pacientes con etapas más avanzadas requieren hasta 39 o más tratamientos, así que el tratamiento se adapta a la etapa en la cual se encuentra el paciente.
Esta radioterapia es muy enfocada, en este caso en la pelvis, así que a los pacientes no se les cae el cabello, no les da náuseas, no se les quema la piel, siempre y cuando sea radioterapia a la próstata con la tecnología más moderna.
Los efectos secundarios serán bien circunscritos al área específica. En el área de la próstata lo que se inflama es la pared anterior al recto y el cuello de la vejiga y la uretra, que causa mayores ganas de orinar, un poco de ardor al orinar, flatulencias o pujos, malestar leve al evacuar, pero en general un ardor que se puede minimizar con unas pastillas. También se pueden resolver lo de orinar más frecuente con medicamentos. Son síntomas manejables, llevaderos y transitorios.
Cuando el paciente acaba las terapias, el paciente al cabo de pocas semanas regresa a su rutina normal sin síntomas. Durante las 28 terapias, la mayoría de las terapias, los pacientes pueden continuar con su diario vivir. El paciente puede conducir, ir a terapia, regresar conduciendo, pues no se va a marear. Muchos siguen con su rutina de trabajo o de deporte. Puede estar al aire libre. Nadie podría imaginar que ese paciente recibe radioterapia, no se le quema la piel porque las máquinas se enfocan en el área, en este caso en la próstata.
La combinación con otras terapias
Las radioterapias para cáncer de próstata se combinan con terapias de bloqueo a la testosterona, en coordinación con los urólogos. El cáncer de próstata hereda del tejido prostático, la característica de que la hormona testosterona estimula el crecimiento de la próstata normal y del cáncer de próstata. Cuando esta hormona baja, el tejido prostático normal o canceroso de debilidad y va en hibernación. Cuando el cáncer es etapa baja, muchas veces solo basta la radioterapia para matar el cáncer.
Esas terapias de bloqueo de testosterona continúan en algunos pacientes luego de que acaban las radioterapias.
La exhortación es para que todos los pacientes se hagan, en inicio, una prueba de PSA para la detección temprana, ya que esto aumenta la probabilidad de salvar vidas. Empezando a los 40 años, todos los varones deberían hacerse una prueba de sangre PSA anual. La prueba táctil también continúa siendo relevante, con el dedo, además los pacientes deben discutir estos temas para conocer las alternativas modernas para este cáncer tan común. No se debe dejar de buscar ayuda por temor, pues, hay soluciones.
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