Nuevas investigaciones demuestran que niveles adecuados de vitamina D y ejercicio moderado pueden ayudar a regular la respuesta inmunológica que ataca la capa protectora de los nervios.

La esclerosis múltiple representa un ejemplo dramático de cómo el sistema inmunológico puede volverse contra el propio organismo.
En esta condición, el sistema de defensa natural del cuerpo no reconoce la mielina —una capa lipoproteica que recubre los nervios— como tejido propio y la ataca sistemáticamente.
Durante el 14° Congreso Anual de la Federación de Esclerosis Múltiple de Puerto Rico (FEMPR), expertos abordaron los avances en el tratamiento de esta enfermedad autoinmune que afecta a miles de puertorriqueños.
La Lcda. Carmen Nevárez, nutricionista y especialista en nutrición deportiva, presentó evidencia científica sobre cómo la vitamina D y el ejercicio pueden modular la respuesta inmunológica que destruye la capa protectora de los nervios.
"El sistema inmunológico no puede diferenciar entre un tejido que pertenece al cuerpo que es sano y un tejido que nos pueda hacer daño", explicó. Este fallo tiene consecuencias devastadoras: cuando la barrera protectora del sistema nervioso central se rompe, permite la entrada de linfocitos T y B que atacan directamente el cerebro y la médula espinal.
La capa de mielina funciona como el aislante de un cable eléctrico. Esta lipoproteína tiene la capacidad única de reflejar la energía eléctrica, permitiendo que los impulsos nerviosos viajen rápidamente a través del sistema nervioso. Cuando los linfocitos atacan esta capa, la transmisión se vuelve lenta y errática.
En algunos casos, la mielina puede regenerarse. Sin embargo, con el tiempo, esta capacidad disminuye y el tejido cicatricial que se forma impide aún más el movimiento de los impulsos eléctricos, manifestándose en dificultades de movimiento y problemas cognitivos.
Aunque tradicionalmente se asociaba la vitamina D solo con la salud ósea, un hallazgo revolucionario cambió esta perspectiva.
"En el año 2000 precisamente, se descubrieron que casi todas las células del cuerpo tienen receptores de la vitamina D", señalan los investigadores, lo que desató una serie de estudios intensivos sobre sus funciones adicionales.
La investigación reveló que la vitamina D juega un papel fundamental en la modulación del sistema inmunológico. Cuando los niveles son bajos, especialmente durante las primeras décadas de vida, aumenta significativamente la susceptibilidad al desarrollo de esclerosis múltiple.
La vitamina D estimula la producción de monocitos y macrófagos, células que ayudan a regular la respuesta inmunológica.
Al aumentar estas células, el sistema reduce naturalmente la producción de linfocitos B y T, precisamente aquellos que atraviesan la barrera defectuosa del sistema nervioso y atacan la mielina.
"La vitamina D controla, ayuda a modular el trabajo del sistema inmunológico", explican los expertos. Esta modulación es clave para prevenir la sobreactivación que caracteriza a las enfermedades autoinmunes.
El ejercicio moderado, realizado de tres a cinco veces por semana, ofrece beneficios complementarios. No solo estimula la producción de células protectoras del sistema inmunológico, sino que también reduce la inflamación corporal de manera significativa.
"El ejercicio realizado de forma moderada estimula el sistema inmunológico hacia tener mayor grado de protección", afirman los especialistas. El tejido adiposo, especialmente el acumulado en el área central del cuerpo, produce factores inflamatorios que alteran la barrera protectora del sistema nervioso. El ejercicio reduce estas células adiposas y, con ellas, la producción de sustancias inflamatorias.
Obtener vitamina D suficiente representa un desafío, ya que pocos alimentos naturales la contienen en cantidades significativas. Esto hace necesaria, en muchos casos, la suplementación. Sin embargo, la industria de los suplementos presenta riesgos importantes.
Un estudio del Reino Unido encontró que la cantidad real de vitamina D en los suplementos variaba entre un 9% y un 146% de lo indicado en la etiqueta. Solo aquellos productos certificados con el sello USP (United States Pharmacopeia) mostraron correspondencia con las cantidades declaradas.
"Las compañías que producen suplementos nutricionales, escúchenme bien, no están obligadas a poner las cantidades de los ingredientes en la etiqueta", advierten los expertos. En 2015, el estado de Nueva York envió cartas de cese y desista a importantes cadenas tras descubrir que varios suplementos no contenían los ingredientes anunciados.
Los niveles de vitamina D deberían mantenerse por encima de 50 nanomoles por litro para ofrecer protección adecuada. Los pacientes deben buscar suplementos certificados por USP, NSF o Informed Choice, y considerar recursos como consumerlab.com para verificar la calidad de los productos.
Además de la vitamina D y el ejercicio, otros factores alimentarios pueden ayudar: frutas y vegetales frescos, omega 3 y jengibre ofrecen propiedades antiinflamatorias complementarias.
La combinación de buenos niveles de vitamina D y ejercicio moderado regular representa una estrategia integral para combatir la sobreactividad de las células que atacan el sistema nervioso, reducir la inflamación y estimular las defensas protectoras del organismo.