Especialista en nutrición pediátrica explica cómo la alimentación fortalece el sistema inmunológico de los niños durante la temporada de virus respiratorios y ofrece consejos prácticos para padres.

La temporada de virus respiratorios representa uno de los mayores desafíos de salud para las familias con niños pequeños. Mientras muchos padres se centran en medidas de higiene y vacunación, existe un componente fundamental que a menudo se pasa por alto: la nutrición. Según expertos, una alimentación adecuada no solo fortalece las defensas, sino que puede marcar la diferencia en la gravedad y recuperación de estas infecciones.
Por eso, en una conversación exclusiva de la revista Medicina y Salud Pública con la licenciada Saimyliz Rivera, nutricionista dietista registrada y especialista en nutrición pediátrica, enfatiza que la alimentación juega un papel crucial en las infecciones respiratorias.
"Un paciente que esté mal nutrido o que esté en sobrepeso u obesidad en pediatría puede perjudicar o puede empeorar la función pulmonar", explica Rivera.
Esta conexión entre el estado nutricional y la capacidad respiratoria se convierte en una barrera significativa para la recuperación de los niños enfermos. Tanto la desnutrición como el exceso de peso comprometen la función inmunológica, dejando a los pequeños más vulnerables ante virus y bacterias.
Entre los nutrientes esenciales, dos destacan por su papel en la defensa del organismo. "La vitamina C juega un papel importante en el sistema inmunológico, pero también tenemos el mineral zinc que definitivamente tiene prioridad en lo que es el crecimiento y la población pediátrica para tener un sistema inmunológico favorable", señala la especialista.
Sin embargo, Rivera advierte que los suplementos nutricionales deben utilizarse con cautela. "Pueden ser un poco controversiales y es bien importante que cuando se utilicen sea bajo prescripción médica o de un nutricionista pediátrica", indica.
En su opinión, muchas veces se gastan recursos innecesariamente cuando una alimentación balanceada puede proveer todos los nutrientes requeridos.
Las frutas y vegetales encabezan la lista de alimentos protectores. "Nos aportan la mayoría de vitaminas y minerales y además de que nos aportan una buena hidratación en estos pacientes", explica Rivera, añadiendo que esto es particularmente importante considerando que los niños enfermos tienden a comer menos.
Los ácidos grasos omega-3 también ocupan un lugar privilegiado en la dieta preventiva. Presentes en pescados y nueces, estos nutrientes benefician tanto al sistema neurológico como al inmunológico. Para los más pequeños, Rivera recomienda presentar las nueces en forma de mantequilla diluida para evitar riesgos de asfixia.
No todo se trata de lo que se debe consumir; también es crucial identificar qué debilita las defensas. La nutricionista señala varios factores: "El estrés puede debilitar el sistema inmunológico en nuestros niños. También lo que son los ultraprocesados y los embutidos".
El consumo frecuente de salchichas, chips, dulces y bebidas azucaradas no solo desplaza alimentos nutritivos, sino que aumenta el riesgo de enfermedades crónicas. "Apartamos el consumo de frutas y vegetales diarios y eso lleva a una deficiencia nutricional", advierte.
Cuando un niño atraviesa una infección respiratoria, la prioridad cambia. "Lo principal para poder aportar el sistema inmunológico de nuestro niño cuando ha pasado una infección respiratoria es una buena hidratación", afirma Rivera.
Durante este período, la especialista recomienda opciones más líquidas y blandas como frappés de frutas con vegetales o purés. También sugiere cierta flexibilidad:
"Podemos darle el gusto al paciente, por ejemplo, si le encantan los pancakes, podemos acompañar ese pancake de frutas y así aportamos vitaminas".
Consciente de las presiones del ritmo diario, Rivera ofrece recomendaciones realistas para padres ocupados. El primer paso es la autoevaluación: "Si tu alimentación no es una alimentación adecuada, por ende estás aportando al entorno de tu hijo o de tu hija".
La especialista también reconoce las limitaciones de acceso a alimentos frescos que enfrentan muchas familias. "En Puerto Rico hay mucha inseguridad alimentaria y no todo el mundo tiene acceso a los mismos supermercados", señala, sugiriendo que en estos casos consultar con un nutricionista puede ayudar a tomar mejores decisiones.
Su mensaje final es claro: "La mejor herramienta es la educación y con simplemente educarnos y saber cómo leer la etiqueta nutricional, podemos empezar a tomar decisiones sobre la alimentación de nuestros niños", concluye.