5 bebidas que no debes consumir con el estómago vacío: Irritación, acidez, hinchazón y cambios en glucosa

Pequeños ajustes reducen el riesgo, como comer algo antes de tomarlas, añadir proteína o grasa, diluirlas, elegir versiones descafeinadas o simplemente postergar su consumo hasta después del primer alimento del día.

Katherine Ardila

    5 bebidas que no debes consumir con el estómago vacío: Irritación, acidez, hinchazón y cambios en glucosa

    Iniciar el día con ciertas bebidas, un hábito común para muchos, puede desencadenar molestias digestivas y otros efectos adversos cuando el estómago está vacío. 

    Expertos en nutrición explican que la ingesta de estas bebidas sin alimentos previos puede incrementar la acidez gástrica, irritar el revestimiento estomacal y provocar desde reflujo hasta fluctuaciones bruscas en los niveles de energía. 

    Sus recomendaciones, sin embargo, ofrecen estrategias prácticas para disfrutar de estas bebidas minimizando los riesgos.

    1. Café negro: un irritante gástrico común

    El ritual matutino del café puede tener consecuencias no deseadas cuando se realiza en ayunas. El café contiene ácidos clorogénicos, compuestos que elevan considerablemente la acidez y estimulan al estómago para producir aún más ácido. 

    “Dado que el café contiene ácidos clorogénicos, es altamente ácido y estimula al estómago a producir aún más ácido”, advierte Jacqueline A. Vernarelli, epidemióloga nutricional y profesora asociada en Sacred Heart University a Infobae.

    Esta situación puede acelerar la digestión e irritar la mucosa gástrica, conduciendo a reflujo ácido, acidez, temblores o nerviosismo. Para quienes son propensos al reflujo, la recomendación es clara. 

    “Si eres propenso al reflujo ácido, definitivamente no querrás tomar café con el estómago vacío”, señala la nutricionista Amanda Sauceda. Los especialistas sugieren mitigar este efecto añadiendo un poco de leche o bebida vegetal, o, preferiblemente, consumiendo un pequeño alimento previo. 

    “La mejor alternativa es beber agua o comer un pequeño refrigerio como un plátano, yogur o una tostada antes del café”, aconseja Vernarelli. Para quienes no tienen apetito al despertar, Sauceda propone empezar con media taza o cambiar a descafeinado.

    2. Té con cafeína: no siempre una alternativa más suave

    Optar por té en lugar de café no garantiza una experiencia más gentil para el sistema digestivo vacío. La cafeína presente en el té también puede incrementar la producción de ácido gástrico. 

    “La cafeína del té puede aumentar la producción de ácido gástrico”, explica Kristen Carli, nutricionista propietaria de Camelback Nutrition & Wellness. Esto puede resultar en náuseas, reflujo o calambres abdominales.

    Además del contenido de cafeína, la temperatura de la infusión juega un papel. “Beber té demasiado caliente puede irritar el revestimiento del esófago y el estómago”, agrega Carli. Para contrarrestar estos efectos, se recomienda preparar infusiones menos concentradas y, sobre todo, acompañarlas con un alimento. 

    “Antes de tomar el té, prueba un refrigerio rico en grasas o proteínas, como un huevo duro, yogur, avena o pan integral”, sugiere la especialista.

    3. Bebidas carbonatadas: el problema de la expansión gástrica

    Refrescos y aguas con gas son particularmente problemáticos en ayunas debido al dióxido de carbono que contienen. Este gas se expande dentro del estómago, promoviendo la acumulación y facilitando que el ácido gástrico refluya hacia el esófago. 

    “Este gas continúa acumulándose y subiendo a menos que haya comida en el estómago que lo impida”, describe Carli. El resultado puede ser acidez, sensación de ardor, hinchazón y eructos.

    La recomendación de los expertos es sencilla: posponer su consumo hasta después de haber comido. 

    “Evita beber bebidas carbonatadas hasta después de comer”, afirma Carli. Si se consumen, es aconsejable hacerlo lentamente y permanecer en posición vertical para facilitar que el gas se disipe.

    4. Jugos cítricos: acidez y fluctuaciones de azúcar

    Aunque son percibidos como saludables, los jugos de naranja, limón o pomelo pueden ser agresivos para un estómago vacío. Su alta acidez puede irritar la mucosa gástrica, un riesgo mayor para personas con úlceras. 

    “La acidez del jugo de naranja puede irritar el revestimiento del estómago, lo cual puede ser un problema si se tienen úlceras”, alerta Sauceda.

    Sumado a esto, su alto contenido de azúcar puede causar un pico rápido de glucosa en sangre, seguido de una caída que provoca fatiga o mareos. “El azúcar presente en la fruta no es malo en sí mismo, pero puede elevar el nivel de azúcar en la sangre, provocando antojos o bajones de energía”, explica Vernarelli. 

    Para un consumo más seguro, los nutricionistas recomiendan acompañar el jugo con alimentos que contengan proteína o fibra. “Personalmente, encuentro que algo con almidón puede ayudarme a asentar el estómago cuando tomo jugo de naranja”, comparte Sauceda.

    5. Bebidas energéticas: una combinación potente de estimulantes

    Diseñadas para proporcionar un impulso rápido, las bebidas energéticas concentran altos niveles de cafeína y azúcar, cuya absorción se acelera con el estómago vacío. “Estas bebidas suelen tener niveles extremadamente altos de cafeína y están llenas de azúcar, lo que puede disparar los niveles de glucosa en sangre”, señala Vernarelli.

    Además, suelen contener aditivos como taurina o guaraná que pueden intensificar las molestias. “Las bebidas energéticas suelen contener aditivos como taurina, guaraná y niacina, que pueden causar náuseas si se toman sin alimentos”, agrega la epidemióloga. 

    La estrategia para reducir sus efectos adversos es consumirlas únicamente después de haber ingerido alimentos, especialmente aquellos ricos en proteínas, que ralentizan la absorción de sus componentes y protegen el revestimiento gastrointestinal.

    Mientras que estas bebidas forman parte de la rutina de muchas personas, pequeños ajustes en el momento y el contexto de su consumo pueden marcar una diferencia significativa en el bienestar digestivo y general. 

    La clave, coinciden los expertos, reside en nunca subestimar el papel de un pequeño alimento como amortiguador entre estas sustancias potentes y un estómago vacío.



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