Los resultados mostraron que los pacientes con depresión y apatía tenían un riesgo acumulado de demencia del 53,9%.
Un estudio realizado por investigadores franceses ha puesto de relieve la relación entre los síntomas depresivos tras una hemorragia intracerebral espontánea y el riesgo de progresión hacia la demencia.
Este análisis, que se enmarca en la cohorte prospectiva francesa PITCH (Prognosis of Intracerebral Hemorrhage), examina cómo diferentes perfiles neuropsiquiátricos pueden influir en la evolución cognitiva de los pacientes tras este tipo de evento cerebrovascular.
La investigación se centró en 265 de los 560 pacientes inicialmente incluidos en el estudio PITCH que seguían vivos seis meses después de una hemorragia cerebral.
De estos, el 83% fue sometido a una evaluación neuropsiquiátrica, revelando que el 20% tenía antecedentes de depresión y el 10% presentaba deterioro cognitivo antes de la hemorragia. Los pacientes fueron clasificados en tres grupos utilizando un análisis jerárquico para agrupar los perfiles neuropsiquiátricos:
1. Sin síntomas depresivos: 69% de los pacientes.
2. Con apatía predominantemente asociada: 19% de los pacientes.
3. Con ansiedad predominantemente asociada: 13% de los pacientes.
Los resultados indicaron que aquellos con depresión y un componente apático tenían un riesgo acumulado de demencia del 53,9%, en comparación con el 35,2% del grupo con depresión y ansiedad, y el 23,5% del grupo sin depresión. Este patrón sugiere que la apatía podría ser un indicador significativo del deterioro cognitivo tras una hemorragia.
Los investigadores observaron que los pacientes con un perfil apático eran significativamente mayores y experimentaron síntomas más severos relacionados con la hemorragia, así como una mayor atrofia cerebral, reflejada en imágenes que mostraban microhemorragias. Al ajustar los datos por edad, los hallazgos indicaron que los pacientes con depresión y un componente apático tenían 2,2 veces más probabilidades de desarrollar problemas cognitivos en comparación con aquellos sin depresión, lo que se traduce en un
Los autores del estudio comentan que la distinción entre depresión y apatía tras un ictus puede ser difícil, lo que complica la evaluación y el tratamiento. La similitud de los síntomas, especialmente en la población de adultos mayores, resalta la necesidad de una identificación clara y precisa de los perfiles neuropsiquiátricos.
Con base en estos resultados, sugieren implementar herramientas de cribado post-hemorragia cerebral que permitan evaluar adecuadamente los síntomas neuropsiquiátricos.
Los hallazgos iniciales de este estudio sugieren que el análisis de los componentes neuropsiquiátricos podría conducir a una mejor identificación del riesgo de demencia en pacientes post-hemorragia.
Sin embargo, los autores también reconocen que algunos factores de riesgo podrían no haber sido capturados debido al número limitado de participantes en este estudio. Por ello, se plantea realizar investigaciones adicionales con cohortes más grandes y diversas para validar estos hallazgos y explorar más a fondo las conexiones entre la depresión, la apatía y el deterioro cognitivo tras una hemorragia cerebral.
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