El incremento de este tipo de neumonía ha puesto en alerta a las autoridades sanitarias. Los síntomas leves como tos seca y fiebre baja, dificultan su diagnóstico temprano, lo que aumenta el riesgo de propagación, especialmente en los entornos escolares.
En las últimas semanas, un aumento notable en los casos de neumonía atípica en niños ha generado preocupación en el sector de la salud en Estados Unidos. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han confirmado un repunte en las consultas pediátricas por esta infección pulmonar, que es provocada principalmente por la bacteria Mycoplasma pneumoniae.
El doctor Buddy Creech, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, explicó que "desde principios del verano, hemos visto un aumento notable en la cantidad de niños con neumonía que parecen tener este tipo particular de neumonía", refiriéndose a la neumonía atípica. Este tipo de neumonía se caracteriza por síntomas leves y persistentes, lo que complica su diagnóstico temprano. "Lo que lo hace más difícil es que los síntomas pueden parecerse a los de un resfriado común", añadió Creech.
El Mycoplasma pneumoniae se transmite principalmente a través de gotitas respiratorias, lo que facilita su propagación en lugares cerrados y concurridos, como las escuelas. Según datos de los CDC, "el número de niños que dieron positivo en las pruebas de Mycoplasma pneumoniae ha aumentado drásticamente en los últimos meses", destacando que en los niños de 2 a 4 años, los diagnósticos aumentaron del 1% en abril al 7,2% en octubre de 2024.
La neumonía atípica presenta síntomas que son generalmente leves en comparación con otras formas de neumonía, lo que lleva a muchos a pasar por alto la infección. Según Creech, "muchos niños se sienten lo suficientemente bien como para continuar con sus actividades diarias. Esto es lo que a menudo hace que la enfermedad se pase por alto". Los síntomas comunes incluyen tos seca, fiebre baja, dolor de cabeza y escalofríos, pero son tan leves que los padres no suelen buscar atención médica inmediata.
Por su parte, el doctor Geoffrey Weinberg, especialista en el Centro Médico de la Universidad de Rochester, explicó que la enfermedad tiende a seguir un patrón cíclico. "Es posible que no estemos viendo más casos que antes, sino que simplemente estamos viviendo un año con un pico más alto", señaló, añadiendo que este tipo de neumonía sigue un ciclo cada tres a siete años, lo que podría explicar el aumento de casos en 2024.
El diagnóstico de la neumonía atípica es especialmente complicado debido a que la bacteria Mycoplasma pneumoniae no crece fácilmente en cultivos convencionales de laboratorio. "Históricamente, detectar el Mycoplasma pneumoniae ha sido un desafío", afirmó el doctor Creech. Sin embargo, con la introducción de nuevas pruebas de diagnóstico rápido, los médicos ahora pueden identificar más fácilmente esta infección.
"Es el momento de utilizar estas nuevas pruebas para poder guiar el tratamiento de manera más eficiente", añadió el especialista. Es esencial realizar estas pruebas, ya que los antibióticos comunes como la amoxicilina y la penicilina no son efectivos contra esta bacteria. En su lugar, se recomiendan antibióticos específicos, como la azitromicina, que son más efectivos en el tratamiento de Mycoplasma pneumoniae.
El Mycoplasma pneumoniae se propaga fácilmente en lugares cerrados como las escuelas, donde los niños están en contacto constante. "Las escuelas son un caldo de cultivo para la transmisión de esta bacteria", advirtió Creech, enfatizando la importancia de medidas preventivas en estos entornos. Según los CDC, las medidas de higiene, como el lavado frecuente de manos y la ventilación adecuada de las aulas, son esenciales para evitar la propagación.
La prevención sigue siendo la herramienta más eficaz para reducir el riesgo de contagio. Los CDC recomiendan que los niños con síntomas respiratorios leves, como tos o fiebre baja, se mantengan en casa para evitar contagiar a otros en las aulas.
La neumonía atípica se puede tratar de manera ambulatoria en la mayoría de los casos mediante antibióticos específicos. "El tratamiento con antibióticos adecuados puede reducir significativamente la duración de la infección", explicó Creech. Aunque muchos niños se recuperan sin tratamiento intensivo, aquellos con complicaciones, como problemas respiratorios preexistentes, pueden necesitar atención médica más especializada.
En general, la mayoría de los niños se recuperan sin mayores problemas, pero los expertos insisten en la importancia de un diagnóstico temprano. "La clave para controlar esta enfermedad es identificarla pronto y usar el tratamiento adecuado", concluyó el doctor Creech.
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