Este estudio revela que las personas tatuadas podrían tener un 21% de riesgo mayor de linfoma, comparado con las personas no tatuadas.
La popularidad de los tatuajes ha aumentado drásticamente en las últimas décadas. Las tintas utilizadas a menudo contienen sustancias químicas cancerígenas, como aminas aromáticas primarias, hidrocarburos aromáticos policíclicos y metales. El proceso de tatuado provoca una respuesta inmunológica, lo que permite que la tinta migre desde el lugar de la inyección. Aunque se ha confirmado la deposición del pigmento del tatuaje en los ganglios linfáticos, los efectos a largo plazo sobre la salud no se han explorado completamente.
Utilizando registros de la autoridad nacional sueca con cobertura poblacional completa, se investigó la asociación entre la exposición a tatuajes y el linfoma, incluyendo sus subtipos. El estudio abarcó personas de 20 a 60 años diagnosticadas con linfoma entre 2007 y 2017, con tres controles aleatorios emparejados por edad y sexo por cada caso.
La población de estudio incluyó a 11.905 individuos, con una tasa de respuesta del 54% entre los casos y del 47% entre los controles. Se encontró que la prevalencia de tatuajes era del 21% entre los casos y del 18% entre los controles. Las personas tatuadas tenían un riesgo ajustado mayor de linfoma general (TIR = 1,21; IC del 95%: 0,99 a 1,48). El riesgo fue particularmente elevado en personas con menos de dos años desde su primer tatuaje hasta el año índice (TIR = 1,81; IC 95%: 1,03–3,20).
Aunque el riesgo disminuyó en individuos con una exposición intermedia (de tres a diez años), volvió a aumentar en aquellos con su primer tatuaje 11 años o más antes del año índice (TIR = 1,19; IC del 95 %: 0,94 un 1,50). No se encontró evidencia de un aumento del riesgo con una mayor superficie corporal tatuada. El riesgo fue mayor para el linfoma difuso de células B grandes (TIR 1,30; IC 95 % 0,99–1,71) y el linfoma folicular (TIR 1,29; IC 95 % 0,92–1,82) .
Este estudio pionero, que investiga la relación entre los tatuajes y el linfoma utilizando un diseño de casos y controles basados en la población, sugiere que las personas tatuadas tienen un riesgo 21% mayor de desarrollar linfoma en comparación con las no tatuadas, con una asociación. más fuerte en ciertos subtipos de linfoma.
Los resultados subrayan la necesidad de más investigaciones epidemiológicas para establecer la causalidad y destacan la importancia de las medidas regulatorias para controlar la composición química de las tintas de tatuaje. Estos hallazgos indican que los tatuajes podrían representar un factor de riesgo modificable desde una perspectiva de salud pública.
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