El estudio encontró que los niveles más altos de soledad al inicio estaban fuertemente asociados con un mayor riesgo de diabetes tipo 2 en un plazo de 20 años después.
El proyecto fue publicado en la revista de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), y demuestra que la soledad es un factor de riesgo para las personas mayores, pues estas tienden a desarrollar diabetes tipo 2 (T2D). La investigación es del profesor asociado Roger E. Henriksen y sus colegas de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Noruega Occidental. Además de examinar la relación entre la soledad y esta patología, también analizó si la depresión y el insomnio tienen que ver en el desarrollo de esta enfermedad crónica.
Estudio longitudinal de 20 años
Este estudio consistió en un seguimiento de observación durante 20 años, a pacientes que presentaron síntomas de consideración, y durante el cual se excluyeron a aquellos que no arrojaron resultados de la enfermedad. No obstante, concluyen los realizadores que: “el 4,9% de los participantes del estudio desarrollaron diabetes tipo 2. El 12,6% de los participantes informó varios grados de sentirse solo.
La soledad y el riesgo de diabetes tipo 2
Las personas que se sentían más solas tenían el doble de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, en relación con las que no se sentían de esa manera (OR ajustado 2,19 [IC del 95%: 1,16, 4,15]). El efecto de la soledad en la diabetes tipo 2 estuvo débilmente mediado por un subtipo de insomnio, aunque no por síntomas de depresión”.
El estrés psicológico tendría un vínculo en el desarrollo de la diabetes tipo 2 (DT2), según el estudio, teniendo como análisis base que la soledad crea un estado de angustia crónico (estrés) y, a veces, de larga duración que puede activar la respuesta fisiológica del cuerpo.
Cortisol, estrés y resistencia a la insulina: diabetes tipo 2
Se cree que esta respuesta desempeña un papel importante en el desarrollo de la DT2, a través de mecanismos como la resistencia temporal a la insulina, provocada por niveles elevados de cortisol (la hormona del estrés). También implica cambios del comportamiento alimentario por parte del cerebro, provocando un aumento del apetito por los carbohidratos y los subsiguientes niveles elevados de azúcar en la sangre.
Estudios previos descubrieron una asociación entre la soledad y la alimentación poco saludable, incluido un mayor consumo de bebidas azucaradas y alimentos ricos en azúcares y grasas.
El estudio de referencia HUNT
La investigación tomó como referencia la información de HUNT2, y analizó a 24.024 participantes. El sentimiento de soledad se midió a partir de la encuesta de datos de este, después de excluir a las personas con trastornos metabólicos (diabetes tipo 1 y tipo 2), y aquellas para las que no se disponía de datos de análisis de sangre.
El estado de T2D fue la principal variable de resultado y se basó en que la HbA1c (hemoglobina glucosilada, una medida del control del azúcar en la sangre a largo plazo) era superior a 48 mmol/mol cuando se midió en la encuesta HUNT4.
Resultados
El estudio citado encontró que de 24.024 personas, 1.179 (4,9 %) desarrollaron DT2 durante el transcurso del estudio (1995-2019). Hombres (59 % frente a 44 %) y tenían una edad media más alta (48 años frente a 43 años) que aquellos sin DT2. Casados (73 % frente a 68 %) y tener el nivel de educación más bajo (35 % frente a 23 %). Los sentimientos de soledad fueron reportados por el 13 % de los participantes.
La gravedad de los síntomas de depresión se evaluó mediante un cuestionario completado durante HUNT3, que constaba de 7 preguntas. Cada una puntuada en una escala de 0 a 3 para un total de 0 a 21 puntos, donde las puntuaciones más altas indican síntomas más graves. Las personas con insomnio fueron identificadas con base en sus respuestas a las preguntas.
El insomnio y su vínculo con la diabetes
Después de ajustar por edad, sexo y nivel educativo, encontraron que los participantes que respondieron "mucho" cuando se les preguntó si se habían sentido solos, tenían el doble de probabilidades de desarrollar DT2, frente a aquellos que no se sentían solos. Un análisis posterior mostró que esta relación no se vio alterada por la presencia de depresión, insomnio al inicio del sueño o insomnio terminal, aunque el equipo encontró evidencia de un vínculo con el insomnio de mantenimiento del sueño.
Recomendaciones de los investigadores
Los investigadores aseguran que el apoyo social, la influencia y el compromiso pueden tener efectos positivos en los comportamientos que promueven la salud.
Por ejemplo, el consejo y el apoyo de un amigo pueden influir en las elecciones relacionadas con la salud de una persona y tener un efecto positivo en su dieta, nivel de actividad física y sentimientos generales de estrés, y aconsejan que la soledad se incluya en las pautas clínicas relacionadas con la DT2.
Afirman: “Es importante que los proveedores de atención médica estén abiertos al diálogo sobre las inquietudes de un individuo durante la consulta clínica, incluso con respecto a la soledad y la interacción social”.
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