La demencia vascular, segunda causa más común de demencia tras el alzhéimer, carece actualmente de tratamientos efectivos.
Un nuevo estudio de UCLA Health, publicado en la revista Cell, revela que un fármaco en ensayos clínicos para la psoriasis puede promover la reparación cerebral y recuperar memoria y movilidad en ratones.
El hallazgo más prometedor es que el tratamiento funciona incluso cuando se administra tardíamente, algo crucial para una enfermedad que se diagnostica en etapas avanzadas.
A diferencia del alzhéimer, que se asocia principalmente con la acumulación de proteínas anómalas en el cerebro, la demencia vascular está relacionada con daños en los vasos sanguíneos cerebrales que afectan el flujo sanguíneo y el suministro de oxígeno al tejido cerebral.
Uno de los principales desafíos clínicos de esta enfermedad es que el deterioro cerebral no se limita a un área aislada, sino que tiende a extenderse progresivamente desde las lesiones iniciales hacia otras regiones del cerebro. Esta expansión del daño agrava los síntomas cognitivos y funcionales con el tiempo.
A pesar de su gravedad y su creciente prevalencia en poblaciones envejecidas, actualmente no existe ninguna terapia farmacológica capaz de revertir ni frenar de forma efectiva esta progresión.
El equipo de UCLA Health buscó identificar qué sucede en el cerebro en las áreas donde se propaga la enfermedad. Para ello, los investigadores identificaron todas las moléculas que se comunican entre las células del cerebro adyacentes a las lesiones de demencia, y cuáles están anormalmente alteradas en la enfermedad en comparación con el cerebro normal.
"Razonamos que las células en las áreas cerebrales donde se propaga la enfermedad perderán su comunicación normal. En otras palabras, la interacción intercelular se ve alterada de forma tóxica en la demencia vascular", explica el doctor S. Thomas Carmichael, autor principal del estudio y profesor y director de Neurología en la Facultad de Medicina David Geffen de la UCLA.
Al hacer esto tanto en modelos de laboratorio como en cerebro humano, el equipo pudo identificar con precisión el "interactoma" en la demencia vascular: todas las moléculas que señalan o interactúan en las células en riesgo.
Un sistema molecular se destacó como potencialmente significativo. Este sistema se comunica entre las células de los vasos sanguíneos y las células inflamatorias cerebrales adyacentes, denominadas microglía.
En la demencia vascular, la enzima CD39 y el receptor de adenosina A3 (A3AR) se regulan a la baja conjuntamente en estos dos tipos celulares, de forma sinérgica por el envejecimiento y la lesión isquémica vascular.
El CD39 genera, mediante varios pasos, la molécula adenosina, que se une al A3AR y modifica la inflamación, regulando a la baja algunos de sus efectos nocivos.
Para evaluar este sistema CD39/A3AR como posible diana farmacológica, el grupo utilizó un fármaco en ensayos clínicos para la psoriasis. Al administrarlo a ratones en un modelo de demencia vascular, este fármaco promovió la reparación del tejido cerebral y la recuperación de la memoria y la marcha.
"El hallazgo más emocionante fue que la intervención tardía seguía siendo eficaz. Esto es crucial porque la demencia vascular suele diagnosticarse tardíamente. Al abordar la comunicación entre los vasos sanguíneos y las neuronas, abordamos la causa raíz del daño, no solo enmascaramos los síntomas", destaca el doctor Min Tian, autor principal y becario postdoctoral en UCLA Health.
Si bien los resultados son prometedores, se necesitan más estudios antes de iniciar los ensayos clínicos en humanos. El equipo está optimizando la dosificación y explorando biomarcadores para evaluar la eficacia de la terapia.