La enfermedad que infecta sin síntomas ahora tiene cura en más del 98% de los casos, pero expertos alertan sobre la necesidad de mejorar el cernimiento y el acceso en poblaciones vulnerables.
En el marco del Día Mundial contra la Hepatitis C, el Dr. José Rivera, hepatólogo del Centro de Trasplante del Hospital Auxilio Mutuo, reveló los avances revolucionarios en el tratamiento de esta enfermedad que durante décadas cobró miles de vidas en la isla.
La hepatitis C es un virus que infecta primordialmente el hígado, causando inflamación hepática en la mayoría de los casos de forma completamente silente. "El 95% o más de los pacientes que se infectan no presentan síntomas agudos", explicó el Dr. Rivera durante una entrevista exclusiva.
Esta característica hace que la detección sea un desafío constante para los profesionales de la salud. Solo un pequeño porcentaje de pacientes desarrolla hepatitis aguda dramática, con síntomas como ictericia (coloración amarillenta), alteración en los laboratorios de función hepática y problemas de coagulación.
La historia de la hepatitis C en Puerto Rico está marcada por una epidemia que alcanzó su pico durante los años 80, cuando el virus aún no había sido identificado. Los principales factores de riesgo incluían:
Uso de drogas intravenosas y compartir agujas infectadas
Transfusiones de sangre antes de 1990 (cuando no existían pruebas de cernimiento)
Uso de cocaína nasal compartiendo utensilios
"Sabíamos que había un virus extraño causando infección, pero no teníamos pruebas para identificarlo. Se le llamaba 'non-A/non-B virus'", recordó el especialista.
Los primeros tratamientos disponibles en los años 90 presentaban serias limitaciones:
Tasas de curación de apenas 10-20%
Terapias largas de seis meses o más
Efectos secundarios severos que impedían la adherencia
Interacciones complicadas con otros medicamentos
Costos prohibitivos que alcanzaron hasta $200,000 por paciente
"Muchas personas fallecieron por hepatitis C porque no había terapias o porque fallaron los tratamientos disponibles", lamentó el Dr. Rivera.
La revolución de 2014-2015: antivirales de acción directa
El panorama cambió radicalmente con la introducción de las drogas antivirales de acción directa entre 2014 y 2015. Estos nuevos medicamentos representaron un salto cualitativo:
Eficacia: Tasas de curación superiores al 98%
Conveniencia: Píldoras orales, sin necesidad de inyecciones
Tolerabilidad: Mínimos efectos secundarios
Duración: Tratamientos más cortos
Seguridad: Menos interacciones medicamentosas
"Los que vivimos la hepatitis C en los años 80 y 90 y vimos este cambio, sabemos que fue algo que revolucionó definitivamente la hepatología", enfatizó el especialista.
El Dr. Rivera destacó los avances significativos en accesibilidad durante los últimos cinco años:
Sector público: La Reforma de Salud y Medicare cubren los tratamientos
Sector privado: Mayor interés en facilitar el acceso
Reducción de costos: De $200,000 a precios accesibles
Capacitación médica: Médicos primarios entrenados para administrar el tratamiento
"Ha habido un esfuerzo coordinado del sector público y privado. Estamos en un momento muy optimista para los pacientes", afirmó.
A pesar de los avances, persisten desafíos en poblaciones específicas. Las cárceles de Puerto Rico presentan tasas de infección particularmente altas, y muchos confinados no saben que están infectados o no tienen acceso adecuado al tratamiento.
"Si vas a reinsertar a estas personas a la sociedad y están infectadas, pueden infectar a otras personas si no han corregido sus factores de riesgo", advirtió el Dr. Rivera, quien considera que el Departamento de Corrección y Rehabilitación debe abordar este tema de salud pública de manera innovadora.
Dada la eficacia de los tratamientos actuales, el Centro para el Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos recomienda que todos los adultos mayores de 18 años se realicen al menos una prueba de hepatitis C en su vida, independientemente de sus factores de riesgo.
Esta recomendación es especialmente importante para los "baby boomers", la generación más afectada por estar en el pico poblacional durante los años de mayor infección. Estudios indican que hasta un 10% de esta población podría tener hepatitis C sin saberlo.
El mensaje del Dr. Rivera es claro: "Estas terapias son tan buenas y accesibles que todos debemos hacernos una prueba de hepatitis C al menos una vez en la vida. La batalla contra este virus silencioso se puede ganar definitivamente".