Ardor y prurito en la zona genital: Así se reconoce y trata el liquen escleroso

Esta enfermedad crónica de la piel afecta principalmente la zona genital y anal, aunque puede presentarse sin síntomas en casos leves.

Laura Guio

    Ardor y prurito en la zona genital: Así se reconoce y trata el liquen escleroso

    El liquen escleroso es una afección cutánea crónica que puede manifestarse de forma silenciosa en sus etapas iniciales. Según información médica especializada, es posible tener liquen escleroso leve sin experimentar síntomas evidentes, lo que puede retrasar su diagnóstico y tratamiento oportuno.

    ¿Cuáles son los síntomas?

    Cuando la condición presenta manifestaciones clínicas, estas suelen concentrarse principalmente en la zona genital y el área anal. Sin embargo, también puede afectar otras partes del cuerpo como la espalda, los hombros, la parte superior de los brazos y el pecho.

    Entre los síntomas más comunes se encuentran zonas de piel con textura suave y descolorida, áreas arrugadas o manchadas, y picazón persistente. Los pacientes también pueden experimentar sensación de irritación o ardor, desarrollar hematomas con facilidad y presentar piel excesivamente frágil.

    En casos más severos, pueden aparecer cambios en la uretra, sangrado, formación de ampollas o llagas abiertas, además de experimentar relaciones sexuales dolorosas.

    La importancia del seguimiento médico

    Los especialistas enfatizan la necesidad de consultar con un proveedor de atención médica ante la presencia de cualquiera de estos síntomas. Una vez diagnosticada la condición, se recomienda realizar visitas de control cada 6 a 12 meses para monitorear cambios en la piel y detectar posibles efectos secundarios del tratamiento.

    Un origen aún desconocido

    A pesar de los avances médicos, de acuerdo con Mayo Clinic,  la causa exacta del liquen escleroso permanece sin identificarse completamente. Los investigadores sugieren que probablemente se trate de una combinación de factores que incluyen un sistema inmunitario hiperactivo, predisposición genética y daños o irritaciones previas en la piel.

    Es fundamental aclarar que el liquen escleroso no es contagioso y no puede transmitirse a través del contacto sexual, un mito que aún persiste entre algunos pacientes.

    Complicaciones que requieren atención

    Las complicaciones asociadas con esta condición pueden ser significativas. Entre ellas destacan las relaciones sexuales dolorosas y la formación de cicatrices, que pueden incluir la cobertura del clítoris en mujeres. En hombres, la cicatrización del pene puede provocar erecciones dolorosas, flujo urinario insuficiente e incapacidad para retraer el prepucio.

    Un dato preocupante es que las personas con liquen escleroso vulvar presentan un mayor riesgo de desarrollar carcinoma de células escamosas. En niños, el estreñimiento representa una complicación frecuente.

    Diagnóstico y especialistas involucrados

    El diagnóstico generalmente se realiza mediante el examen visual de la piel afectada por parte del proveedor de atención médica. En algunos casos, especialmente cuando hay sospecha de cáncer o cuando la piel no responde a las cremas con esteroides, puede ser necesaria una biopsia. Este procedimiento consiste en extraer una pequeña muestra del tejido afectado para su análisis microscópico.

    Dependiendo de la ubicación y severidad de la condición, el paciente puede ser remitido a diversos especialistas, incluyendo dermatólogos, ginecólogos, urólogos y médicos especializados en el manejo del dolor.

    Opciones de tratamiento disponibles

    Con el tratamiento adecuado, los síntomas suelen mejorar significativamente o incluso desaparecer. El enfoque terapéutico varía según la gravedad de los síntomas y la ubicación en el cuerpo, y tiene como objetivos aliviar la picazón, mejorar la apariencia de la piel y reducir el riesgo de cicatrización.

    El tratamiento de primera línea generalmente incluye el ungüento de clobetasol, un corticoide tópico que se aplica dos veces al día inicialmente. Después de varias semanas, la frecuencia se reduce a dos veces por semana como terapia de mantenimiento para prevenir la reaparición de síntomas.

    Los proveedores de atención médica realizan un monitoreo cuidadoso para detectar posibles efectos secundarios del uso prolongado de corticoides, como el adelgazamiento adicional de la piel. Como alternativa o complemento, pueden prescribirse inhibidores de la calcineurina, como el tacrolimus.

    Un compromiso a largo plazo

    Es importante que los pacientes comprendan que, aunque el tratamiento puede ser muy efectivo, los síntomas tienden a reaparecer incluso después de una terapia exitosa. Por esta razón, se requiere un tratamiento a largo plazo para controlar la picazón y la irritación, además de prevenir complicaciones graves.

    Los exámenes de seguimiento, realizados generalmente una o dos veces al año, son fundamentales para el manejo exitoso de esta condición crónica y para mantener una buena calidad de vida.


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