La mayoría de los afectados son personas mayores con sistemas inmunitarios comprometidos, a menudo tras recibir tratamiento con antibióticos. En los casos más graves pueden llevar a sepsis y muerte.
Los hospitales Clínic y Bellvitge en Barcelona son pioneros en utilizar trasplantes fecales para curar infecciones recurrentes por la bacteria Clostridioides difficile. Además, se está investigando su uso en enfermedades neurológicas, metabólicas e incluso cáncer. Estos hospitales acaban de inaugurar el primer banco público de microbiota intestinal en España.
"Aquella mañana me desperté con un dolor abdominal tan fuerte e intenso que pensaba que me moría", recuerda Santiago Marco, de 52 años. En urgencias de un centro de atención primaria, atribuyeron sus dolores de vientre a los efectos secundarios de los antibióticos que había tomado para tratar una neumonía y le recomendaron consumir yogures durante unos días, enviándolo de vuelta a casa.
Sin embargo, el dolor y malestar persistieron, lo que llevó a Marco a acudir a un hospital. Allí, un test de antígenos reveló una infección por C. difficile, una bacteria patógena. Fue ingresado durante 10 días y tratado con antibióticos. Tras dos semanas de tregua en casa, los síntomas reaparecieron. En el hospital, le informaron que sufría una recidiva: la infección se había reproducido y debía ser ingresado nuevamente para recibir antibióticos aún más potentes.
Como investigador en el Instituto de Bioingeniería de Catalunya (IBEC), su curiosidad científica lo llevó a investigar sobre C. difficile. Descubrió que, a partir de la tercera recaída, la infección sería incurable, requiriendo antibióticos de por vida y una consecuente degradación de su salud. También halló ensayos clínicos en Estados Unidos que utilizaban trasplantes de microbiota fecal, obteniendo un éxito del 90% en pacientes con una segunda recaída.
"Me programaron una colonoscopia en el Hospital de Bellvitge y me practicaron un trasplante de microbiota fecal. Aquello fue mano de santo. Salí de allí y nunca más he tenido una reinfección por C. difficile", relata Marco, quien contactó al doctor Jordi Guardiola en 2017 y expuso su caso. Guardiola lo atendió rápidamente y programó el procedimiento que le salvó la vida. "Me salvaron la vida", concluye Marco, ya completamente recuperado.
Entre el 1 y el 3% de la población sana porta en sus intestinos Clostridioides difficile, aunque solo en un pequeño porcentaje de personas esta bacteria provoca problemas de salud. En los casos más graves, puede causar sepsis y la muerte. La mayoría de los afectados son personas mayores con sistemas inmunitarios comprometidos, a menudo tras haber recibido tratamiento con antibióticos.
Paradójicamente, las infecciones recurrentes por C. difficile se tratan con los mismos antibióticos que suelen causar estos problemas. Estos medicamentos eliminan la mayoría de las bacterias en el colon, lo que incluye la microbiota intestinal beneficiosa. Como resultado, entre el 20% y el 30% de los pacientes recaen y deben recibir nuevamente antibióticos. Cada recaída aumenta significativamente el riesgo de recurrencia.
La microbiota intestinal funciona como un ecosistema equilibrado en el que millones de microbios compiten por espacio y recursos. Este equilibrio impide que C. difficile y otros patógenos crezcan descontroladamente, ya que son mantenidos a raya por el resto de los microorganismos. Sin embargo, los antibióticos pueden desequilibrar este ecosistema, reduciendo la población de microbios beneficiosos y permitiendo que los patógenos proliferen.
El jefe de la Unidad de Enfermedades Digestivas del Hospital Universitario de Bellvitge, Jordi Guardiola, lo explica con una analogía: "Es como tener una habitación abarrotada de personas: por mucho que quiera entrar otro grupo, no podrá porque no hay espacio. En cambio, si la habitación está medio vacía, les será fácil comenzar a ocuparla".
El trasplante fecal ayuda a restaurar el equilibrio de la microbiota intestinal al introducir bacterias saludables. Este procedimiento consiste en obtener microbiota de una muestra de heces de un donante sano e introducirla en el colon del paciente. Generalmente, se realiza a través de una colonoscopia, aunque también se están investigando cápsulas. Aunque las cápsulas son menos invasivas, su eficacia es ligeramente inferior: alrededor del 80% frente al 90% de la colonoscopia.
Aunque el trasplante fecal puede parecer un tratamiento moderno, sus orígenes se remontan a China en el siglo IV, donde se utilizaba para tratar casos graves de intoxicación alimentaria y diarrea. Entonces se conocía como "sopa amarilla". En los años 2000, la idea resurgió debido a una epidemia de una cepa agresiva de C. difficile en Estados Unidos y Canadá. "En aquellos años morían más personas por esta infección que a causa del sida", señala Guardiola.
Por el momento, el trasplante de microbiota fecal (TMF) solo está aprobado a escala internacional para tratar las infecciones recurrentes por C difficile.
Sin embargo, numerosos ensayos clínicos en todo el mundo estudian ahora aplicarlo en enfermedad inflamatoria intestinal, obesidad, diabetes, alzhéimer y otras enfermedades neurológicas. Incluso se investiga aplicarlo al cáncer
De hecho, en la actualidad "hay más de 450 ensayos clínicos activos con trasplante de microbiota humana para diversas patologías", destaca la microbióloga Andrea Aira del Clínic.
El éxito del Banco de Microbiota Fecal de Catalunya se debe en gran parte a su riguroso proceso de selección de donantes. La enfermera Mireia Ruíz del Hospital Clínic explica que la captación de donantes comienza en el Banco de Sangre y Tejidos, cuando las personas van a donar sangre. Los candidatos deben tener entre 18 y 50 años, llevar una vida saludable y no tener enfermedades excluyentes. Pasan cuestionarios exhaustivos, análisis de sangre y heces, y una revisión médica. Solo entre el 4% y el 5% de los potenciales donantes son aceptados.
Borja Mateos, de 31 años, es uno de los pocos seleccionados. Envía sus deposiciones casi a diario al Banco en Bellvitge en kits especiales proporcionados por el hospital. A pesar de las bromas que recibe de sus amigos al explicar que es donante de microbiota, Mateos sabe que está ayudando a otras personas. Además, sus análisis periódicos confirman que está en excelente salud.
Montse Claparols, responsable de la captación de donantes en el Hospital Clínic, añade que informan a los donantes cada vez que sus heces se utilizan, lo que les hace sentir bien por su contribución. Cada año, el Clínic y Bellvitge obtienen unas 230 dosis de microbiota cada uno, permitiendo tratar a unas 450 personas en Catalunya. Sin embargo, esta cifra es insuficiente comparada con las aproximadamente 1600 personas que sufren una infección por C. difficile anualmente en la región.
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