Aunque muchos pacientes eliminan alimentos por cuenta propia, expertos advierten que la urticaria crónica tiene un origen autoinmune y no suele estar relacionada con la dieta ni con fármacos.
Durante la Convención Anual de la Sociedad Dermatológica de Puerto Rico, se discutieron distintas patologías cutáneas, entre ellas la urticaria crónica, una condición muchas veces malinterpretada por su similitud con las reacciones alérgicas comunes.
El Dr. Hiram Ruiz, dermatólogo especializado en cirugía de Mohs, aclaró que este tipo de urticaria no suele estar relacionada con alimentos ni medicamentos, sino con un mecanismo interno del cuerpo.
"La urticaria es roncha. Y son ronchas que duran, por definición, más de seis semanas. Ya la urticaria crónica no tiene que ver con una exposición a algún alimento o medicamento, sino con un proceso autoinmune: el cuerpo produce demasiada histamina, y la histamina es la que se pega a la piel, causa vasodilatación y entonces forma la roncha", explicó el especialista.
Por otra parte, el especialista advirtió que la urticaria crónica puede asociarse con otras enfermedades autoinmunes, como el hipotiroidismo, la diabetes o ciertos tipos de artritis. Aunque se clasifica como "crónica" al superar las seis semanas, no significa que persista de por vida, ya que en muchos casos logra controlarse o incluso desaparecer con el tiempo.
"No se sabe qué puede desencadenarla ni tampoco cuándo va a terminar. Puede durar meses o incluso años, pero en la mayoría de los casos se controla o desaparece Aunque la definimos como crónica por durar más de seis semanas, no quiere decir que sea para toda la vida; la gran mayoría, después de unos meses o hasta años, se controla o se va", añade.
Además de las enfermedades autoinmunes, el Dr. Ruiz mencionó otros factores de riesgo que podrían influir en el desarrollo de la urticaria crónica, como antecedentes genéticos y condiciones ambientales extremas. Aunque los mecanismos aún no están del todo claros, enfatizó que el entorno tropical y los cambios climáticos podrían tener un impacto en la aparición de brotes.
"Estamos hablando de una enfermedad crónica, pero vivimos en una isla tropical donde hay mucho calor, cambio climático, temperaturas récord. Eso puede activar la urticaria, aunque no la crónica", señaló el especialista.
En cuanto al diagnóstico de la condición, el Dr. Ruiz señaló que suele ser clínico y relativamente sencillo, ya que las lesiones tienen características bien definidas: ronchas elevadas, rojizas, sin descamación y, en ocasiones, con sensación de calor. Cuando estas persisten por más de seis semanas, se considera urticaria crónica.
También se refirió a variantes específicas, como el dermografismo, un tipo de urticaria inducida por presión, donde la piel reacciona visiblemente a estímulos como el roce o el rascado, formando ronchas en cuestión de minutos.
En relación con las opciones terapéuticas, el Dr. Ruiz explicó que el tratamiento de primera línea para la urticaria crónica son los antihistamínicos, debido a que se trata de una condición asociada a una liberación excesiva de histamina.
Aunque en el pasado se empleaban medicamentos tradicionales como la hidroxizina o la difenhidramina, su corta duración de acción y los efectos sedantes han llevado a preferir antihistamínicos de segunda generación, más seguros y eficaces. En la mayoría de los casos, una dosis diaria es suficiente para controlar los síntomas, aunque en pacientes más severos puede ser necesario aumentar la dosis.
"Todo paciente empieza por antihistamínicos. Y es importante enfatizarlo, porque como ven que es una roncha, que es una alergia, muchos piensan que tienen que dejar de comer cosas o evitar medicamentos, pero la mayoría de los casos no tiene relación con lo que se come o se toma; es algo autoinmune", explicó el especialista.
Asimismo, el Dr. Ruiz recomendó que, en casos en los que la urticaria no responde a tratamientos tradicionales, el paciente debe acudir a un especialista, ya sea dermatólogo o alergista. Esto se debe a que las terapias de segunda o tercera línea, como los medicamentos biológicos, son costosas y requieren una indicación justificada por parte de un profesional para que puedan ser cubiertas por los planes médicos.
En cuanto a los avances más recientes, destacó que el dupilumab, conocido comercialmente como Dupixent y ya aprobado para condiciones como dermatitis atópica y pólipos nasales, ahora cuenta con indicación para urticaria crónica.
Esto representa una alternativa valiosa para los pacientes que no responden a la terapia convencional, ya que se trata de un medicamento con buen perfil de seguridad y potencial de uso creciente en estos casos.
Por otro lado, el Dr. Ruiz advirtió que, aunque es poco frecuente, en algunos casos la urticaria puede presentar complicaciones que requieren atención médica urgente.
"Aunque es raro, estos pacientes pueden desarrollar angioedema, que es hinchazón de la boca y dificultad respiratoria. En esos casos, no hay más que hacer que ir a la emergencia", señaló el especialista.
Desde el punto de vista emocional, el impacto de la urticaria crónica no debe subestimarse. Muchos pacientes llegan a la consulta frustrados, tras múltiples intentos fallidos con tratamientos caseros o automedicación, incluyendo cremas con alcohol o corticoides orales que ofrecen alivio temporal.
Esta experiencia puede generar un círculo vicioso entre el rascado, la irritación de la piel y la aparición de dermatitis secundaria, lo cual refuerza la necesidad de un abordaje médico integral.
Además, el Dr. Ruiz recordó que la mayoría de los casos de urticaria responden adecuadamente a antihistamínicos de primera o segunda generación y tienden a resolverse por sí solos. No obstante, insistió en que si los síntomas persisten, lo adecuado es acudir al médico general antes de saturar los servicios de urgencias con consultas que no representan verdaderas emergencias.