"Está demostrado, puede ser desencadenado por estrés que es el principal detonante del vitíligo"

Aunque no es una enfermedad contagiosa ni dolorosa, el vitíligo puede tener un fuerte impacto emocional debido a la visibilidad de sus lesiones.

Katherine Ardila

    Está demostrado, puede ser desencadenado por estrés que es el principal detonante del vitíligo

    El vitíligo es una enfermedad crónica de la piel que afecta aproximadamente al 1 % de la población mundial. Se caracteriza por la aparición de manchas blancas como consecuencia de la pérdida progresiva de melanocitos, las células encargadas de producir el pigmento cutáneo. Aunque puede manifestarse a cualquier edad, su diagnóstico es más frecuente entre los 20 y 30 años.

    Según la dermatóloga Natalia Velázquez, presidenta de la Asociación Colombiana de Dermatología, “el vitíligo se diferencia por una presentación muy característica: las lesiones comienzan como trastornos de hipopigmentación y progresivamente se tornan completamente blancas”.

    Una condición de origen multifactorial

    Además de su presentación clínica, el vitíligo tiene un origen complejo en el que convergen múltiples factores. Si bien su base es fundamentalmente genética, existen elementos autoinmunes y ambientales que influyen en la aparición y progresión de las lesiones cutáneas.

    Sobre este punto, la experta explicó que “esto tiene una connotación multifactorial, pero generalmente hay una fundamentación genética que, asociada con factores autoinmunes, hace que estas lesiones aparezcan”.

    Por lo general, las manchas se desarrollan de manera simétrica y pueden manifestarse desde edades tempranas, aunque los reportes clínicos coinciden en que su aparición es más común entre la segunda y la tercera década de la vida. A esto se suma el papel del estrés, tanto emocional como físico, que se ha identificado como uno de los principales detonantes.

    “Está demostrado que puede ser desencadenado por factores de estrés, que es el principal detonante. Incluso no solo está la parte emocional, sino también la parte del estrés físico”, añadió la especialista, quien también mencionó el fenómeno de Köbner como uno de los criterios diagnósticos: una lesión que se reproduce tras una agresión o fricción en la piel.

    Impacto emocional en zonas visibles

    Ahora bien, el vitíligo puede presentarse tanto en zonas expuestas como en áreas habitualmente cubiertas, y puede comprometer desde pequeñas regiones localizadas hasta extensas superficies del cuerpo. La visibilidad de las lesiones suele tener un impacto emocional significativo, especialmente cuando afectan áreas como el rostro o las extremidades.

    “Si bien es cierto que no es una enfermedad que duele, ni pica ni rasca, definitivamente es muy visual. Esto hace que, por ejemplo, en un adolescente le cause impacto y le pueda generar dificultad para compartir en el entorno”, señaló la dermatóloga.

    El aspecto clínico típico incluye máculas hipocrómicas o acrómicas, es decir, manchas blancas que pueden mantenerse estables o extenderse progresivamente. En la mayoría de los casos, estas lesiones son fácilmente identificables por el personal médico; sin embargo, en presentaciones atípicas o incipientes se requiere un diagnóstico diferencial más cuidadoso.

    Para estos casos, una herramienta complementaria es la luz de Wood, una lámpara que emite una fluorescencia violácea y permite visualizar lesiones no evidentes a simple vista. Esta tecnología también es útil para evaluar la evolución del tratamiento y el control de la enfermedad en consulta dermatológicas.

    La importancia de una orientación médica adecuada

    Asimismo, la especialista subrayó la importancia de buscar atención especializada ante cualquier alteración en la piel. Aunque el vitíligo no representa un riesgo para la salud física, su impacto visual puede generar angustia, especialmente en personas jóvenes o con lesiones visibles.

    “Siempre hemos dicho que cuando presenten algún tipo de afectación en la piel, es bueno consultar al dermatólogo, que es la persona indicada para evaluar este tipo de alteraciones”, recomendó Velázquez, quien también enfatizó la necesidad de un abordaje multidisciplinario en los casos en que exista un componente psicoemocional significativo.

    La especialista alertó sobre el uso de productos sin respaldo médico y los consejos que circulan en redes sociales, que muchas veces prometen curas sin evidencia científica. En su lugar, insistió en la importancia de la información verificada y el acompañamiento profesional.

    Por último, recordó que el vitíligo no es contagioso ni está relacionado con enfermedades graves como el cáncer. “Es una patología visual, sí, pero no tiene ninguna asociación con nada malo. Los pacientes pueden convivir en comunidad sin ningún problema”, concluyó. Reconocer esta realidad y brindar apoyo emocional a quienes viven con la enfermedad es parte fundamental del proceso de aceptación y tratamiento.



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