Tras infección respiratoria, paciente presentó dificultad para caminar y pérdida de equilibrio

El paciente presenta una neuropatía sensitivo-motora progresiva y crónica, con debilidad, pérdida de la sensibilidad vibratoria y táctil, así como alteraciones en la marcha y el equilibrio, lo que indica un compromiso neurológico difuso.

Katherine Ardila

    Tras infección respiratoria, paciente presentó dificultad para caminar y pérdida de equilibrio

    Un hombre de 57 años acude a consulta por presentar dificultad para caminar durante los últimos cuatro días, refiriendo una notable torpeza motora. El paciente describe tropiezos frecuentes con los escalones y la necesidad de apoyarse en el pasamanos para subir o bajar escaleras, lo que sugiere un compromiso del equilibrio. 

    Además, refiere haber experimentado entumecimiento y hormigueo intermitente en los pies, la pierna izquierda y las manos durante aproximadamente tres meses. Es importante destacar que no ha sufrido traumatismos recientes y que no presenta alteraciones visuales ni cognitivas.

    Antecedentes relevantes: una infección respiratoria como posible desencadenante

    Entre sus antecedentes médicos figuran hipertensión arterial bien controlada y alergias estacionales. Sin embargo, el dato más significativo es que, durante los últimos diez años, ha presentado episodios ocasionales de entumecimiento y hormigueo en extremidades, que siempre se resolvieron espontáneamente. 

    El paciente relata que hace cuatro años sufrió una infección respiratoria caracterizada por fiebre, tos productiva y sibilancias, que requirió atención en urgencias. Si bien los síntomas respiratorios mejoraron, el hombre siente que nunca se recuperó por completo a nivel neurológico. 

    Durante esa enfermedad y en el mes posterior, experimentó una torpeza al caminar similar a la actual. Aunque su marcha aparentemente volvió a la normalidad, percibió un déficit persistente; por ejemplo, al montar en bicicleta, notó una pérdida del mismo nivel de control en terrenos irregulares que tenía antes de la infección

    Los antecedentes familiares incluyen hipertensión y accidente cerebrovascular en su madre, y artritis reumatoide en su padre.

    Hallazgos del examen físico y neurológico

    Al examen físico, el paciente se presenta como un hombre de aspecto saludable. Su piel no muestra erupciones, hematomas o ictericia. La auscultación cardíaca y respiratoria es normal, y el abdomen no presenta hallazgos relevantes.

    El examen neurológico, no obstante, revela alteraciones significativas. No se observan espasmos ni fasciculaciones musculares, y los nervios craneales están intactos. Sin embargo, en la evaluación motora se objetiva una disminución de la fuerza (grado 4/5) en los cuatro miembros, ligeramente más acusada en la pierna izquierda. 

    Los reflejos osteotendinosos están disminuidos en la pierna derecha y en ambos brazos y pies, aunque no están abolidos. Las pruebas sensitivas muestran resultados críticos: hay una ausencia de sensibilidad vibratoria hasta las rodillas y los codos, una disminución de la sensibilidad táctil en los dedos de manos y pies, y una reducción de la sensibilidad al pinchazo en pies y manos. Finalmente, se constata una marcha inestable y una prueba de Romberg positiva, lo que confirma un grave compromiso de la propiocepción y el equilibrio.

    Discusión diagnóstica: Hacia la polineuropatía desmielinizante inflamatoria crónica (CIDP)

    El cuadro clínico, caracterizado por una neuropatía sensitivo-motora progresiva y crónica con patrón simétrico aunque con leves asimetrías, apunta hacia un diagnóstico de Polineuropatía Desmielinizante Inflamatoria Crónica (CIDP). 

    Esta condición se produce por una desmielinización de múltiples nervios periféricos, lo que explica la debilidad muscular y las alteraciones sensoriales distales que presenta el paciente.

    Según la autora, la Dra. Heidi Moawad, es fundamental diferenciar la CIDP de otras enfermedades neurológicas que pueden causar síntomas similares, como la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide con afectación neurológica o la esclerosis lateral amiotrófica. 

    La principal distinción se establece con el Síndrome de Guillain-Barré (GBS), que es una polineuropatía desmielinizante aguda. Mientras que el GBS suele estar precedido por una infección y puede ser potencialmente mortal debido al compromiso de los músculos respiratorios, la CIDP es una afección crónica que generalmente no presenta dicho riesgo vital. 

    Cabe destacar que algunos pacientes que han tenido un episodio de GBS pueden desarrollar posteriormente una CIDP, con episodios recurrentes de desmielinización que, por lo general, son menos graves que el evento inicial.

    La presentación de este paciente, con su historial de síntomas neurológicos crónicos y fluctuantes que parecen haberse exacerbado tras una infección respiratoria hace cuatro años, es altamente sugestiva de CIDP. 

    El diagnóstico se basa en la combinación de la clínica prolongada, los hallazgos neurológicos característicos y la exclusión de otras causas. Este caso subraya la importancia de una anamnesis detallada y un examen neurológico minucioso para identificar patologías desmielinizantes crónicas que pueden manifestarse de forma sutil y progresiva.



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