Durante el 2022, en Puerto Rico se reportaron 226 casos de leptospirosis.
Junto con el aumento de la globalización, el cambio climático y la expansión urbana, el creciente número de enfermedades infecciosas emergentes es motivo de preocupación. Entre las enfermedades infecciosas emergentes, más del 60% son zoonosis multihospedador, las cuales se clasifican como "desatendidas" debido al desconocimiento general de su epidemiología.
Tal vez la zoonosis desatendida más extendida en el mundo sea la leptospirosis, cuya incidencia mundial anual se estima en 1,03 millones de casos humanos, con una cifra prevista de 60.000 casos mortales.
La leptospirosis es una enfermedad infecciosa emergente causada por bacterias del género Leptospira, con al menos 15 especies patógenas conocidas que poseen más de 250 serovares. En reservorios naturales conocidos, como perros, roedores y ganado vacuno, la Leptospira persiste y se multiplica dentro de los túbulos renales, desde donde se dispersan por la orina de los huéspedes en movimiento por todo el paisaje local.
Una vez en el suelo y el agua, estas bacterias pueden permanecer viables durante varios meses y pueden infectar a especies susceptibles a través de heridas de piel abierta y membranas mucosas. Los humanos se infectan incidentalmente con Leptospira tras la exposición a suelos o aguas contaminadas con orina animal.
Países comúnmente afectados
La leptospirosis es una enfermedad endémica en países insulares del Pacífico Sur, pero también está extendida en islas del Caribe, como Haití, Jamaica, Martinica y Trinidad y Tobago.
Leptospirosis en Puerto Rico
En Puerto Rico, la leptospirosis se sospechó por primera vez en 1918 y se confirmó en 1939. Los datos actuales para la isla son limitados, pero la incidencia notificada ha aumentado en la última década.
La industria láctea en Puerto Rico comprende hasta el 25% de los ingresos relacionados con la agricultura y es históricamente el producto agrícola más importante de la isla. El empleo de regímenes de prevención de la leptospirosis para el ganado no elimina por completo la amenaza de contracción si los reservorios de la fauna silvestre mantienen este patógeno en el entorno de la granja.
La leptospirosis causa abortos, complicaciones en el parto y reducción de la producción de leche en el ganado. Debido al entorno compartido y al nivel de contacto con los animales, los trabajadores del sector ganadero corren el riesgo de contraer leptospirosis en las zonas donde está presente el patógeno.
Para disminuir las infecciones humanas por Leptospira es necesario determinar el papel de los reservorios animales en el mantenimiento del patógeno en el medio ambiente identificando las especies de fauna silvestre que potencialmente actúan como reservorios en las granjas y sus alrededores.
Estudio
Estudio proporcionó datos sobre la prevalencia de Leptospira en cuatro especies invasoras y plagas en granjas rurales de Puerto Rico; a saber, ratones domésticos (Mus musculus), dos especies de ratas (Rattus rattus y R. norvegicus), y pequeñas mangostas indias (Herpestes auropunctatus), que ahora son omnipresentes en toda la isla y conocidos reservorios de Leptospira. Se tomaron muestras en cinco localidades rurales en diferentes partes de Puerto Rico, se analizó el tejido renal para detectar el transporte renal de Leptospira, y se correlacionaron los datos de presencia y ausencia de Leptospira con las distancias individuales de los rasgos característicos dentro de cada localidad.
Resultados
Las cuatro especies de animales de las que se tomaron las muestras habían sido identificadas anteriormente como reservorios de Leptospira, con una alta prevalencia, es decir, 48% en ratones domésticos, 37% en ratas negras, 40% en ratas noruegas y 20% en pequeñas mangostas indias.
En ratones y ratas se detectaron dos especies de Leptospira, L. interrogans y L. borgpetersenii, mientras que las mangostas sólo albergaban L. interrogans. La falta de detección de L. borgpetersenii en mangostas, es potencialmente una función del pequeño tamaño de muestreo utilizado para los análisis de especies de Leptospira, es decir, siete individuos de 4 localidades. Dado que se observa una mayor prevalencia de L. borgpetersenii tanto en ratas como en ratones, también podría ser que las mangostas no entren regularmente en contacto directo con este patógeno debido a que las mangostas viven en densidades más bajas que los ratones o las ratas y a la corta persistencia ambiental de L. borgpetersenii fuera del hospedador.
Aunque las cuatro especies de mamíferos analizadas en el estudio dieron positivo para Leptospira, la prevalencia de Leptospira fue mucho mayor en ratones que en mangostas o en ratas negras o noruegas. Los resultados de este estudio sugieren que los ratones potencialmente juegan un papel más importante como reservorio de Leptospira en las zonas rurales de Puerto Rico que las ratas. Sin embargo, dado que los ratones excretan menos orina que las ratas, es probable que también liberen menos Leptospira al medio ambiente.
La captura de un gran número de roedores y mangostas con alta prevalencia de Leptospira en animales de todas las localidades apoya las sugerencias para la implementación de planes de manejo para el control de roedores y mangostas para reducir el riesgo de que las especies focales susceptibles (es decir, humanos y ganado) contraigan Leptospira.
Estos planes de manejo podrían enfocarse en todas las especies animales o en especies seleccionadas dependiendo de su abundancia en la localidad respectiva, y deberían incluir el monitoreo de la prevalencia de Leptospira en el ganado y en los suelos y aguas adyacentes para evaluar los riesgos ambientales de infección en las áreas rurales de Puerto Rico.
Consulte el estudio aquí